A todas nos viene a la cabeza el momento más dulce de una ruptura: el de sofá, peli, manta y helado. Sobre todo eso, helado. Y es que hay alimentos que, en situaciones de estrés y ansiedad se ofrecen como una solución fácil (y terriblemente adictiva) a nuestros problemas. Pero lo cierto es que no hacen sino empeorarlos, ya que no solo no habremos cambiado nada de lo ocurrido sino que, además, nos sentiremos culpables después por el atracón.
Y aunque nos encantaría poder decir la frase de ‘yo cuando estoy nerviosa pierdo el apetito’, son nuestras hormonas las que se encargan de generar unas insaciables ganas de atracar la nevera tras un disgusto. El estrés engorda, y mucho. Pero más aún lo que comes cuando lo sufres. Estos son los alimentos de los que debes alejarte cuando te invada la ansiedad.
1. Frappuccinos
Todas hemos caído en el error de elegir una bebida de café pensando que sería más light que un batido, pero de haber sabido lo que nos aguardaba al leer la etiqueta, quizás nos habríamos decantado por el de chocolate negro. El problema no es el café, sino los ingredientes que lo acompañan. Las versiones ice que proponen muchos locales acaban convirtiéndose en bombas de azúcar formadas por leche, siropes y nata que, inevitablemente, acaban pasando factura. Si quieres un café frío, ¡pide hielos!
2. Yogures de fruta
En la mayor parte de los casos, ni es fruta, ni es yogur. Muchas veces, cuando queremos picotear algo sano de la nevera, recurrimos a ellos confiando en que se trata de la opción más sana del frigorífico. Sin embargo, lo más probable es que no te quite el hambre, así como tampoco los kilos de más. Si miras detenidamente los ingredientes, te darás cuenta de que, por muy 0% que sean, llevan azúcares añadidos, que son mucho más peligrosos que su versión natural entera, compartiendo además un aporte calórico parecido.
3. Frutos secos (en exceso)
A pesar de que son saludables, e incluso recomendados para la pérdida de peso (tomado en su justa medida), es difícil tomarse solo 15 gramos de pistachos. Y más cuando nuestra mente permanece nublada por algún contratiempo. Al ser un alimento calórico, excedernos en su consumo puede estropear el déficit que habíamos conseguido durante el día. Para evitarlo, divide los frutos secos en raciones individuales, de forma que puedas controlar las cantidades que ingieres.
4. Chips de verdura
Cambiar las patatas fritas por su versión green no cambia el hecho de estar añadiendo calorías y grasas a tu dieta. A no ser que sean hechas al horno, las chips son alimentos procesados, previamente fritos y, por tanto, nada saludables.
5. Bebidas energéticas
Dejando a un lado el hecho de que, si sufres estrés, con ellas solo conseguirás aumentar tu nerviosismo (algo que, como ya sabrás, está relacionado con el aumento de peso), debes saber que se trata de bebidas cargadas de azúcares. Un té verde con hielo haría el mismo efecto pero, además, aprovecharías sus propiedades antioxidantes.
Informe21
María L. Espinoza