El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, criticó por segunda vez en una semana las sanciones internacionales impuestas al país asiático, a las que calificó como un «serio revés» para su desarrollo, informaron los medios estatales norcoreanos.

«Las persistentes sanciones y obstáculos de las fuerzas hostiles son un serio revés para el avance de nuestro socialismo», dijo Kim, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias KCNA, durante su inspección a un proyecto de reconstrucción en el distrito de Samjiyo, donde nació su padre y fallecido líder, Kim Jong-il.

El lider, que estuvo acompañado por su esposa, Ri Sol-ju, y altos funcionarios del partido único, dijo que pese a ello el país está «escribiendo una historia de milagros legendarios en las condiciones más difíciles», y llamó a considerar las obras no cómo un mera remodelación, sino como un pulso ante los enemigos.

Estos comentarios de Kim se revelan dos días después de que KCNA publicara otra poco habitual crítica del líder a las sanciones, a las que tildó de «bandidescas» durante su visita a un complejo turístico en construcción en Wonsan-Kalma (costa este del país).

Corea del Norte, a través de sus medios oficiales y externos, ha protestado contra las sanciones encabezadas por Washington, pero no es habitual que Kim se pronuncie personalmente en estos términos, sobre todo tras la cumbre que mantuvo en junio en Singapur con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Los comentarios del líder norcoreano se producen después de que Washington haya reiterado su posición de mantener la presión sobre Pionyang pese a las negociaciones sobre su desnuclearización, que parecen estancadas.

En una última demostración de esta postura, el Gobierno de Washington sancionó este miércoles a tres compañías rusas y chinas a las que considera vinculadas a Coreadel Norte por haber facilitado el envío de «cargamentos ilícitos» en nombre de Piongyang.

El epicentro se ubicó en Golfito, a 21 kilómetros de profundidad. Poco después se produjeron dos réplicas, de magnitudes 5,1 y 4. Hasta el momento no se registraron víctimas fatales.

Un fuerte movimiento sísmico afectó este viernes al sur de Costa Rica, cerca de la frontera con Panamá, sin que se reportaran daños de gravedad, según las autoridades. El temblor se registró a las 17.22 hora local y tuvo una magnitud 6,2. El epicentro fue ubicado a 4,8 kilómetros de la zona de Golfito, en el extremo sur del país.

Según el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI), el movimiento ocurrió a una profundidad de 21 kilómetros y la causa fue la subducción de la placa terrestre del Coco, según un informe de la Red Sismológica Nacional. El sismo fue percibido con fuerza en la capital San José y en la mayoría del país, así como en la provincia panameña de Chiriquí.

El Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis descartó un fenómeno de ese tipo tras el temblor. Inicialmente, OVSICORI había informado que el sismo tenía magnitud 5,7, aunque la cifra fue corregida a 6,2 a los pocos minutos. Este mismo registro entregó la Red Sismológica Nacional, de la estatal Universidad de Costa Rica.

Dos fuertes réplicas

Los habitantes del sur del país reportaron la caída de objetos en las comunidades cercanas al epicentro, pero las autoridades de Gobierno y de socorro no contabilizan de momento daños materiales de gravedad ni personas heridas. La prensa local ha mostrado imágenes de productos caídos en los pasillos de supermercados y el diario La Nación recopiló varios testimonios de vecinos que se atemorizaron por la fuerza del movimiento.

Casi media hora después del temblor principal, se originó una fuerte réplica de magnitud 5,1 a las 17.49 hora local (23.49 GMT), y a una profundidad de 6 kilómetros. Otra réplica fuerte fue de magnitud 4 a las 17.55 horas (23.55 GMT). Desde el martes pasado se ha registrado una serie de temblores en el Pacífico central, aunque los científicos costarricenses aseguran que no están relacionados con el de este viernes.

DW

Más de dos millones de fieles iniciaron este domingo, bajo un calor sofocante, la gran peregrinación a La Meca, el lugar más sagrado del islam en Arabia Saudita.

La concentración de multitudes representa un desafío logístico para las autoridades.

El hach es uno de los cinco pilares del islam de obligado cumplimiento para todos los musulmanes al menos una vez en la vida siempre que dispongan de medios para hacerlo.

«Venir aquí es el sueño de todo musulmán», es «el último viaje», declaró a la AFP Soliman Ben Mohri, un comerciante de 53 años que reside en Francia.

Los peregrinos llegan a La Meca, en el oeste del reino, desde todo el mundo, especialmente de Egipto, India, Pakistán, Bangladés y Sudán, precisan las autoridades.

La peregrinación termina con el Eid al Adha, una fiesta de tres días seguida del ritual de la «lapidación de Satanás».

Con el paso de los años, el hach fue adquiriendo un cariz cada vez más tecnológico, con múltiples aplicaciones móviles para ayudar a los fieles a comprender las instrucciones, orientarse u obtener atención urgente en la Media Luna Roja saudí.

La peregrinación de 2015 se enlutó por una gigantesca estampida en la que murieron unas 2.300 personas, entre ellas cientos de iraníes.

La de 2018 se desarrolla en un momento en el que Arabia Saudita, un país ultraconservador, se encuentra en plena transformación con una batería de reformas que, por ejemplo, han permitido conducir a las mujeres, pero al mismo tiempo las autoridades acallan duramente las voces disidentes.

AFP