Aproximadamente el 7,4 por ciento de la población española de entre 12 y 65 años utiliza lentes de contacto. Es decir, unas 2.500.000 personas las usan, según los datos del Libro Blanco de la Visión en España 2013.
Los motivos que llevan a una persona a optar por esta alternativa a las gafas son variados: este producto sanitario ayuda a que nos veamos mejor estéticamente, mejora la visión integral frente a las gafas y ayudan a corregir nuestra visión. Sin embargo, el mal uso de las mismas o la compra de lentillas en bazares, tiendas o web no autorizadas pueden poner en peligro nuestra salud ocular y aumentar el riesgo de desarrollar infecciones y enfermedades oculares, ya que las lentillas deben ser adaptadas por un óptico-optometrista quien, después de un completo examen ocular y visual, en el que el profesional realizará las mediciones oportunas de distintas zonas de nuestros ojos, adaptará una lente de contacto a nuestro defecto refractivo y a nuestros hábitos.
A priori, utilizar lentes de contacto puede parecer complicado, pero desde el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas aclaran que no hay motivos para preocuparse: desde la primera vez que utilizamos las lentillas es fácil acostumbrarnos a manipularlas. “Nuestros ojos necesitarán un poco de tiempo para adaptarse, pero pronto nos olvidaremos que las llevamos puestas”, añaden.
Desde el Consejo General dan una serie de pautas para hacer un buen uso y evitar problemas:
Al principio puede resultar un poco complicado colocar y retirar las lentes de contacto. Debemos empezar siempre por el mismo ojo al colocarlas o retirarlas, para que no se mezclen.
Antes de tocar los ojos o las lentes de contacto hay que lavarse siempre las manos y secarlas con una toalla sin pelusa.
Es importante mantener unas buenas prácticas de higiene. Hay que limpiar, desinfectar y guardar las lentes y el estuche de las lentes como indique el óptico-optometrista. Nunca hay que enjuagar las lentes o el estuche con agua corriente (incluyendo el agua del grifo, destilada o embotellada). La razón es que el agua puede contener bacterias que al contactar con los ojos podrían causar irritación o infecciones.
“Para lavar las lentes de contacto solo se deben utilizar las soluciones de limpieza y mantenimiento recomendadas por un óptico-optometrista y seguir al pie de la letra las indicaciones del fabricante”, afirman desde el Consejo General antes de aclarar que en la actualidad existen muchas alternativas, como lentes desechables diarias para las que no es preciso ningún tipo de mantenimiento.
Es necesario cumplir con el cronograma y reemplazar las lentes de contacto según lo recomendado por tu óptico-optometrista.
No utilices las lentes de contacto por un período mayor al indicado por el especialista.
Además de estas recomendaciones, los expertos recuerdan dos fallos que pueden dificultar adaptarnos a su uso y favorecer la aparición de infecciones. “Si no intercambiamos medicamentos o dentaduras postizas con otras personas, tampoco debemos hacerlo en ningún caso con las lentes de contacto”, señalan los especialistas. Y es que cada lente de contacto está personalizada y adaptada a nuestro ojo y necesidades visuales, por lo que no son adecuadas para su utilización en otras personas. “Además, si no hemos contemplado las correctas normas de higiene y mantenimiento de las lentes de contacto, podemos transmitir algún tipo de infección a un segundo usuario”, añaden.
Por otro lado, un uso abusivo de las mismas también tiene consecuencias en nuestro ojo: llevarlas demasiado tiempo, dormir con las lentes puestas (si no son las adecuadas para ese uso), tener una higiene inadecuada y, ahora en verano, bañarse con las lentes de contacto puestas en el mar, pantanos o piscinas pueden irritar los ojos y provocar que surja alguna infección. “En caso de notar molestias y/u ojo rojo deberíamos prescindir de su uso y consultar al óptico-optometrista”, apostillan.
¿Es cierto todo lo que escuchamos sobre las lentillas?
El primer impulso cuando sopesamos realizar un cambio en nuestras vidas, como empezar a usar lentes de contacto, es informarnos y ver las ventajas y desventajas que tendrán en nuestro día a día. Sin embargo, en torno a este producto sanitario existen muchos mitos y creencias erróneas que pueden hacer que una persona rechace utilizarlas. Desde el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas desmienten y aclaran los principales:
Las lentillas son incómodas y difíciles de utilizar
Los nuevos materiales y geometrías utilizados en la fabricación de lentes de contacto, unidos a las nuevas tecnologías que permiten una adaptación personalizada a cada paciente, su alta hidratación y la posibilidad de utilizar lentes desechables (diarias, semanales, mensuales, etc.) han incrementado su comodidad y la sencillez a la hora de utilizarlas. “En todo caso, el óptico-optometrista recomendará la lente de contacto y la solución de mantenimiento que mejor se adapte a las necesidades de cada usuario”, aclaran.
