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Venezuela y las tensiones comerciales agitan inquietud en el FMI y el BM

Posted on: abril 14th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

Las tensiones comerciales y la crisis de Venezuela centraron esta semana las discusiones de la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM), en las que se volvieron a constatar los límites del multilateralismo.

 

 

Además, y pese a un cierto optimismo ante un probable repunte de finales de año, los ataques del presidente estadounidense, Donald Trump, a la Reserva Federal (Fed) han renovado el estupor entre los participantes.

 

 

«Estoy preocupado por la independencia de los bancos centrales en otros países, sobre todo en la jurisdicción más importante del mundo», dijo este sábado Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), en un comentario tan explícito como poco habitual sobre Estados Unidos.

 

 

Ese mensaje no pareció afectar a Trump, quien este domingo reiteró en un tuit que «si la Fed hubiera hecho bien su trabajo, algo que no ha pasado, la bolsa habría subido» más y el PIB de EE.UU. «habría superado el 4 % en lugar del 3 %, sin casi inflación».

 

 

La independencia de los bancos centrales es una de las bases de la ortodoxia económica, por lo que las recomendaciones de Trump de que la Fed recorte los tipos de interés han supuesto una nueva fuente de inquietud.

 

 

No son, sin embargo, aisladas, ya que otros países como Turquía e India han expresado incomodidad con la política monetaria de sus bancos centrales.

 

 

El encuentro, en el que coinciden ministros y banqueros centrales de todo el mundo, supone un termómetro sobre la salud de la economía global y la efectividad del multilateralismo para resolver los retos.

 

 

De nuevo se reivindicó la importancia del libre comercio y, de nuevo, Trump hizo oídos sordos al anunciar nuevas amenazas de aranceles, en esta ocasión a la Unión Europea (UE), desde la Casa Blanca, apenas a cuatro manzanas de la sede del FMI en Washington.

 

 

Todo ello en un entorno mundial sumamente complejo, con altos niveles de deuda global y unas «condiciones financieras muy volátiles», que han provocado una ralentización económica.

 

 

Las nuevas previsiones del Fondo para este año son del 3,3 % para la economía global, 2 décimas menos que en enero, y el menor ritmo desde 2009.

 

 

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, repitió durante la semana el mantra del «momento delicado» de la economía mundial, algo de lo que se hicieron eco otros asistentes.

 

 

«Hay mucho ruido en la economía global, los inversores están aplazando sus decisiones» a la espera de que se aclaren las perspectivas, señaló Carlos Urzúa, secretario de Hacienda de México, en rueda de prensa.

 

 

A esta larga lista de incertidumbres, se suma la «dramática» situación que vive Venezuela, en palabras de Lagarde.

 

 

En casi todas las reuniones, comentaron varias fuentes participantes, la crisis venezolana fue uno de los temas a tratar y de los que más preocupación generó.

 

 

En una entrevista con Efe el jueves pasado, Lagarde aseguró que la institución está lista para el día en que Venezuela «diga: por favor, vengan a ayudar», aunque remarcó que el respaldo necesitado será «enorme».

 

 

Además, la crisis venezolana tiene múltiples aristas más allá de la economía, como la migratoria, con implicaciones en toda la región.

 

 

Axel van Trotsenburg, vicepresidente del BM para América Latina, remarcó que la «masiva y rápida migración» desde Venezuela es un desafío humanitario «sin precedentes» en la región, con más de 3,7 venezolanos que han abandonado el país en los últimos años.

 

 

Trotsenburg subrayó que es «la segunda mayor crisis» de desplazados en el mundo, después de la provocada por la guerra en Siria.

 

 

 

Pero el diagnóstico y la voluntad de gran parte de la comunidad internacional de ofrecer ayuda a Venezuela, cuya trágica situación económica nadie rechaza, choca con cuestiones de orden geopolítico.

 

 

La normativa del Fondo impide que ofrezca asistencia al líder opositor Juan Guaidó, que se proclamó presidente en enero pasado tras declarar ilegítimo el nuevo mandato de Nicolás Maduro, mientras no haya consenso entre sus miembros sobre si le reconocen.

 

 

Más de 50 países, liderados por Estados Unidos y la mayor parte de Latinoamérica, han reconocido a Guaidó como presidente interino de Venezuela, pero algunas naciones con importante peso dentro del FMI, como Rusia y China, siguen respaldando a Maduro.

 

 

«Hay algunos miembros examinando su posición, y en cuanto eso ocurra y podamos identificar a las autoridades, estamos preparados para actuar, y desplegar todos nuestros recursos si se nos pide ayudar, junto con otros», dijo Lagarde este sábado.

 

 

Preguntada por Efe por si había conversado últimamente con Guaidó o Maduro, la directora gerente, negó cualquier contacto, en un reconocimiento implícito del estancamiento.

 

 

«No, no he tenido conversaciones con ninguno de los dos», recalcó Lagarde. EFE

Venezuela ya fue invadida

Posted on: abril 14th, 2019 by Laura Espinoza No Comments

 

 

El debate sobre la posible invasión militar de Estados Unidos a Venezuela es un parapeto o cortina de humo, cuyo propósito es evidente y descarado: poner en segundo o en tercer plano, o simplemente desconocer, que el territorio venezolano ha sido invadido, una y otra vez, y que hoy está ocupado por varias fuerzas militares extranjeras.

