En algún momento de nuestra vida todos hemos sentido después de comer una especie de quemazón en el estómago que termina ascendiendo por la garganta. Algunos lo llaman acidez de estómago, otros ardor, aunque lo cierto es que tal y como señala Elena Pejenaute, miembro del Grupo de Trabajo de Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), ambos términos no son iguales pese a que en la práctica se solapen.
“La Real Academia de la Lengua Española define ardor de estómago como la sensación de calor o rubor en el estómago producido por acidez; hablaremos de acidez de estómago (llamado técnicamente pirosis) como la sensación de quemazón, ardor o dolor punzante que se percibe por debajo del esternón y que con frecuencia puede ascender hacia la garganta”, aclara la especialista, quien indica que la acidez es un síntoma muy común. De hecho, en estudios realizados en España, hasta un 20 por ciento de los españoles ha sufrido acidez alguna vez en los últimos 6 meses.
¿Por qué aparece la acidez de estómago? Pejenaute indica que cuando comemos, los alimentos pasan de la boca al estómago a través del esófago. “En el extremo inferior del esófago donde se une al estómago existe un anillo circular de músculo llamado esfínter esofágico inferior (EEI) o cardias que permite que la comida una vez que ha entrado en el estómago no vuelva hacia atrás. A veces, este anillo es débil o no cierra bien permitiendo que parte del contenido del estómago refluya hacia el esófago”.
Esto puede ocurrir de manera ocasional en todas las personas y se considera normal cuando es de poca cantidad, ocurre después de comer y no produce síntomas. Sin embargo, cuando el reflujo produce síntomas o complicaciones, se habla de enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Además, es más frecuente que aparezca en determinadas personas: los obesos, las embarazadas, los fumadores, los que beben alcohol, los que tienen hábitos alimentarios inadecuados y los que toman algunos medicamentos o padecen determinadas enfermedades.
Causas y síntomas
Las causas de la acidez de estómago son muchas y variadas. En la lista englobamos todas aquellas que pueden favorecer el reflujo.
La portavoz de Semergen aclara que, para empezar, destacan las enfermedades digestivas como la hernia de hiato, las enfermedades que afectan a la musculatura del esófago, la obesidad (sobre todo si la obesidad es central, es decir, cuando la acumulación de grasa se da a nivel del abdomen; el embarazo, ya que el crecimiento del útero aumenta la presión en el abdomen y, además, durante la gestación se secretan más hormonas como la progesterona que relaja la musculatura, incluyendo el cardias; el tabaco, el alcohol, ciertos alimentos como las grasas, el chocolate, el té, el café, los cítricos, las especias, los picantes, el hierro, las bebidas gaseosas y las comidas fritas o muy condimentadas y por último, el uso de determinados medicamentos como los antiinflamatorios(ibuprofeno), los medicamentos para dormir (benzodiacepinas) o los anticonceptivos orales.
Todo esto puede provocar que aparezcan los síntomas clásicos, el más destacado la regurgitación, la sensación de que el contenido del estómago refluye en la garganta.
Además de éste, Pejenaute añade otros síntomas que pueden aparecer como son la dificultad para tragar, el dolor de pecho que a veces se puede confundir con una angina de pecho, la sensación de tener un bulto en la garganta o las náuseas y, con menos frecuencia, el aumento de la salivación o el dolor al tragar.
“Además, el ácido refluido puede afectar a otras estructuras provocando afonía, si afecta a las cuerdas vocales, tos crónica, erosión de los dientes o incluso puede pasar al pulmón”, apostilla.
Respecto al tratamiento de la acidez, Pejenaute indica que las personas que tengan síntomas leves y poco frecuentes (menos de una vez a la semana) pueden tratarse con cambios en la dieta o medicamentos antagonistas de la histamina como la ranitidina a dosis bajas o antiácidos, según sea necesario.
En cambio, cuando los síntomas son más intensos o no responden al tratamiento anterior, se usan inhibidores de la bomba de protones cuyo prototipo es el omeprazol que son más fuertes y efectivos. “Una vez encontrada la dosis que produce mejoría, se mantiene 8 semanas y según la respuesta este medicamento, se suspenderá o reducirá, ya que aunque son medicamentos seguros, no están exentos de complicaciones, sobre todo si se usan durante largos periodos de tiempo”, explica la especialista, que señala que sólo en casos excepcionales es necesario llegar a la cirugía.
Además, aunque no se ha demostrado de forma contundente, aumentar la salivación con alimentos o al mascar chicle puede neutralizar el ácido refluido y mejorar la acidez.
“Los ejercicios de respiración abdominal pueden fortalecer la barrera anti reflujo”, añade.
Entonces, ¿cuándo conviene acudir al médico? La experta especifica que una persona debería ir a la consulta cuando además de la acidez se dé alguna de las siguientes circunstancias:
Aparición de los síntomas por primera vez en personas mayores de 50 años.
Ante dificultad o dolor al tragar.
Si hay una pérdida de peso inexplicable o de apetito importante.
Si manifiesta dolor en el pecho.
Ante asfixia.
Con presencia de sangrado (vomitar sangre o como los posos del café; o hacer heces con sangre o negras como la brea).
Vómitos persistentes.
Cuando hay acidez intensa o muy frecuente y/o que no se calma con tratamiento.
Si hay antecedentes de cáncer en el aparato digestivo en un familiar de primer grado.
¿Se puede prevenir?
Sí, Pejenaute aconseja evitar engordar, no fumar ni beber alcohol y tomar solo los medicamentos necesarios y siempre prescritos por un médico. “No se automedique, evite los excesos, coma ligero y no se vaya a la cama inmediatamente después de cenar”, recomienda.
Por último, la especialista da una serie de pautas generales:
Bajar de peso en pacientes obesos.
Dejar de fumar y disminuir el consumo de alcohol.
Elevar la cabecera de la cama 15-30 cm. “No se recomienda usar almohadas adicionales porque pueden causar una curva no natural en el cuerpo que puede empeorar el reflujo”.
Dormir tumbado del lado izquierdo porque favorece el vaciado del estómago.
Evitar la ingesta de alimentos de forma abundante al menos dos horas antes de irse a la cama.
Evitar vestirse con ropa ajustada.
No hay evidencia para recomendar eliminar determinados alimentos de la dieta, salvo que el paciente identifique que algunos de estos alimentos le producen síntomas, en cuyo caso debe evitarse.
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