El ex alcalde metropolitano de Caracas señala que el gobierno debería ser el más interesado en permitir una investigación independiente sobre el deceso del concejal y dirigente de Primero Justicia, Fernando Albán
Considera que la asamblea nacional constituyente está desmantelada y que el Estado venezolano es “prácticamente inexistente”.
AUNQUE EL CONSEJO NACIONAL Electoral (CNE) ilegalizó a su partido Redes, Juan Barreto las sigue tejiendo. Mientras apoya una iniciativa del “chavismo originario” para impulsar una “nueva agenda alternativa bolivariana”, el ex alcalde metropolitano de Caracas cuestiona el desempeño de la Asamblea Constituyente y considera “sospechoso” que no se haya presentado al país el proyecto de Carta Magna que supuestamente se está elaborando en ese foro.
– ¿Cómo evalúa la situación del gobierno en este momento?
– En medio de la grave situación que sacude al país, el gobierno ha logrado eliminar obstáculos, reducir y neutralizar opositores, y se encuentra en un buen momento. Dice un estudio que llevó a cabo la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) que se encuentra en su mejor momento desde 2013. No sé si será así, pero sí se percibe que el gobierno ha logrado estabilizarse más que legitimarse. Y la estabilización se parece mucho a la legitimidad, lo que no quiere decir que la tenga o no. El gobierno ha logrado soportar los embates de la crisis y de la oposición. Esto le permite un buen nivel de capacidad de maniobra, le ha permitido tomar un conjunto de medidas, pactos y acuerdos, muchos de los cuales no se conocen en su totalidad y en profundidad, con empresas transnacionales para tratar de conseguirle salida a la situación económica. Esto le ha permitido consolidar los negocios del Arco Minero, un cierto nivel de apertura petrolera entregando en concesiones parte del gas de oriente a Shell y a otras transnacionales, los negocios con Halliburton para la recuperación de los pozos residuales en el Zulia. La cartera de negocios del gobierno poco a poco se ha ido abriendo en la misma medida en que ha logrado estabilizarse en el poder.
– ¿Y cómo ve al chavismo?
– El chavismo no es un objeto. El chavismo es un movimiento en proceso y como tal tiene contradicciones, tiene corrientes, está compuesto de distintas fuerzas, y un conjunto de fuerzas y de corrientes han logrado una alianza que se perfila estratégica pero que por ahora es táctica y eso le ha permitido mantenerse en el poder haciéndose del gobierno. Ahora, esas no son las únicas corrientes chavistas. El propio Chávez llega al poder luego de forjar una amplia alianza donde había sectores como Luis Alfonso Dávila, el último presidente del Congreso, Willian Lara que venía del Partido Comunista, Luis Miquilena que venía de la socialdemocracia de derecha, José Vicente Rangel… en fin, Chávez logra una suma de factores de la ultraizquierda hasta la derecha y todo eso se sigue expresando, todo eso es chavismo.
Tenemos chavistas que tienen interpretaciones del pensamiento de Chávez, que de algún modo es ambiguo, amplio, contradictorio, no presenta obra escrita, muy conjetural porque nunca pasó de la fase oral a la escritural, es muy emotivo. Dependiendo del nivel de aproximación al objeto chavismo es que podemos ver o no las contradicciones. Dentro de los chavismos hay una lucha por la hegemonía del significante. Cuando Rafael Caldera y la IV República fueron dominantes, Bolívar era rezandero, hogareño, amaba mucho a su esposa, Manuelita Sáenz era un personaje oscuro. Cuando Chávez llega al poder, reconstruye a Bolívar y el significante es actualizado desde un Bolívar radical, republicano, avanzado, de liberalismo social. Ese trabajo de resignificación que hizo Chávez con Bolívar está planteado hoy con Chávez. Hay Chávez para distintos usos, el Chávez que nosotros reivindicamos es el Chávez del poder constituyente, que habla de democracia directa, participativa y protagónica.
