Los consumidores parece que no consumen suficiente proteína. A menudo recurren a ella porque han evitado los carbohidratos y también la asocian con un aumento de la masa muscular. Mientras que muchos nutricionistas dicen que comer extra generalmente es inofensivo, si es parte de una dieta balanceada y no proviene de fuentes animales, pequeños incrementos pueden ayudar a controlar el peso aumentando la sensación de saciedad. Otros no están convencidos y citan la falta de tiempo a largo plazo en dietas altas en proteínas.
Son especialmente inciertas las teorías sobre cómo el cuerpo reacciona ante las proteínas procesadas, que se han disparado en popularidad.
Cada vez hay más pruebas que sugieren que algunos segmentos de la población han de ser cautos sobre la idea de subirse al carro de las proteínas altas, en particular los bebés y los niños pequeños. Algunos estudios han relacionado la alta ingesta de proteínas en la primera infancia con el riesgo de obesidad más adelante. Los investigadores todavía están tratando de entender qué explica ese enlace.
Entretanto, a las mujeres embarazadas se les recomienda aumentar la ingesta de proteínas. Pero en un estudio reciente de un grupo de mujeres que consumieron cantidades relativamente altas de proteínas, los niños nacidos de las madres que consumieron más durante el embarazo fueron más bajos (de estatura) en el nacimiento y durante la mitad de la infancia que los hijos de las madres que consumieron menos proteína.
Karen Switkowski, autora principal del estudio, señaló que «si bien es importante que las mujeres consuman suficiente proteína para apoyar el crecimiento de su bebé, es posible que deseen tener cuidado al ir más allá de las cantidades recomendadas». Dijo que aún no hay suficientes datos para establecer niveles recomendados específicos relacionados con el embarazo y agregó: «Creo que se necesitan realizar más investigaciones en esta área y en diferentes poblaciones antes de traducir los hallazgos a cualquier guía».
Walter Willet, profesor de epidemiología y nutrición en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, extiende esa precaución a personas de todas las edades, citando el papel de la proteína en la multiplicación celular. Él explica que la proteína, especialmente de origen animal, y en particular de los productos lácteos, aumenta la hormona promotora del crecimiento que hace que las células se multipliquen de forma más rápida, lo que es vital para los primeros años de vida pero no más en la etapa adulta.
«La multiplicación celular demasiado rápida es uno de los factores subyacentes del cáncer. Parece bastante claro que no queremos que nuestro acelerador de crecimiento celular llegue al piso desde el día en que nacemos hasta el día de nuestra muerte», argumenta Willett.
Algunos estudios sobre el consumo de proteínas en etapas posteriores de la vida han planteado una preocupación importante.
Un estudio preliminar que evaluó las dietas de más de 100,000 mujeres de entre 50 y 70 años pareció encontrar una tasa significativamente más alta de insuficiencia cardíaca entre las que comieron mucha proteína animal que entre las que comieron menos.
A menudo, a los adultos se les ordena que busquen proteínas adicionales, en gran medida, para ayudarles a mantener la masa muscular, que se deteriora a medida que envejecemos. Willett asegura que no es un mal consejo pero que es importante que no se vaya por la borda. «Tener algo de refuerzo hormonal a partir de fuentes de proteínas puede no ser malo. Puede ser bueno, aunque la forma más importante de mantener la masa muscular es el entrenamiento de resistencia», añade.
Entonces, ¿cuánta proteína es buena?
La mayoría de los expertos en nutrición son reacios a citar un solo número porque las necesidades individuales son muy variables, pero Willett ofrece algunas pautas junto a algunas calificaciones.
«Creo que está bien un rango para la proteína total de entre 12 y el 20 por ciento de las calorías, pero presionar más, especialmente con los suplementos proteicos, ciertamente no es necesario y tiene riesgos potenciales a largo plazo», remarca.
«Estoy particularmente preocupado por agregar suplementos proteicos, como la proteína de suero, que tiene un fuerte efecto en la multiplicación celular», dice. En ese sentido, agrega algunos consejos prácticos: si la proteína está reemplazando a los alimentos con alto contenido de azúcar o almidón refinado (pan blanco, por ejemplo) beneficiará el cuerpo. Pero si está reemplazando alimentos ricos en granos integrales y grasas saludables, entonces no lo hará.