Voluntarios cargan vigas de madera para apuntalar secciones de la derrumbada escuela Enrique Rebsamen en ciudad de México.
Frida Sofía quizás sea su nombre; puede mover sus deditos y dice que donde está hay otros niños con vida. Sobre ellos hay toneladas de escombros de lo que fue la escuela Enrique Rebsamen en Ciudad de México destruida por el terremoto 7,1.
Los delicados esfuerzos para rescatarla se prolongaron en una jornada de vigilia en México, transmitida casi en su totalidad por televisión, mientras los rescatistas trabajaban en la oscuridad y bajo la lluvia a primera hora del jueves para intentar retirar los inestables restos y sacarla.
Su historia —a pesar de que hasta ahora nadie ha reclamado a la niña de 12 años como suya— se ha convertido en un símbolo de esperanza que llevó a miles de profesionales y voluntarios a trabajar frenéticamente en docenas de inmuebles derribados en toda la capital mexicana y en estados próximos para buscar sobrevivientes.
En total, 52 personas han sido rescatadas con vida desde el temblor, dijo la Secretaría de Desarrollo Social de la ciudad, que añadió en un tuit: «No bajemos los brazos». Es una lucha contra el reloj, advirtió el presidente Enrique Peña Nieto en un mensaje en la red social en el que dijo que «cada minuto cuenta para salvar vidas”.
No todas las historias son tan esperanzadoras. Al menos 230 personas han muerto y unas 2.000 resultaron heridas durante el sismo. Otras cifras hablan de 245 muertos.
El número de víctimas mortales subió luego de que el alcalde de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, confirmó que la cifra de fallecidos en la capital aumentó de 110 a 115 personas.
Dos mujeres y un hombre fueron rescatados con vida el miércoles en la noche, casi 36 horas después del sismo, de un edificio de oficinas que se vino abajo en el centro de la ciudad, agregó Mancera.
Aunque el presidente Peña Nieto, declaró tres días de luto oficial, soldados, policías, bomberos y ciudadanos de a pie seguían escarbando entre los escombros, a veces avanzando centímetro a centímetro con sus propias manos y otras ayudados por excavadoras y grúas para levantar pesadas losas de concreto.
“Todavía hay gente que se queja allí. Les faltan tres pisos para retirar el escombro. Y todavía se escucha gente allí”, dijo Evodio Darío Marcelino, un voluntario que trabajaba junto a docenas de personas más en un edificio de departamentos derrumbado.
Un hombre fue sacado de entre los restos de un edificio parcialmente caído en el norte de la Ciudad de México más de 24 horas después del movimiento telúrico del martes. Salió de allí en camilla y aparentemente consciente.
Pero la atención del país estaba centrada en el colapsada escuela Enrique Rebsamen, ubicada en el sur de la ciudad, donde se confirmó la muerte de 21 niños y cuatro adultos.
Las esperanzas aumentaron el miércoles cuando los trabajadores dijeron a medios locales que detectaron señales de que había una niña con vida, que les habló a través de un agujero entre los escombros. Imágenes térmicas sugirieron que en la bolsa de aire en la que se encuentra podría haber más gente.
Héctor Méndez, uno de los líderes de los rescatistas conocidos como Topos, dijo que las cámaras que se metieron entre los restos sugirieron que podría haber cuatro personas en el interior, pero no está claro si hay más sobrevivientes además de la pequeña.
El médico Alfredo Vega, que trabaja con los equipos de rescate, dijo que la niña identificada solo como «Frida Sofía» había sido localizada con vida bajo las losas del piso.
“(La niña) está con vida y es la que nos está avisando que hay cinco niños más con vida” en el mismo espacio, agregó Vega.
El secretario de Educación del país, Aurelio Nuño, confirmó que la estudiante estaba viva, pero no pudo asegurar el estado de los otros menores. Extrañamente, no se pudieron hallar familiares de una niña llamada Frida, agregó Nuño.
Además de los fallecidos en la capital, la agencia federal de defensa civil dijo que 69 personas perdieron la vida en el estado de Morelos, justo al sur de la Ciudad de México, y otras 43 en el estado de Puebla, al suroeste y donde se localizó el epicentro. El resto de los decesos ocurrieron en el estado de México.
Algunos vecindarios de la Ciudad de México estaban recuperando la electricidad luego de un día sin servicio. El alcalde de la capital dijo que el sismo tiró 38 edificios, menos de los 44 que se habían reportado antes.
Voz de América