Cuando han transcurrido 100 días desde que el presidente encargado Juan Guaidó asumió en Venezuela, la crisis en todos los órdenes que vive la nación remite al pasado y lleva a muchos a preguntarse cómo colapsó el rico país petrolero, mientras varias incógnitas se ciernen sobre la polarizada nación cuyo futuro sigue siendo incierto.
¿Qué pasará en Venezuela? ¿Cuánto tiempo más podrán los venezolanos resistir los apagones, la carencia de alimentos, de medicamentos, de servicios básicos? ¿Es posible la reconciliación en Venezuela? ¿Cómo avanzar hacia un plan país donde haya justicia y seguridad?.
En busca de respuestas la Voz de América conversó con expertos, políticos y venezolanos de a pie, todos interesados en arrojar luz, -y soluciones-, a una crisis que hace 20 años era impensada para los venezolanos.
En lo político, aunque de manera firme el gobierno interino que lidera Guaidó ha ido ganando apoyo dentro y fuera del país, en gran medida su proyecto sigue atado de manos toda vez que el gobierno en disputa de Nicolás Maduro controla el ejército, cuyo alto mando le juró lealtad.
Los venezolanos continúan saliendo a las calles a protestar por las malas condiciones de vida y para respaldar cada nueva convocatoria de Guaidó, pero la mayoría no tiene otra alternativa que regresar pronto a la cotidianidad que impone llevar qué comer a la mesa para subsistir.
Hacia la nueva era
Para algunos, las señales de cambio aún no son claras. Pero lo que sí es seguro, es que la tarea de reconstrucción del país va a ser de tal magnitud, que todo debe estar listo para cuando llegue el momento indicado.
Resucitar la economía y cómo hacerlo es una de las tareas más urgentes: «Dentro de la reactivación de la economía nacional, hay que pensar en crear una economía diversa, no dependiente del petróleo», dijo David Smolansky, encargado en el gobierno interino de la situación de los migrantes venezolanos que han escapado huyendo de la crisis.
El desafío es tal que el mapa de ruta exigirá tomar medidas que tocarán fibras profundas del propio ser venezolano. Analistas consultados por la VOA sostienen, por ejemplo, que serán imprescindibles medidas drásticas.
«A muchas empresas habrá que tratar de rescatarlas y privatizarlas. Empresas del sector hotelero y el sector agrícola, habrá que rescatarlas y privatizarlas», dijo el economista y presidente de Polinomix, Gustavo Rojas. Incuso algunos apuestan a que sea esa también la suerte que deberá correr la descapitalizada PDVSA.
Seguridad ciudadana
Junto a la economía, la estabilización del país requiere además garantizar seguridad ciudadana, coinciden los analistas. El experto en Seguridad Nacional, Joseph Humire, sugiere un «Plan Venezuela», similar a al implementado en Colombia con propósitos similares.
«Si nosotros queremos que más de cuatro millones de venezolanos que se han ido del país, en contra de su voluntad, vuelvan, necesitan un país seguro, un país donde los niños puedan jugar en una plaza a las 10 de la noche y no sean víctimas del hampa», dijo Smolansky.
«Un país donde los policías o fuerzas de seguridad, no tengan un color político (…) y que sientan orgullo por portar su uniforme», agregó.
La justicia
Otro de los desafíos para los venezolanos será restablecer la confianza en la justicia, como fundamento para conseguir la estabilidad y el progreso de la nación.
El director para las Américas de la ONG Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, ha dicho que se requieren decisiones rápidas y certeras para garantizar el restablecimiento de la independencia del sistema judicial.
Además de fundamentar el restablecimiento de la democracia, el sentido de justicia implica retos adionales en los pasos que enfrentarán los venezolanos en su búsqueda de una paz y una seguridad sostenibles.
«La gente tiene que sentir que hay ciertos hechos y crímenes de lesa humanidad que no tienen forma de ser simplemente olvidados, sino que requieren, precisamente, que las víctimas vean a sus victimarios como mínimo asumiendo las responsabilidades ante los ojos de la justicia», dijo el exministro de Defensa de Colombia y exembajador en EE.UU., Juan Carlos Pinzón.
La reconciliación
Analistas explican que la reconciliación, vital para consolidar el camino democrático, es tal vez lo que más tiempo tomará en la nación sudamericana, dividida como está entre bandos políticos que no encuentran ya razones para sentarse a la mesa de diálogo.
En su lugar, se ha impuesto una retórica hostil que apunta al blanco del adversario y que se expresa con vehemencia en las calles de Venezuela. Los analistas presentan dísimiles salidas que apuntan a cada uno de los complejos problemas que encaran los venezolanos.
«Nosotros como sociedad, tenemos una gran reflexión que hacer. ¿Cómo llegamos hasta este punto?», dijo a la VOA Francisco Márquez, asesor político del embajador del gobierno interino de Venezuela en Washington.
Vivanco sostiene que la justicia es clave como paso previo: «Antes de apurarnos a hablar de reconciliación, hay que hablar de justicia. Y la justicia se logra esclareciendo los hechos, determinando responsabilidades y castigando penalmente, con la privación de la libertad, proporcionalmente a las atrocidades cometidas».
Pero un proceso de reconciliación no es posible, creen muchos, con los que gestaron la grave crisis que sufre Venezuela.
«La reconciliación, en todo caso, es entre los ciudadanos de a pie, entre aquellos que llegaron a simpatizar en algún momento por (Hugo) Chávez, hace unos años (…) ¿Pero puede haber reconciliación con Diosdado Cabello? ¿Puede haber reconciliación con Tarek el Aissami? (…) Creo que aquí hay que poner los puntos sobre las íes», dijo Smolansky.
Por estas condiciones, la reconciliación nacional trasciende los desafíos que incluyen la reparación en los ámbitos de la economía, la seguridad y la justicia. Y aunque décadas tarde, comenzar a tejer un mapa de ruta en estas áreas, permitirá consolidar la reconstrucción del tejido social y la democracia en Venezuela.
VOA