Cuando vemos algo la información llega a la retina, donde se transmite al cerebro para posteriormente ser procesada por el mismo en parámetros de forma, orientación, color, etcétera. Para llevar a cabo el estudio publicado en la revista científica Attention, Perception, and Psychophysics, los investigadores pidieron a un grupo de personas que buscaran ciertos tipos de imágenes como “pareja sonriente” o “día de campo” en series de imágenes mostradas durante un breve lapso de tiempo. Tras comprobar que el cerebro era capaz de procesar las imágenes a 100 milisegundos decidieron bajar el tiempo de exposición de las imágenes. Aunque comprobaron que el rendimiento de visualización disminuía, también observaron que a 80, 53, 40, 27 y finalmente 13 milisegundos el procesamiento visual era mejor que cuando los sujetos simplemente intentaban adivinar si lo habían visto.
Como explica Mary Potter, profesora de ciencias cognitivas y cerebrales del MIT y autora principal del estudio, “el hecho de que podamos puede hacer eso tan rápido nos indica que lo que la visión hace es encontrar conceptos. Eso es lo que el cerebro está haciendo todo el día, tratando de entender lo que estamos viendo”.
El estudio demuestra que el flujo desde la retina hasta los centros de procesamiento visual del cerebro permite identificar conceptos más rápido de lo que se creía.
“El trabajo de los ojos no es solo el enviar información al cerebro, sino permitir que el cerebro piense en ello con la rapidez suficiente para saber lo que debe buscar en el posteriormente. De modo que, en general, estamos calibrando el movimiento de nuestros ojos a nuestro alrededor con la misma frecuencia que nos permite comprender lo que estamos viendo”, apunta la investigadora.
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