La escasez de alimentos en Venezuela empeorará aún más en 2018 por falta de insumos, advirtió este martes el gremio agropecuario, que considera que solo la ayuda internacional evitaría un colapso.
«El escenario para 2018 es crítico. Si 2017 fue difícil teniendo inventarios que quedaron de 2016 en fertilizantes, semillas y agroquímicos, para 2018 no tenemos nada», advirtió Aquiles Hopkins, presidente de la Federación Nacional de Agricultores (Fedeagro).
En un discurso ante la Asamblea Nacional (AN) aseguró que no hay un solo saco de fertilizante en el país y las cabezas de ganado bajaron de 11 millones por tercera vez en la historia. “El rebaño bovino solo había caído a esos niveles en la Guerra de Independencia y en la Guerra Federal en el siglo XIX”, ilustró el dirigente.
De acuerdo con Hopkins, el sector agroindustrial apenas abastece 30% del consumo nacional, tras aportar 70% en el pasado. Citó ejemplos como el maíz blanco, que solo cubrió 25% del consumo en 2017, el azúcar (21%) y el café (30%), sostén de la economía venezolana antes de la era petrolera.
«No hay ninguna forma de recuperar la producción si no hay ayuda internacional», sostuvo el directivo, quien pidió al Parlamento, de mayoría opositora, apoyar gestiones que realiza Fedeagro para que otros países suministren cooperación tecnológica.
Hopkins indicó que dicha asistencia implica endeudamiento, por lo que se requiere el respaldo del Legislativo y del gobierno, al que culpó por no entregar divisas suficientes para la importación de materia prima.
En Venezuela, el Estado monopoliza los dólares a través de un férreo control de cambios, y también la distribución de insumos para el agro. El gobierno socialista enfrenta graves problemas de liquidez por la caída del precio del crudo -que aporta 96% de las divisas- y el abultado servicio de la deuda externa, lo que llevó a aplicar un drástico recorte de importaciones.
El desabastecimiento de alimentos ha alcanzado picos de 80% en los últimos años, según la firma Datanálisis. Por su parte, Hopkins se quejó de que la entrega de insumos privilegie a empresas estatales, incluida una administrada por los militares, con fuerte presencia en el gobierno. «Quisiéramos ver a nuestra Fuerza Armada resguardando las fronteras, combatiendo la extorsión, el secuestro, el abigeato y los robos de fincas, y no intentando hacer lo que no sabe hacer», remarcó.
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