– Al margen de los conceptos, están los dirigentes de carne y hueso en funciones de gobierno, siempre rodeados por rumores de posibles diferencias y disputas por el control del poder. ¿Esas supuestas fricciones atentarían contra la estabilidad del gobierno?
– Que haya contradicciones entre ellos me parece natural, eso no es noticia ni tiene que alarmar. Igual que la oposición de manera tremendista trató de mostrarse como un espacio armonioso, santificaron de manera metafísica la unidad y ahora que están separados nadie cree en ellos, porque el único valor que proyectaron es que estaban unidos, y ahora que no están unidos no tienen nada que decir.
Ellos (los altos jerarcas del gobierno) por ahora se mantienen unidos, han tenido la madurez de comprender que juntos pueden abrir la caja fuerte, separados no porque cada uno de ellos tiene un número. Ellos han tenido la sutileza de mantenerse unidos a pesar de sus diferencias. Ha sido bueno para ellos, les ha permitido gobernar, estabilizarse. Ahora, es un gobierno colegiado, sin duda, donde se reparten el poder, donde cada uno tiene cuotas, donde a veces unos están más cerca del centro y otros están más en la periferia, donde hay acuerdos parciales y circunstanciales de carácter coyuntural por determinadas posiciones de poder y eso se siente en la toma y no toma de decisiones. Es decir, que sus propias contradicciones son tales que evitan que se tomen decisiones rápidas y que terminan ralentizando la naturaleza del gobierno. El sector del chavismo que se encuentra en el control del gobierno es profundamente heterogéneo también.
– Alrededor de las causas de la muerte del concejal Fernando Albán también se han tejido hipótesis sobre divisiones dentro del chavismo, que van desde peleas por el control del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) hasta sabotajes contra un posible intento de negociación con Estados Unidos. ¿Lo cree verosímil?
– Hay posiciones de extrema especulación. Sobre ese caso, lo único que puedo decir es que a quien más le conviene una investigación imparcial de este hecho extraño, inusual y extraordinario es al gobierno. No se puede despachar con una nota de prensa. Te pongo un ejemplo: Jorge Rodríguez fue asesinado y Octavio Lepage salió apresurado en televisión diciendo que había muerto de un infarto en los calabazos de la Disip. Al día siguiente, José Ramón Medina, fiscal general de la República, exigió como poder autónomo del Estado una investigación independiente. Y cuando llegaron los fiscales y vieron el cadáver en la morgue, se dieron cuenta de que había sido torturado. José Ramón Medina le dijo al ministro de Relaciones Interiores que cambiara su declaración y Octavio Lepage volvió a salir por TV y dijo que luego de un análisis más exhaustivo con la presencia de los fiscales, se había enterado de que Jorge Rodríguez murió víctima de una situación irregular que podría configurar exceso policial. En plena IV República, un ministro cambia su versión, acepta la versión del fiscal y acepta que se lleve a cabo una investigación. Sin embargo, nosotros militantes de la Liga Socialista en su momento seguimos diciendo hoy que fue asesinado por Carlos Andrés Pérez y Lepage porque eran los que tenían en sus manos la custodia de Jorge Rodríguez.
Entonces, si este señor (Albán) independientemente del delito que se le impute o de sus prácticas personales, se suicidó o no se suicidó, no soy yo quien tiene que calificarlo. No me voy a poner al servicio de ninguno de los dos extremismos. El gobierno debería investigar bien, crear una comisión mixta integrada por diputados que seleccione la Asamblea Nacional, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), y representantes de la Asamblea Constituyente, y que todos conformes firmen un acta y se tendrá un resultado. Si eso no se hace, quedan dudas, queda el resquemor y se le echa más leña al fuego de la polarización. Todo pareciera indicar que no hay mucha voluntad política en los organismos de seguridad del Estado, el ciudadano fue enterrado, ya la investigación se hace más difícil, y la versión policial ha sido refrendada, todo parece que se va a quedar de esa manera. Lo más prudente hubiese sido dar señales de apertura, de amplitud, de que no había nada que esconder y permitir una investigación concienzuda.
