El presidente de la República, Nicolás Maduro, denunció este lunes que se dio un “golpe de Estado” a la presidencia del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), ejercida por la delegación de Bolivia.
Bolivia, en sus funciones como presidente del Consejo Permanente, suspendió la sesión de hoy por querer discutirse la situación de Venezuela sin el consentimiento de su gobierno. Sin embargo, la sesión se llevó a cabo.
El secretario de Asuntos Jurídicos de la OEA, Jean Michel Arrighi, explicó que la sesión ocurría por la solicitud de 20 países y de conformidad con el artículo 6 del reglamento del Consejo Permanente. La sesión fue presidida por el representante permanente de Honduras, Leonidas Rosa Bautista, por ser el miembro más antiguo. Así lo explicó Arrighi al indicar que la convocatoria para la sesión extraordinaria se haría en esas condiciones por la ausencia del presidente pro témpore, el representante de Bolivia, y del vicepresidente Jean-Victor Harvel, embajador de Haití.
El texto fue aprobado “por mayoría” (17) de los 21 Estados presentes en la Sala, ya que solo se abstuvieron cuatro de ellos: República Dominicana, Bahamas, Belice y El Salvador.
El documento lo presentaron Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, EE.UU., Jamaica, México, Panamá, Paraguay y Perú.
El texto no se sometió a votación, sino que se aprobó “por mayoría” de los Estados presentes, según declaró el presidente interino del Consejo Permanente, el embajador de Honduras, Leónidas Rosa Bautista.
En el momento de la presentación y debate de la resolución no estuvieron presentes Bolivia, Venezuela y Nicaragua, que abandonaron la sesión tras denunciar que se trata de una reunión “ilegal” y un “golpe de Estado institucional” al haberse celebrado pese a que Bolivia, titular de la presidencia del Consejo, la suspendió esta mañana.
La resolución, el texto más duro aprobado en la OEA contra Maduro, incorpora la posibilidad de, “en la medida que sea necesario”, emprender “gestiones diplomáticas adicionales para fomentar la normalización de la institucionalidad democrática”, “incluyendo la convocatoria de una reunión a nivel ministerial”.
“La sesión de la OEA fue un verdadero bochorno (…) le dieron un golpe de Estado a la presidencia y vicepresidencia del Consejo Permanente, que hoy mismo asumieron. Un golpe a Bolivia y a Haití (…) Desesperados rompieron todas las reglas de juego. No les importa nada, han llegado a un límite de desesperación, de locura”, declaró el mandatario nacional desde el Palacio de Miraflores.
El jefe de Estado consideró que la OEA se pretende convertir en un “tribunal de inquisición” para perseguir a los venezolanos.
Agregó que gobiernos conservadores de Latinoamérica “son presionados por Estados Unidos para romper relaciones con el gobierno de Venezuela” y así perjudicar la situación interna del país.
Arremetió en contra del secretario general del organismo, Luis Almagro, e indicó que no quiere respetar ninguna decisión de las instituciones del Estado.
“Casi que para tomar cualquier decisión habría que consultarle a la basura de Luis Almagro. Habría que preguntarle si seguimos con el Carnet de la Patria”, sentenció.
