El autismo es una condición que se caracteriza principalmente por el retraso en el desarrollo neurológico de cuatro áreas específicas: lenguaje verbal, comunicación e intención comunicativa, socialización y el área sensorial.
Cada niño diagnosticado con este trastorno tiene una complejidad única, por lo que hasta el momento a los expertos se les ha hecho difícil poder entender realmente lo que sucede con el Autismo.
S, conversó con la nutricionista clínico, Rosisella Puglisi, quien es especialista en esta materia y nos comentó que esta condición es más común en niños que en niñas. “Por eso el trastorno se representa con el color azul”, es decir, que hoy en día existen “más niños con autismo que con cáncer infantil, diabetes infantil o tipo 1 y HIV/Sida pediátrico juntos” afirmó la especialista en nutrición.
Hasta el momento, este trastorno no puede ser detectado mediante las pruebas prenatales y por lo general, los síntomas tienden a aparecer desde los 4 meses hasta los 3 años de edad. “La primera persona en notar que el niño/a con autismo no se está desarrollando adecuadamente y se comporta de manera extraña es la madre, quien consulta al pediatra; y es el neurólogo infantil en conjunto con las evaluaciones de los psicólogos clínicos infantiles que dan el diagnóstico definitivo”, aseveró Puglisi.
Los principales síntomas
-Falta de balbuceo o emisión de sonidos del bebé.
-No dice “mamá” ni “papá” después de los 12 meses de edad.
-No responde a su nombre ni al llamado.
-No fijan la mirada cuando se les habla.
-Risas o llantos exagerados sin motivo.
-Dificultad para conciliar el sueño.
-No toleran ruidos de la licuadora, la lavadora, electrodomésticos, carros, motos, explosiones de globos.
-Falta de comunicación.
A la fecha aún no se conoce cuál es la causa de este trastorno. Aunque se han realizado estudios y existen teorías, ninguna se ha podido comprobar en un 100% de los casos. Por lo que hay que prestar atención a todas las posibles señales que pueda generar un infante.
Además de los síntomas antes mencionados hay una lista ciertos indicios físicos que pueden encender la alama como: “Alergias, intolerancias, sistema inmunológico débil, intestino permeable, convulsiones, frecuentes infecciones respiratorias y otitis” describe la nutricionista.
Cuidados especiales
Puglisi indicó que una vez el niño/a dé positivo en los test psicológicos, debe tener cuidados especiales y obligatorios, por lo que es importante que inicie 4 terapias necesarias: Terapia conductual llevada a cabo por un psicólogo, Terapia de lenguaje por un experto en esa área, un terapista ocupacional y por último con un nutricionista, quién es el encargado de “programar, guiar y monitorear la dieta libre de toxinas y la suplementación que se realiza en estos casos”.
En el autismo hay ciertos alimentos dañinos para la salud del infante como el gluten, la caseína (proteína de la leche animal) y la soya, que no pueden ser consumidas los niños con este padecimiento , ya que “no terminan de ser digeridos y sus péptidos pasan a través de su intestino permeable al torrente sanguíneo intoxicándolos como un opioide, es decir, el niño con autismo que consume gluten, caseína y soya actúa como un drogadicto, empeorando los movimientos repetitivos, la falta de concentración y la respuesta al mundo externo” sentenció la nutricionista.
Adicional, se eliminan de la dieta toda clase de colorantes y químicos, es decir, ningún alimento industrializado es permitido en este trastorno.
Alimentos que sí están permitidos
-Carne, pollo, pescado, huevos.
-Vegetales verdes, vegetales de colores.
-Tubérculos: papa/ patata, ñame, yuca, batata, ocumo.
-Granos, Frutas, Arroz, Quinoa, Plátano.
La alimentación, un factor importante
“Es vital primero para evitar tener un niño intoxicado con opioides, segundo para evitar el daño intestinal, tercero para reducir las frecuentes rinitis, asma e infecciones respiratorias, y para reforzar el sistema inmunológico”, agregó.
Asimismo, una buena alimentación puede ayudar a mejorar la calidad de vida del niño y de sus padres. Tienden a rendir más en la escuela y en otras terapias completarías. Generalmente estos cambios empiezan a ser notorios desde los primeros 15 días hasta después de 6 meses iniciado el régimen alimenticio.
Efecto en la recuperación cognitiva
La dieta permite no tener péptidos opiáceos en sangre que intoxican produciendo falta de concentración, cambios de humor bruscos, cambio en el estado de ánimo, falta de contacto con el mundo externo, entre otras.
AGC
Por Confirmado: Oriana Campos