La oposición denunció un fraude en las presidenciales del martes en Kenia, que dan la reelección a Uhuru Kenyatta, desatando este miércoles protestas en una de las cuales la policía mató a dos manifestantes.
Según el candidato opositor, Raila Odinga, que rechazó este miércoles el triunfo de Kenyatta, las elecciones que se celebraron la víspera en Kenia estuvieron manipuladas informáticamente.
Al día siguiente de los comicios, la policía lanzó granadas lacrimógenas contra los cientos de manifestantes reunidos en los feudos de la oposición, donde suelen producirse este tipo de altercados en periodos electorales, principalmente en Kisumu (oeste).
Pero en el suburbio de Mathare, en Nairobi, la policía también disparó balas reales, matando al menos a dos personas.
Los muertos «integraban un grupo de manifestantes y la policía fue enviada para restaurar el orden. Nos informan que muchos eran ladrones que aprovechaban la situación», declaró a la AFP un responsable de la policía que pidió el anonimato.
Un fotógrafo de la AFP vio el cadáver de una de las dos víctimas, con un impacto de bala en la cabeza.
La Comisión Electoral (IEBC) publicó este miércoles a última hora de la tarde los resultados transmitidos electrónicamente por más del 96% de los colegios electorales, que daban al presidente saliente, Uhuru Kenyatta, el 54,36% de los votos, contra el 44,76% obtenido por Raila Odinga, sobre un total de 14,6 millones de votos escrutados.
«Se trata de un fraude de una gravedad monumental, no ha habido elecciones», denunció a la prensa Raila Odinga, el candidato de la coalición de oposición Nasa.
Según Odinga, ‘hackers’ informáticos «manipularon» la elección en favor del presidente saliente tomando el control del sistema de recuento de votos, gracias a los códigos de acceso de un responsable informático de la Comisión Electoral, asesinado poco más de una semana antes.
Odinga, que también impugnó los resultados de 2007 y de 2013, sostuvo en esta jornada que estaba a la cabeza de la elección y pidió igualmente calma a los kenianos, antes de añadir: «Yo no controlo al pueblo».
El presidente saliente todavía no ofreció ninguna reacción ante los resultados, provisionales, mientras que su partido rechazó las acusaciones de la oposición.
– Disparos de advertencia –
El presidente del IEBC, Wafula Chebukati, subrayó que los resultados publicados en línea no son «definitivos», pues tienen que ser validados por las actas de los colegios electorales, cuya recogida podría tomar todavía varios días, según él.
«De momento, no puedo decir si el sistema fue pirateado o no», agregó Chebukati.
Durante este tiempo, en Kisumu (oeste), uno de los bastiones de la oposición, varias decenas de partidarios de Odinga se manifestaron y quemaron neumáticos. «Si Raila no es presidente, no podremos tener paz», gritó uno de ellos, mientras que la policía dispersaba a la multitud con gases lacrimógenos.
Este miércoles, las calles de Nairobi se encontraban en una calma poco habitual. La policía antidisturbios fue desplegada en varios suburbios de la capital e intervino en Mathare y Huruma, en el noreste de la ciudad, principalmente con disparos de advertencia.
Aspirante por cuarta vez al sillón presidencial, Raila Odinga ya había cuestionado los resultados en las elecciones anteriores de 2007 y 2013.
En 2007, Kenia se sumió en dos meses de violencia político-étnica y represión policial que dejaron al menos 1.100 muertos y más de 600.000 desplazados.
En 2013, Odinga denunció fraudes tras la victoria de Kenyatta desde la primera vuelta, apoyándose en el fallo del sistema electrónico.
– Temores de violencia –
Antes de las elecciones, para la que las autoridades dispusieron un despliegue sin precedentes de 150.000 miembros de las fuerzas de seguridad, varios observadores kenianos e internacionales habían manifestado su temor de que se produjesen incidentes al anunciarse los resultados de la presidencial, lo que en parte se confirmó.
La campaña de 2017 fue especialmente dura, con la oposición acusando sin descanso al campo presidencial de preparar un fraude.
La votación se desarrolló sin problemas el martes en la mayoría de los 41.000 centros electorales. Los cerca de 19,6 millones de electores de esta excolonia británica de 48 millones de habitantes también debían elegir gobernadores, diputados, senadores, representantes locales y representantes de mujeres en la Asamblea.
En las urnas se enfrentaban el hijo del primer presidente de la Kenia independiente, Jomo Kenyatta, y el de Jaramogi Oginga Odinga, vicepresidente por un breve periodo de tiempo antes de ser apartado del poder por Jomo.
El voto en Kenia suele basarse en sentimientos de pertenencia étnica, más que en programas. Kenyatta, que pertenece a la etnia kikuyu, y Odinga, a la luo, establecieron dos poderosas alianzas electorales.
AFP
Por Confirmado Massiel Bravo