 

 

Estas invasiones se han ido sumando en las últimas dos décadas. Tuvieron su comienzo tras la visita que Hugo Chávez hizo a La Habana en noviembre de 1999. En el contexto de un partido de beisbol entre las selecciones de los dos países, Chávez dijo que las revoluciones de Cuba y Venezuela comparten los mismos objetivos. “Aquí estamos, tan alertas como siempre, Fidel y Hugo, luchando con dignidad y coraje para defender los intereses de nuestro pueblo y para dar vida a las ideas de Bolívar y Martí”. Casi un año después, el 30 de octubre del año 2000, se firmó el Convenio Integral de Cooperación, por el cual Venezuela comenzó a entregar petróleo y productos derivados a Cuba, 53.000 barriles diarios a precios irrisorios, a cambio de recibir asistencia técnica en áreas como la salud. Allí se autorizó el ingreso de los primeros médicos cubanos a Venezuela, que llegaron escoltados por funcionarios militares y del servicio de inteligencia. El convenio, que definía una duración de 5 años, dejaba abierta la posibilidad de ampliar los campos de supuesta cooperación.

 

 

Tras ese primer paso, comenzó la invasión militar de Cuba a Venezuela. En el año 2002, por ejemplo, Cuba avanzó en el control de la seguridad de Chávez. En noviembre de 2004, acompañado por funcionarios militares, Chávez viajó a Cuba, entre otras cosas, para celebrar el décimo aniversario de su primera visita a ese país, que se había producido en 1994. A partir de ese momento, la invasión se intensificó. En el año 2005, de acuerdo con diversos testimonios, oficiales cubanos comenzaron a tener presencia en Venezuela como asesores, supervisores y en tareas de vigilancia y espionaje de los militares venezolanos. El convenio firmado entre Padrino López y su homólogo cubano, Cintra Frías, en junio de 2015, no fue sino una formalidad, para darle un cariz de legalidad, a programas y actividades de militares cubanos en Venezuela, cada vez más extendidos, desde 2005.

 

 

Es importante entender que la invasión cubana no es exclusiva ni excepcional. Se ha tratado de una política diseñada y estimulada por Chávez y su régimen. Nadie debe olvidar la gira de Chávez, de agosto de 2000, durante la cual visitó Irán –gobernado entonces por Mohamed Jatamí–, Irak –por Sadam Hussein–, Libia –Muamar Gadafi– y Argelia –Abdelaziz Buteflika, que acaba de ser depuesto por las protestas del pueblo argelino, luego de treinta años en el poder–, entre otros. Como se dijo entonces, Chávez tomó “un intenso taller” con algunos de los líderes del terrorismo mundial. Nadie debe olvidar tampoco que, entre los años 2005 y 2007, Chávez y Ahmadinejad se dedicaron a cortejarse: Chávez viajó 3 veces a Irán y el iraní le correspondió con 2 visitas a Caracas. Tanto en 2005 como en 2006 se firmaron acuerdos cuyos contenidos no fueron divulgados claramente. En 2007 se informó que existían 186 acuerdos entre ambos países. Fue entonces cuando comenzaron los vuelos semanales entre Caracas y Teherán, que han sido denunciados, una y otra vez, por organismos de inteligencia. En esos vuelos, muchos de ellos no registrados, habrían ingresado oficiales y terroristas que viven en Venezuela bajo la protección de las autoridades.

 

 

 

En el caso de Rusia, basta con hacer una rápida búsqueda por Internet para remitirse a hechos que arrancaron en 2004 con las compras de armas, que no han cesado desde entonces. El capítulo de la presencia militar rusa en Venezuela incluye actividad de asesores militares en suelo venezolano, entrenamiento de oficiales, entrenamiento de pilotos (como el caso de los Tupolev, en 2008), sistemas de inteligencia, acción propagandística a través de las redes sociales y mucho más, todo ello sin contar con la extendida presencia de Rusia en actividades económicas estratégicas, como la producción minera y petrolera.

 

 

En un artículo que publiqué a comienzos de febrero, denuncié la presencia documentada de Hezbolá en Venezuela, y también en la llamada “triple frontera”, región constituida por territorios de Brasil, Argentina y Paraguay. Añadía, y debo repetirlo aquí, que entre las fuerzas militares extranjeras que ocupan nuestro país están el ELN, Ejército de Liberación Nacional de Colombia, que, además de asesinar impunemente a soldados venezolanos, controla operaciones mineras en el sur del país y mantiene actividades en 12 estados bajo la protección de distintas autoridades.

 

 

A ello hay añadir la presencia de la narcoguerrilla terrorista de las FARC, que tiene, especialmente en los estados Táchira, Trujillo, Barinas, Mérida y Portuguesa, propiedades, centros vacacionales, clínicas y quirófanos, hoteles y fincas para la realización de entrenamientos, así como una amplia licencia para realizar actividades delictivas que les permitan financiarse.

 

 

Pero todavía es necesario agregar la presencia del ejército criminal, integrado por colombianos, ecuatorianos, mexicanos, peruanos y venezolanos, paramilitares que operan para el Cartel de los Soles, que actúan con total impunidad en territorio venezolano, protegido por los uniformados que dirigen operaciones de transporte y distribución de drogas hacia América Central, Norteamérica, Europa y los puertos de África en el Atlántico.

 

 

Venezuela está ocupada. Esos ejércitos extranjeros son, en realidad, una de las fuerzas que les permite mantenerse en el poder. Esto es una realidad que debe difundirse. Existen testimonios que señalan cómo miembros de las FARC y del ELN se han sumado a las bandas paramilitares –colectivos– que operan en Táchira y Mérida.

 

 

Entre las muchas luchas que corresponde dar a los demócratas venezolanos, de forma simultánea, esta tiene especial relevancia: hay que exigir que las fuerzas militares que hoy ocupan nuestro país salgan de inmediato.

 

 

Editorial de El Nacional