Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), dirigidos por Steve Ramírez y Xu Liu, implementaron recientemente con éxito un falso recuerdo en la mente del cerebro. La prueba era una simple probatura, valga la redundancia, pero puede tener implicaciones enormes. Colocaron al pequeño roedor en una caja metálica y la enfriaron al instante, tratando de buscar una reacción. El ratón se comportó como si hubiera recibido una descarga eléctrica, cuando no la hubo.
Lo que hace más fascinante a este descubrimiento es el hecho de que lo que han conseguido se consideraba una opción a suceder, pero muy remota. La hipótesis era que no sólo podrían identificar las neuronas asociadas con la codificación de la memoria, sino que podrían reescribirla. Los expertos afirman que es una hazaña impresionante, que ayudará a descubrir cómo funciona la memoria; aunque los científicos han considerado esta posibilidad durante años, nunca pensaron que este tipo de experimento se pudiera llevar a cabo.
Este avance ha sido posible a una investigación anterior realizada en Oxford, donde descubrieron cómo las memorias a corto plazo se transfieren a la memoria a largo plazo. Pero los investigadores del MIT se adentraron en algo completamente nuevo; los recuerdos no se almacenan en un área concreta, sino en ciertos grupos de neuronas conocidas como engramas. Steve Ramírez y Xu Liu se unieron en 2010 y diseñaron un nuevo método para explorar los cerebros vivos, para identificar los engramas. Los neurocientíficos utilizaron una técnica llamada optogenética, que gracias al láser estimula células para comprobar su reacción.
Los científicos y su equipo inyectaron un “cóctel” bioquímico en el cerebro de ratones genéticamente modificados, que contenía un gen con una proteína sensible a la luz llamada canalrodopsina. Este elemento fue inyectado en el hipocampo, donde se codifica la memoria. Luego, se implementaron filamentos en los cráneos de los ratones, que actuaban como un conducto para el láser. Los investigadores descubrieron que podían reactivar la memoria con luz láser sobre ciertas neuronas.
Con el fin de demostrar que podían identificar determinados engramas, reactivaron una memoria asociada con el miedo y, después del experimento, los tejidos del cerebro se examinaron con un microscopio. Aquellos asociados con una memoria específica brillaban debido a la sustancia inyectada. El enegrama se asoció con un electroshock hasta los pies, y así se desencadenó la respuesta del miedo.
Ahora que habían asociado el engrama con el miedo, establecieron un experimento para probarlo. Después de inyectar otro “cóctel” en la misma región del cerebro, colocaron al ratón dentro de una caja de metal. El ratón estuvo en ella durante 12 minutos. Al día siguiente, lo colocaron en una caja diferente (en color, forma y aroma), donde recibió una descarga eléctrica. Al día siguiente el mismo ratón se colocó en esta segunda caja, y recordó la descarga; los investigadores pudieron analizar la activación de la memoria gracias al láser, y vieron como el ratón comenzó a tener miedo.
¿Es posible un procedimiento similar para los seres humanos? Según Steve Ramírez “la prueba está ahí… la única diferencia es la innovación tecnológica para poder comprobarlo“. Hoy en día, más de 20 laboratorios de todo el mundo están trabajando conjuntamente en esta investigación. De hecho, un equipo francés ha implantado recientemente falsos recuerdos en el cerebro de un ratón mientras dormía.
Hay implicaciones positivas en tales experimentos. La principal es la de poder borrar recuerdos dolorosos que se asocian al trastorno de estrés postraumático, depresión y otros trastornos pisquiátricos. Puede haber aplicaciones para la enfermedad del Alzheimer, revertir las pérdidas de memoria de dicha enfermedad e incluso para aquellos que sufren trastornos por abuso de sustancias, lo que permitiría olvidar su adicción.
Aún así, surgen connotaciones negativas. Ya que la memoria es el “pegamento” que mantiene unida nuestra identidad, ¿borrar memorias no sería deshacer nuestra personalidad? Aunque sean dolorosos, los malos recuerdos nos definen como personas. Por supuesto, en aquellas situaciones graves, como las anteriormente mencionadas, podría verse como una salvación. Así pues, la esperanza de los científicos no pasan por borrar la memoria, sino por reescribirla. El potencial está ahí, sólo falta desarrollarlo.
Fuente: No sabes nada
Por Confirmado: Gabriella Garcés