Metro y medio bajo las aguas del lago de Valencia hicieron que Paraparal se transformara en un pueblo abandonado.
Al llegar lo primero que se observa son sus calles vacías y las montañas de un pestilente barro negro que hacen recordar lo que tienen que vivir sus vecinos desde hace tres semanas, quienes sufren las consecuencias de una mezcla de mala gestión ambiental y la falta de respuesta a problemas que pudieron haberse evitado con acciones oportunas.
Fueron dos semanas de angustia, de sacrificios, de muertes, de abandonar la casa para salvaguardar la salud de la familia y regresar con el temor haber sido saqueados por merodeadores nocturnos.
Dos semanas después el nivel del agua retrocedió y dejó una lección a los vecinos quienes tienen la certeza de que en un futuro volverá la inundación y sus problemas.
Sobec Domínguez, vecino por más de 20 años del sector G de Paraparal, recuerda que hace cinco años se desbordó el lago, “ese año hubo promesas del gobierno de corregir la situación, nos dijeron que las aguas del lago llegarían al mar, que se acabarían las inundaciones, pero no hicieron nada y con dos vaguadas terminamos inundados”.
Otra lección que aprendieron los vecinos fue que “en la unión está la fuerza y “gracias al trabajo conjunto saldremos adelante”.
Domínguez asegura que las dos bombas que llevaron hace una semana para tratar de solucionar el problema “son paños de agua tibia que no solventan la situación», de la cual se le sumó el problema eléctrico luego que un ciudadano resultara electrocutado la semana pasasda junto a su caballo cuando auxiliaba a afectados de la zona.
Expresó con gran molestia que se sienten ignorandos por las autoridades gubernamentales quienes no han dado claras respuestas, ni muestra de apoyo ante la grave situación que se encuentran.
A pleno sol del mediodía maracayero Francis Hernández, con un cepillo barre las aguas negras que se acumularon frente a su casa, “todos aportamos un poco de nuestro esfuerzo para recuperar la comunidad. Perdimos colchones, electrodomésticos, además los efectos de la inundación ha sido tremendos en la salud de niños y adultos, que están enfermos de asma, fiebre, diarrea, vómito, hongos en la piel, sarna, todo ocasionado por las aguas contaminadas”.
A los vecinos les informaron que representantes de la Misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor realizarán inspecciones en las casas «a ver si la pueden habitar por estar en condiciones de alto riesgo».
Sin embargo no saben cuándo se realizarán las inspecciones, «primero tienen que venir a fumigar, luego viene Sanidad y después es que nos dicen si la podemos habitar».
Gina Dinoín, habitante de la manzana L, ubicada mucho más cerca del lago, señala que casi todas las familias tuvieron que abandonar el área, “pero algunos habitantes decidieron quedarse en el techo de su casa para evitar que los robaran porque hay gente que se aprovechó de la situación para robar y saquear”.
“Otro de los problemas que enfrentamos es la plaga de insectos desatada con la crecida, “son tantos que se meten por los oídos, por la boca, nariz, tenemos que prender palos, cartones, de todo para repelerlos”.
Al consultarla sobre la posibilidad de que sea obligada a desalojar su vivienda dijo: “Yo construí mi casa, no me voy a un refugio, si me dan el dinero para comprarme otra casa me voy, en caso contrario me quedaré acá”.
Comerciantes reportaron pérdidas producto de la inundación. Natalie Pérez, dueña de la licorera Avlora indicó que producto de las aguas negras se dañó el tanque subterráneo y varias neveras que no han podido revisar debido a que desde hace más de una semana no hay luz en el área afectada por la inundación.
Con el pasar de los días el agua ha ido retrocediendo, los habitantes han regresado a sus actividades normales, aun cuando producto de estas aguas se paralizaron las vías y se imposibilitaba continuar con su ritmo de vida, unos han vuelto a sus trabajos y se turnan con los familiares que no trabajan para cuidar la casa, los niños se preparan para iniciar las clases.
Aun quedan algunos asuntos por atender como por ejemplo el próximo inicio de las clases, porque mientras no se solucione el tema de la inundación decenas de familias se mantienen viviendo en los salones de clases, lo que impedirá el inicio de las actividades escolares,
Carlos D’Hoy y Bárbara Orozco / El Universal