No corrigen la vista como las gafas
Las lentes de contacto también corrigen, al igual que las gafas, todos los problemas visualesprincipales, tales como miopía, hipermetropía, astigmatismo o la vista cansada (presbicia).
Por otro lado, las lentillas tienen varios valores añadidos que las diferencian de las gafas: ofrecen una mayor amplitud del campo visual, mejoran el rendimiento visual en la práctica deportiva y ofrecen una mejor experiencia visual en general.
No pueden usarlas niños ni adolescentes
“No hay ninguna edad mínima ni recomendada para empezar a utilizar lentes de contacto, pero es importante considerar si su uso es o no conveniente”, afirman desde el Consejo General.
La decisión tendrá que ser tomada valorando la edad del niño y su personalidad, es decir, si es lo suficientemente responsable para llevarlas y cuidarlas cada día; y de sus necesidades, si las necesita para la práctica de algún deporte, si se trata de una cuestión puramente estética, si se van a utilizar como un medio de la terapia visual infantil para la ambliopía, etc.
“En todo caso, las lentes de contacto también son una solución idónea tanto para niños como para adolescentes”, añaden.
Se pueden perder detrás del ojo
“Un mito tan absurdo como físicamente imposible”, especifican tajantes. La superficie ocular posee una membrana muy fina (la conjuntiva) que tiene cinco capas bien diferenciadas que cubren el ojo y que conectan con la zona interior del párpado. Por lo tanto, es imposible que la lente de contacto se mueva más allá de la parte frontal del ojo.
Se pueden pegar al ojo
“No, las lentes de contacto no se pegan a los ojos. Cabe la posibilidad, por diferentes causas, de que el ojo se reseque y podamos sentir algunas molestias, pero la solución es tan sencilla como utilizar lágrimas artificiales”, dicen los expertos.
Cuando una persona nota algún síntoma molesto con el uso de lentes de contacto debe visitar a su óptico-optometrista para que tras un examen minucioso le dé la mejor solución para la salud visual.
Usar lentillas agrava los problemas de visión
“¿Cómo la mejor y más perfecta solución oftálmica para compensar los defectos visuales, como son las lentes de contacto, va a agravar esos defectos? Es un mito que no se sostiene…”, destacan los especialistas, quienes explican que en la actualidad determinados diseños se utilizan para ralentizar la evolución de la miopía.
Aparecen más infecciones al usarlas
El uso normal y adecuado de lentes de contacto no produce infecciones, pero descuidar repetidamente las medidas de limpieza y desinfección puede llegar a provocar una infección de la córnea.
Por estos motivos, es fundamental que las personas que lleven lentillas sigan las indicaciones de limpieza y mantenimiento del fabricante y el consejo del óptico-optometrista. “Si esto se cumple, nunca deberíamos sufrir una infección ocular producida por el uso inadecuado de las lentes. Además, si se utilizan lentes desechables, sobre todo de reemplazo diario, el riesgo de infección prácticamente desaparece”, señalan.
Producen sequedad en el ojo
La sequedad ocular puede ser un problema habitual tanto en los usuarios, como en aquellos que no llevan lentes de contacto. La buena noticia es que con un poco de ayuda del óptico-optometrista, se puede encontrar un plan de tratamiento que funcione.
“Si el paciente cree que sus ojos se secan más al utilizar las lentes de contacto, el óptico-optometrista averiguará la causa del ojo seco y puede recomendarle unas lentes de contacto específicas para sus necesidades, desechables o con un alto grado de hidratación, o bien hacer uso habitualmente de lágrimas artificiales. En todo caso, notar sequedad ocular no implica dejar de utilizar lentes de contacto”, insisten.
No importa el número de horas que las llevemos al día
La evolución de los materiales de las lentillas permite que una persona pueda llevar sin problemas las lentes de contacto entre ocho y diez horas, aunque hay personas que las utilizan 14-16 horas o más y no sienten ninguna molestia.
“Incluso algunos usuarios se sienten tan cómodos que se van a dormir con ellas puestas, y aquí, si las lentes no son las indicadas para dormir, pueden sobrevenir los problemas de molestias e incluso infecciones, ya que debemos hacer en todo momento un uso consciente de las lentes que, no lo olvidemos, no dejan de ser un producto sanitario. Una correcta higiene diaria y un buen uso de las lentes de contacto evitará todos los problemas oculares que puedan surgir”, concluyen los especialistas del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas.
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Por Confirmado: Marigonz