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Trump recibirá en Washington a Macron en el mes de abril

Posted on: enero 24th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

El presidente estadounidense, Donald Trump, acogerá el próximo 24 de abril la primera visita de Estado de su mandato, más de un año después de llegar al poder, y el homenajeado será el presidente francés, Emmanuel Macron en Washington.

 

 

Un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, confirmó hoy a Efe que Trump agasajará a Macron con una serie de reuniones y una cena de Estado, en la que además será la primera visita a Washington del presidente francés desde que su homólogo estadounidense llegó al poder hace un año.

 

 

 

Las cenas de Estado son una tradición que data de 1870 en Estados Unidos, en las que la Casa Blanca trata de demostrar su interés especial por un país al preparar un menú y una decoración que se ajuste a las tradiciones y gustos de la nación homenajeada.

 

 

 

Trump es el primer presidente estadounidense en décadas que no ha acogido una visita de Estado en su primer año en el poder, y su elección de Macron demuestra la importancia que da a su alianza con ese líder europeo, con el que ha mantenido una relación pragmática a pesar de sus diferencias.

 

 

 

En julio pasado, Trump y Macron escenificaron una gran complicidad durante el desfile militar de la Fiesta Nacional francesa en París, y ambos también se reunieron en las cumbres del G7, el G20 y la Asamblea General de la ONU en septiembre.

 

EFE

 

Dos mensajes tenebrosos

Posted on: enero 24th, 2018 by Laura Espinoza No Comments

No es fácil seleccionar dos señales a través de las cuales pretenda la dictadura anunciarnos que tiene la sartén por el mango y que la batirá a su gusto y solo de acuerdo con los intereses de su hegemonía. Cada semana nos abruma con anuncios preocupantes, con amenazas que ya forman parte de un paisaje ominoso. Sin embargo, el asesinato y el sepelio de Oscar Pérez y de quienes lo acompañaban en El Junquito, unido a las amenazas que antes profirió Maduro contra unos obispos, deben destacarse como tenebrosas evidencias de iniquidad y de ausencia de misericordia.

 

 

 

Esa palabra, misericordia, tal vez sea la virtud que más necesite hoy Venezuela, y que más se extrañe en medio de los horrores de la actualidad. Cuando el dictador ataca a los obispos envía una señal oscura que nos debe poner en guardia porque ¿qué hicieron los obispos, para merecer la insólita excomunión del dictador? Clamaron desde el púlpito por el bienestar de su feligresía, llamaron la atención para pedir rectificaciones urgentes. ¿Cómo respondió el dictador desde el altar del socialismo del siglo XXI? Pidió ante la prostituyente que se les aplicara la “ley contra el odio”.

 

 

 

¿Y qué hizo Oscar Pérez, antes de su inmolación? Alzó su voz  mediante un acto de rebeldía contra el régimen. Desde luego, no actuó con la humildad de los prelados porque no lo es; pero sus acciones, en una república respetuosa de la legalidad y de la dignidad de sus gobernados, no eran susceptibles de la respuesta inhumana y violenta que tuvieron. Tampoco sus familiares y sus allegados, inocentes del todo de los hechos que se perseguían, mientras no se demuestre lo contrario, y sujetos a la soberbia y a la prepotencia de un régimen que entregó los cadáveres inmolados cuando se le antojó y dispuso sepelios alejados de los hábitos cristianos que predominan entre nosotros.

 

 

 

Ahora la dictadura ya no puede exhibirse como adalid del diálogo con los representantes de la MUD ni como puente para un entendimiento nacional. Es evidente que los dos hechos comentados ahora chocan con la alternativa de los avenimientos. Insultar obispos y asesinar oponentes a mansalva no congenia con la posibilidad de lograr acuerdos conducentes a situaciones de transición. La violencia y el rencor no se llevan con las supuestas ganas de fraternizar que exhibe un gobierno mentiroso cada vez más apegado a mostrar sus colmillos sedientos de sangre.

 

 

 

Pero la tragicomedia no cesa: ayer el señor Maduro reveló, para gran susto de los venezolanos, que no se quiere ir de Miraflores, que desea en los próximos seis años culminar su magna obra de destrucción de lo poco que queda en pie en Venezuela. No se trata de un chiste –¡ojalá lo fuera!– sino de una amenaza concreta: “Si el PSUV, si las fuerzas del GPP (…) si la clase obrera, la juventud cree que yo debo ser el candidato presidencial de la patria (…) yo estoy a la orden de la candidatura presidencial”, aseguró.

 

 

 

Como el más famoso cuento corto siempre citado: “Al despertar, Maduro seguía allí”. Una pesadilla que, como una muñeca rusa, guarda en su interior todas las pesadillas venezolanas.

 

 

 

Editorial de El Nacional