Javier Ignacio Mayorca, Roberto Briceño-León y Fermín Mármol García coinciden en que son grupos civiles apaciguadores de las acciones de calle. Creados en tiempos de Hugo Chávez tienen una fachada social, pero su actividad está al filo de lo delincuencial
“¡Atención a los colectivos!” es una frase reiterativa en las alocuciones de Maduro, transmitida además en cadena nacional de radio y televisión, para alertar sobre los posibles ataques que, refiere el mandatario, son planes emanados desde el exterior y puestos en marcha por simpatizantes de la derecha venezolana.
Estos grupos civiles armados actúan con licencia para arremeter contra la población, agredir a periodistas y hurtar sus equipos y, en ocasiones, accionar sus armas de fuego en las protestas antigubernamentales. Todo esto ha quedado registrado en videos y ha sido difundido a través de las redes sociales.
Hasta ahora ningún representante del gabinete ejecutivo los ha cuestionado, mucho menos los que dirigen los planes de seguridad en el país.
Javier Ignacio Mayorca, periodista y especialista en temas de seguridad, indicó que los colectivos son parte de grupos armados y perfeccionaron sus tácticas con ejercicios militares de acción integral Ana Karina Rote, realizados en todo el país los pasados 16 y 17 de marzo.
“Ahora son parte de un conglomerado que actúa en defensa de lo que el gobierno llama soberanía nacional. Pero existe otro elemento que se les agrega y es que quieren ampliar el rango de sus atribuciones y operaciones con esquemas de guerra prolongada, en situaciones de conflicto interno o factores de intervención militar”, explicó Mayorca.
De la génesis, a la represión controlada
Los colectivos surgieron durante el mandato del fallecido Hugo Chávez. El abogado y criminalista Fermín Mármol García indicó que a estos grupos civiles se les financió y se les encomendó la función de proteger a las personas pobres de los barrios, sobre todo de la parroquia 23 de Enero.
“Eran promotores y guardianes de la revolución bolivariana. Se les veía en las concentraciones oficialistas con banderas rojas y negras, pañuelos a la mitad del rostro y hasta con vestimenta paramilitar. Luego se fotografiaban con las armas y el resultado es lo que tenemos ahora”, indicó.
“En el gobierno de Maduro, estos grupos dan a entender que tienen el poder de ir más allá de la represión y, con sus armas automáticas, se oponen a manifestantes, porque es la orden. Desde los barrios, proyectan una fachada social pero combinan sus actividades políticas con otras formas de crimen organizado, empiezan a tener una abierta actuación delincuencial”, afirmó.
Roberto Briceño-León, sociólogo y director de la ONG Observatorio Venezolano de Violencia, indicó que los colectivos cumplen una función política: son represores y apaciguadores de las protestas.
“Es una forma en la cual el gobierno, ante la dificultad de hacer actuar a las fuerzas militares, deja que los colectivos actúen porque tienen licencia para hacerlo y además, el llamado se les ha hecho públicamente. De alguna manera, el presidente les ha hecho el llamado y legitimado la acción”, sostuvo.
Algunos de los grupos
El colectivo La Piedrita: instalado en el 23 de Enero. Fue creado en 1985 por Carlos Ramírez y Valentín Santana.
Los Tupamaros: de tendencia marxista-leninista. Creado en 1989, después del Caracazo. Apoyaron la candidatura de Chávez con el lema Comuna o nada. Fueron represores de las protestas del 2014.
La Coordinadora Simón Bolívar: se autoproclama como uno de los colectivos fundadores. En los últimos tiempos se ha enfrentado a La Piedrita por cuestiones de disputa de poder.
El colectivo Alexis Vive: nació con el golpe del 2002 y se le atribuye el ataque armado a Fedecámaras.
El Nacional