Gustavo Tovar Arroyo, abogado y educador exiliado, asegura que con la asesoría de La Habana, Maduro trazó un plan para aniquilar a su propio pueblo
MIAMI.- Activista de derechos humanos, abogado, poeta y educador, Gustavo Tovar Arroyo es de esos grandes pensadores venezolanos que cuando expresan una opinión ponen a reflexionar a todo el que esté a su alrededor, y en este caso concluye que el chavismo “se había estado preparando hace años” para afrontar una rebelión popular en las calles de Venezuela que desde el 2013 advirtieron como algo inevitable.
En entrevista exclusiva concedida a DIARIO LAS AMÉRICAS, Tovar asegura que la derrota electoral de Hugo Chávez, en 2007, propinada por la fuerza que tomaron los estudiantes en las calles, condujo al fallecido mandatario, apoyado por el régimen de La Habana, las FARC y el narcotráfico, a diseñar un plan para el fortalecimiento de las fuerzas militares y el debilitamiento del pueblo, al que han desprovisto de cosas tan esenciales como alimentos y medicinas.
En opinión del connotado analista, es probable que ni los militares venezolanos de más alto rango hayan sabido de la existencia de esa estrategia y afirmó que en estos momentos el presidente de Venezuela, de acuerdo con la Constitución, es el titular de la Asamblea Nacional, Julio Borges.
El también columnista celebró la “actitud humana” mostrada por la fiscal Luisa Ortega, hecho que atribuyó al éxito de la lucha no violenta, que se libra en el país sudamericano, basada en los principios de Gandhi.
¿Por qué el Gobierno de Venezuela, a pesar de la profunda crisis que afronta, no termina de debilitarse?
Un hecho inédito en la cultura política latinoamericana es lo que estamos padeciendo en Venezuela. Así como los países del continente han iniciado pequeñas carreras armamentistas para defenderse de posibles problemas en su soberanía, el chavismo de manera despreciable, a partir del año 2013, ha dedicado todo su enfoque estratégico, político y militar a invertir enormes cantidades de dinero que no ha invertido ni en educación, ni en salud, ni en desarrollo de políticas públicas coherentes, para formar un ejército represivo contra una gran rebelión social y civil. Podríamos estar hablando de cientos o miles de millones de dólares solo y exclusivamente para reprimir la voluntad de un pueblo que se rebela ante una situación autocrática y tiránica. Eso es lo que se observa en cuanto a la disposición o a la imposibilidad de que un evento tan extraordinario, tan único, como jamás se había dado en la historia latinoamericana, como es el gran rebelión social del siglo XXI de Venezuela, haya alcanzado ya la fractura total del Gobierno, que está resquebrajado, que está menoscabado en sus pilares de apoyo, pero que todavía sigue ahí sosteniéndose. Es que estos miserables del chavismo dedicaron toda su energía, todo su enfoque en crear un ejército que combina las fuerzas oficiales con los colectivos criminales, con un grupo de políticas públicas que lo que buscan es poner a un pueblo en agonía, con hambre y sin medicinas, para que no tuviesen oportunidad de combatir o rebelarse.
¿Ese plan podría indicar que el chavismo sabía que el pueblo iba a despertar y rebelarse?
Sin duda alguna, es algo que merece nuestro mayor análisis e interpretación histórica. En 2007 un movimiento social de jóvenes arrincona a Hugo Chávez Frías, y le produce su única derrota electoral de su vida y de su historia, en la reforma constitucional. Al menos, es la única reivindicada en el hecho histórico, porque, a mi juicio, Capriles le ganó, pero no luchó por reivindicar su victoria. Recordemos que era un Chávez en apoteosis, que acababa de ganarle la última elección con un gran diferencia de porcentaje de votos a Manuel Rosales, en el 2006. Ese Chávez, con un barril de petróleo a cien dólares, con todos los poderes hegemónicos de la comunidad internacional, en donde lo veían como a un ídolo, porque repartía dinero por todos lados, con los márgenes de aceptación más altos que jamás haya tenido en toda su historia, es derrotado por un grupo de jóvenes organizados en 2007. Ese es el antecedente. Después de eso han venido ocurriendo muchos hechos que han puesto en evidencia que la sociedad civil organizada y unida, cuando protesta en las calles, puede generarle mucho descontrol y desajuste a la hegemonía de la tiranía. Y en el 2013, con la muerte de Chávez y con la victoria de Capriles sobre Nicolás Maduro, en las elecciones presidenciales, con las protestas que se dieron los primeros días después de la elección, que después Capriles pidió que cesarán, el país estaba conquistado por la oposición. 56 ciudades de Venezuela estaban tomadas por la oposición. Ellos se anticiparon a ese evento y se organizaron usando todos los recursos del Estado, en vez de usarlos en salud, en educación, los dedicaron exclusivamente a repeler una acción de este tipo. Es algo macabro, y la evidencia no es que lo diga yo, como analista del hecho histórico, la evidencia es lo que estamos viendo en las calles, los cientos de camiones de la Guardia Nacional, ese ejército de autómatas que no pueden sino haber sido, como dicen en el argot popular, sus cerebros lavados para atacar de manera despiadada a niños, a jóvenes, además con espíritu de gremio.
¿De quién se defienden?
De su propio pueblo, lo nunca visto, lo que merece el mayor de los reproches, de los repudios, el mayor de los desprecios humanos.
¿En ese plan se percibe la mano del castrismo o es concebido por quienes están dentro del chavismo?
