La Misión Vivienda asegura que en ocho años de vida ha entregado más de 2 millones de viviendas. Hace muy poco, el 22 de mayo el Gobierno anunció con fanfarria haber llegado a 2 millones 641 mil 110 viviendas entregadas. La cifra choca con la que el Banco Central de Venezuela (BCV) hizo pública la noche del martes sobre el comportamiento del sector construcción en los últimos cinco años en el país. Una caída de 95% en la construcción no se soporta con más de dos millones de viviendas nuevas entregadas. Así las cosas, quién dice la verdad, Miraflores o el Banco Central de Venezuela.
La Misión Vivienda asegura que en ocho años de vida ha entregado más de 2 millones de viviendas. Hace muy poco, el 22 de mayo el Gobierno anunció con fanfarria haber llegado a 2 millones 641 mil 110 viviendas entregadas. La cifra choca con la que el Banco Central de Venezuela (BCV) hizo pública la noche del martes sobre el comportamiento del sector construcción en los últimos cinco años en el país. Una caída de 95% en la construcción no se soporta con más de dos millones de viviendas nuevas entregadas. Así las cosas, quién dice la verdad, Miraflores o el Banco Central de Venezuela.
La cifra aportada por el Banco Central de Venezuela sí cuadra con la estimación de la Cámara Venezolana de la Construcción, que recientemente cifró en 95% la parálisis del sector y la pérdida de más de 1 millón 200 mil puestos de trabajo. Así lo informó el presidente de la CVC, Juan Andrés Sosa, quien aseveró que las empresas de construcción venezolanas tienen que “buscar nuevos horizontes” en pro de “contribuir a resolver los inconvenientes que se nos presentan”.
Lo cierto es que la caída del sector construcción es la más aguda de las diez áreas que midió el BCV entre el 2013 y el 2018. Sin aclarar cómo le fue a los privados y los públicos del ramo, el Banco Central de Venezuela no hace sino confirmar la postración de un área clave para la economía. De hecho, estudiantes del primer semestre de la economía ya lo tienen clave: el sector de la construcción genera una robusta cantidad de empleos, pero además mueve a otros, como el del transporte, el del comercio, el de la electricidad y hasta la manufactura.
Pero el “crash” económico que vive Venezuela, ahora revelado por el Banco Central, no se circunscribe solamente a la construcción. El comercio se contrajo casi un 80% en los últimos cinco años, clara señal de cómo la hiperinflación, cifrada por el ente emisor en 130.000% en 2018, pasa factura a la capacidad de compra del venezolano. De hecho, el Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas) estimaba en noviembre que una familia de cuatro personas necesitaba 67 salarios mínimos para satisfacer sus necesidades alimentarias y de bienes y servicios.
El BCV había dejado de publicar información macroeconómica hace tres años sin dar explicación. Previamente, había reducido paulatinamente los indicadores que divulgaba. Las vitales importaciones cayeron de 57.183 millones de dólares en 2013 a 14.866 millones en 2018, dato que explica la severa escasez de bienes básicos, lo cual impacta igualmente en la formación de precios.
Otro tanto ocurre en un sector estrechamente ligado al comercio, el de la manufactura, cuyo retroceso, según la data del BCV, es de un 76,3%. La vital actividad petrolera se contrajo un 47,5%, eso quiere decir que los ingresos de la República en divisas cayeron en casi la mitad, toda vez que de cada 100 dólares que se inyectan en la economía venezolana 96 provienen de la renta petrolera.
El Producto Interno Bruto, en tanto, se contrajo 52,4% entre 2013 y 2018, de acuerdo con los números del BCV, de línea oficialista. La variación está calculada hasta el tercer trimestre de 2018. La caída del PIB fue de 18,6% en 2017 y 19,2% hasta el tercer trimestre del año pasado.
Así las cosas, Henkel García, director de la firma Econométrica, la data del BCV «confirma que la mayor parte de la destrucción de la economía ocurrió mucho antes de las sanciones». Tesis en la que coincide el economista zuliano Óscar Morales, quien agrega: “Se confirma que el desplome económico se empezó a germinar mucho antes de la aplicación de las sanciones estadounidenses”.
De acuerdo con Morales, “el hundimiento de los ingresos petroleros está explicado más por los problemas de gestión que por las sanciones extranjeras”. De hecho, la crisis eléctrica que azota al país aceleró la caída de la producción petrolera al borde de los 700 mil barriles diarios, menos que Colombia, algo que parecía impensable. Según estimaciones preliminares, el “crash” de la economía venezolana pudo haber devorado, en una visual optimista, 170 mil millones de dólares del PIB real, algo así como “cifras de un país en guerra o que sufre una epidemia”, agrega el economista Morales.
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