Sin embargo, los malos hábitos no te permiten avanzar e interfieren en tu rendimiento.
Cada persona tiene un proyecto de vida individual, el cual requiere tomar en cuenta las condiciones en las que se vive para poder cumplir metas.
Es decir, hay que planificar para obtener lo que queremos, nadie nace con los caminos hechos, sino que los van trazando a lo largo del tiempo. Está claro que no podemos contra el orden natural, pero sí con el control de nuestras vidas.
Por lo tanto, es indispensable cumplir las reglas que marca el sistema, pero no hay que perdernos en la lucha.
Porque, muchas veces, por querer hacer todo, terminamos no haciendo nada. Hay prácticas que no percibimos y que estropean nuestro éxito sin darnos cuenta.
Estos son los hábitos que afectan tu productividad:
La web: arma de doble filo
Hoy en día el internet está al alcance de cualquiera. Sin duda es una gran herramienta de trabajo, pero también la distracción de muchos.
Sucede que tenemos el objetivo de hacer una tarea en particular pero, al ingresar a las redes sociales, somos bombardeados con información y olvidamos el objetivo principal.
Ante esta situación lo mejor es buscar en la web las pequeñas dudas y utilizar las redes sociales cuando hayas terminado y estés más relajado.
No cambiar de postura
Está claro que, cuando trabajas en una oficina no puedes andar de un lado a otro, pero mantener más de 8 horas la misma postura causa daños a nivel cardiovascular.
Así, es probable que se experimenten síntomas como falta de concentración, fatiga y distracción.
Además, la mente necesita un descanso para relajarse y generar ideas. Lo recomendable es:
-Estirar piernas y brazos, por lo menos, cada dos horas.
-Caminar un poco, inclusive en tu lugar.
-Tomar aire fresco.
No dormir bien
La falta de sueño tiene consecuencias graves, puesto que el cuerpo necesita descansar de manera continua para tener energía.
De nada te sirve una siesta con sueños fragmentados: solo te sentirás más cansado.
Una de las principales afectadas por la falta de descanso es la salud mental, pues:
Aumenta la probabilidad de sufrir accidentes en general.
Afecta el rendimiento físico porque no se cumple el proceso de regeneración en los tejidos.
Reduce la capacidad de atención, el nivel de aprendizaje y genera problemas en la memoria.
No tener prioridades
No se trata de llenar una lista de objetivos para ser exitoso. Es bueno tener un plan B, pero no todo el abecedario, porque te puedes perder en el intento.
La clave está en saber decir no. Una cosa es ayudar y otra muy diferente es ir complaciendo al mundo.
Tienes que enfocarte en tus prioridades y no las de los demás para lograr el éxito. Sigue estos pasos:
Haz una lista de todos tus pendientes (pagos, actividades, citas, etc.)
Ahora asigna un número, del más al menos importante.
Después, organiza el día en el que empezarás con las primeras actividades, y así sucesivamente hasta terminar con la lista.
Buscar la perfección
¿Sientes que nada te sale bien? La única persona responsable de tu felicidad eres tú, pero estás tan
ocupado porque todo salga a la perfección que no tienes tiempo para disfrutar.
Progresar a nivel social, emocional y físico es básico para ser alguien exitoso. No obstante, llevarlo a nivel extremo resulta contraproducente, puesto que:
Tener motivación excesiva en el trabajo nos vuelve adictos porque nos exigimos el doble.
Es posible que empiecen los trastornos con la comida, ya sea atracones o anorexia nerviosa.
El hecho de no cumplir tus propias expectativas –irreales– causa estrés emocional y depresión.
Mala alimentación
Ya sea por jornadas excesivas, falta de tiempo o recursos. Sea como fuere, el hecho es que un gran porcentaje de trabajadores no cumple con la alimentación balanceada.
Ingieren una cantidad de calorías insuficientes para cumplir con la energía liberada. Solo comen algo rápidamente y muchos incluso inclusive lo hacen frente al ordenador.
Al consumir pocos nutrientes, el cansancio, falta de reflejos, poca capacidad para concentrarse e irritabilidad se vuelven una realidad.
Estos son algunos consejos para mejorar tu dieta:
Lo ideal es comer cada cuatro horas y no saltarse comidas.
Es importante tomar el almuerzo fuera del escritorio para despejarse.
Evita la comida chatarra y alta en grasas.
Incrementa la ingesta de alimentos ricos en proteínas y fibra.
Hay que mantenerse hidratado y beber 2 litros de agua al día.
Y entonces, ¿cuántos malos hábitos eliminarás?
Fuente: mejorconsalud