– ¿Qué dice este hecho sobre la naturaleza del gobierno?
– Por lo menos existe impericia en el tratamiento de los presos. Eso en primera instancia. Y tienen que establecerse responsabilidades, porque así como existe el homicidio culposo, en todo caso, si el hombre se les escapó de las manos, eso tiene que aclararse, quiénes estaban custodiando y por qué se les fue, cómo fue eso de que pidió permiso para hacer una cosa y terminó en el pavimento. El Estado tiene que asumir esa responsabilidad porque estaba en sus manos. Incluso, se conoce la figura de la indemnización. Por lo menos, el Estado debe indemnizar a los familiares porque esa persona estaba en sus manos.
– ¿Cómo afecta este caso al gobierno?
– Eso no va a tumbar al gobierno, pero crea malestar, deslegitima, en el ámbito internacional golpea. Por eso digo que hay que darle satisfacción incluso a algunos órganos internacionales como la Unión Europea, que han venido pidiendo explicaciones sobre este caso. Entonces, quedaría una mancha más sobre el gobierno venezolano. No creo de verdad que Maduro o el ministro dieran órdenes de asesinar. Eso no lo creo, pero quienes resultan afectados por esto son ellos. Es el gobierno el que se ve afectado y sus principales figuras. Por eso deberían ser los más interesados en que se investigue hasta las últimas consecuencias.
– Otro debate que se basa en rumores apunta hacia un inminente referendo para aprobar la nueva Constitución.
– De manera sospechosa no se conoce un solo papel de trabajo sobre un solo artículo, eso contrasta mucho con el espíritu y propósito de lo que hemos denominado chavismo, donde Chávez convocó al poder originario a conocer un papel de trabajo que él presentó de manera pública y entregó a los constituyentes para que se llevara a cabo un proyecto de Constitución. Lo mismo hizo cuando la reforma. El chavismo como movimiento es un espíritu discutidor, participativo, de democracia directa que no se está viendo en este caso. Ni siquiera sé cuál es el objetivo de ese proyecto de reforma constitucional. Elías Jaua, quien viene de ser vicepresidente y ministro del gabinete, decía que había un secretismo, que ni él mismo conocía (el texto).
– ¿En esas condiciones pueden impulsar un nueva Constitución?
– Otro de los problemas que tienen es que esos constituyentes uno no sabe si son poder originario o constituido, entran y salen del gobierno. Un constituyente puede pensar: si soy genuflexo, si me callo, si voto lo que me están diciendo, de repente me nombran ministro. Entonces, pueden desde el Ejecutivo manejar constituyentes. No digo que eso esté pasando, seguramente no, pero podría pasar. Cómo es eso que un constituyente termina siendo alcalde, gobernador y ministro. Para qué se metió a constituyente. Y por qué el Ejecutivo no respeta su rango y su carácter de constituyente. Si acepta, está dejando sin representación a gente que votó por él.
Esa Asamblea Constituyente fue desmantelada, hay más de 40 constituyentes que ya no lo son. Entonces, ¿tiene esa Constituyente la legitimidad de origen que se supone debería tener? En estos días el presidente Maduro decía un dislate, pobrecito, el cansancio: “mandaré a la Constituyente el proyecto tal para que me aprueben”… pero ya va, déjeme explicarle: la Constituyente es plenipotenciaria, es un suprapoder que está por encima del Estado, eso no es una Asamblea Nacional, no es una Habilitante.
El Estado de Derecho es como frágil. El rentismo es un modo de organización del capitalismo criollo que tiene una forma de expresión que es el patrimonialismo, que se ejerce de manera despótica. El patrimonialismo es creer que el Estado le pertenece a una élite. Entonces, el comportamiento no es de servidor público sino de propietario del Estado, por eso las instituciones se hacen frágiles. El funcionario llega por compadrazgo a ejercer una vocación de mando discrecional. Estamos en presencia de un Estado débil, prácticamente inexistente, donde el funcionariado sustituye al Estado.
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