Por lo sofisticado, creo que sin duda hay un dibujo estratégico proveniente de Cuba, pero es una combinación de factores en donde también interviene la mano blanca del narcotráfico regional y algunos factores económicos, especialmente financieros, que pueden borrar las huellas de una preparación estratégica tan bien definida.
¿Es posible que exista algún grupo de militares, que todavía crea en el honor, la ética y el sentir patriótico, que pueda revertir ese plan?
Aunque es un evento inédito, hay otras sociedades, sobre todo de Europa del Este, que han vivido presiones semejantes, y luego se rebelaron contra estamentos militares y paramilitares. Aquí más que la consciencia de las fuerzas militares, prevalece la iniciativa de la movilización popular. En todos los casos, cuando ha habido unidad y grandes masas críticas en las calles, como ejercicio del poder, porque el poder del pueblo es el que constituye poder, lo que llaman el poder constituyente, el pueblo ataca el poder usurpado del que hacen parte estos tiranos que ocupan ciertos poderes, y cuando eso ocurre no hay forma alguna de que no sea asfixiado el poder usurpado, ha sido así desde la antigüedad. Si la gran masa crítica de una nación, unida, se organiza para que eso se desvanezca, eso ocurre, y a mí no me cabe la menor duda de que en Venezuela eso va a ocurrir si se mantiene la unidad y la masa crítica en las calles, pero sobre todo si persiste el espíritu venezolanista. Entonces, sí, muchos militares van a reconocer que esto es inaceptable y que no pueden ser dirigidos por un grupo de, no solo narcotraficantes, sino de ejecutivos venidos de Cuba, de Rusia, de donde quiera, que los dominan y los ponen a atacar a nuestro propio pueblo. Probablemente muchos de los militares no se habían dado cuenta de que han sido manipulados estratégicamente para reprimir a nuestro pueblo.
¿Cómo llega usted a esa conclusión?
Luego de una larga experiencia comparativa con las experiencias no violentas que ocurrieron en Ucrania, la Revolución de Colores, la Revolución de Terciopelo, también en la antigua Yugoeslavia, he llegado a la conclusión de que, a diferencia de otras naciones que usaban todo su potencial militar para repeler posibles acciones extranjeras, estos despreciables chavistas han usado toda la fuerza para reprimir a su propio pueblo. Desde 1830 las armas venezolanas solo han sido usadas contra venezolanos. Solo en dos ocasiones no fue así: contra la invasión de Fidel Castro en Machurucuto (1967) y en contra de las invasiones colombianas de las FARC. Y vemos que los dos grandes asociados del madurismo son tanto Raúl Castro y el comunismo cubano, como la guerrilla de las FARC. Entonces, obviamente, esas dos fuerzas combinadas están diseñando un plan estratégico para no perder el poder, por eso evitan elecciones y demás. Hugo Chávez no fue diferente a lo que fue la experiencia venezolana desde 1830. Él compró armas para perseguir al pueblo, pero también para evitar una rebelión social popular en Venezuela.
En el marco de esta crisis que vive Venezuela, ¿cuál cree usted que es el papel que debe asumir la oposición?
El presidente legítimo de Venezuela en estos momentos es Julio Borges, porque es el último poder legitimado por el voto popular en lo que queda de la República de Venezuela. El poder se legitima en una democracia a través del voto. Con la suspensión de las elecciones para el revocatorio presidencial y con permitir y cometer crímenes de lesa humanidad, y violaciones de los derechos humanos, esas acciones deslegitiman a Nicolás Maduro para ocupar el cargo como presidente. Hoy él es un dictador. La Constitución venezolana, ante la ausencia del poder, confiere al presidente de la Asamblea Nacional (AN) la cualidad de sustituto del poder ejecutivo, que está en manos de un presidente que ha cometido toda suerte de crímenes, y que ha sido declarado por el poder popular, que representa la AN, como una persona que abandonó el ejercicio de sus funciones. La respuesta es, ¿cuándo Julio Borges va a ejercer su autoridad y establecer un canal humanitario que ayude a la sociedad venezolana, que muere de hambre y sin medicinas; cuándo él y la AN van a nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral para que llame a elecciones generales; cuándo él y la AN van a llamar a los nuevos miembros del Tribunal Supremo de Justicia, que está viciado?.
¿Qué opinión le merece la actitud reciente asumida por la fiscal Luisa Ortega, quien después de ser una férrea defensora del chavismo, ahora parece estar recapacitando?
Nosotros hemos escogido un método de lucha ante la dictadura que se conoce internacionalmente como lucha no violenta, cuyo ideólogo original es el Mahatma Gandhi, que no intenta doblegar al enemigo sino transformarlo, porque finalmente es una lucha de valores. Lo que nosotros mostramos con los sacrificios y los esfuerzos es que por más daño que nos hagan, como decía Gandhi, por más que golpeen al agua, lo harán hasta que se les canse el brazo, porque nosotros queremos una nación que no se asesine. Las consecuencias de esas acciones es que gente con rasgos más nobles o decentes digan: esto no puede seguir así. Yo creo que esa señora, de quien yo he sido crítico, ha sido conmovida por algo que la gente sensible entiende, que es el dolor humano, y ese orden creo que ella tiene que ser bien recibida en este esfuerzo tan peligroso para ella que es el de encarar la tiranía criminal que Maduro y Cabello, apoyados por los cubanos, están ejerciendo en Venezuela.
Gustavo Tovar Arroyo, abogado y educador venezolano exiliado.
Por DANIEL CASTROPÉ, ILIANA LAVASTIDA
Imagen:JJ BLANCO H