Gónzalo Álvarez Marañón, experto en presentaciones, ofrece en su último libro El arte de presentar (Gestión 2000), resume los gestos que debes evitar hacer con tus manos cuando estás hablando en público, ya te estés dirigiendo a un potencial inversor como a una sala de 400 personas.

«Cuando tomas la palabra, ya sea en una sala de juntas o en un auditorio, inicialmente te sientes incómodo y, a menudo, inseguro bajo la mirada de tantos pares de ojos. Tu primera reacción es utilizar el cuerpo como escudo para proteger tu espacio. Cuando realizas una presentación, no existe una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión. Los gestos y la postura contribuyen poderosamente a tu presencia sobre el escenario», defiende este experto.

«Prácticamente, todos padecemos alguna manía o gesto mecánico que tendemos a repetir cuando hablamos en público o en privado. Aunque la mayoría no interfieren en el discurso, algunos pueden llegar a convertirse en obstáculos insalvables para la comunicación si se repiten», advierte.

Estos son, según Álvarez Marañón, los gestos que debes evitar hacer con brazos y manos:

1. No metas una o las dos manos en los bolsillos. Refleja tensión e inseguridad.

2. No cruces los brazos. Esto demuestra miedo, ansiedad e incomodidad.

3. No te cojas las manos entrelazándolas, ni delante ni detrás del cuerpo. Denota un territorio mental cerrado, sin nada que compartir.

4. No agarres el atril (o la mesa) con las dos manos todo el tiempo. Demuestra una necesidad de seguridad.

5. No juegues con el objeto que tengas en la mano (desde el micrófono hasta el puntero, pasando por un bolígrafo o unas fichas). Muestras nerviosismo y, peor aún, terminarás esgrimiéndolos para señalar, como herramienta de defensa y de ataque.

6. No te pases la mano por delante de la boca al hablar. Se interpreta como inseguridad, culpa y mentira.

7. No señales a la audiencia con el dedo índice. Transmite hostilidad y se interpreta como un gesto amenazante.

8. No mantengas los brazos pegados al cuerpo. Refleja falta de convicción.

9. No te toques repetidamente la cara, la boca o el pelo. Señala inseguridad.

10. No te frotes la barbilla.

11. No juegues con anillos, pulseras collares, corbatas…

12. No te alises la ropa de forma repetitiva. Muestra nerviosismo.

13. No te ajustes constantemente las gafas.

14. No debes sentarte y levantarte constantemente del borde de la mesa o despegarte del atril.

15. Evita cruzar y descruzar brazos y piernas.

Emprendedores

Por Confirmado: Oriana Campos

Poner una pieza de cartón en el exterior, tampoco sirve de mucho a menudo. El invierno ha llegado con fuerza en toda la península y, sobre todo por la mañana, el rocío y las bajas temperaturas, contribuyen a crear esa imagen típica del comienzo de la jornada: hileras de personas intentando quitar el hielo del parabrisas, cada una con un método diferente.

Algunos recurren a la paciencia y se levantan 10 minutos antes para calentar el coche y que el calor interior descongele los carámbanos. Otros se agencian un rascador especial y se pelan las manos durante varios minutos. Y los hay que, osados ellos, lanzan directamente un torrente de agua caliente al parabrisas, con el riesgo de que la súbita diferencia térmica rompa los cristales antes de descongelarlos.

 
La solución más rápida es usar agua y alcohol puro (96º). Se mezclan dos partes de este con una parte de agua y se rocía con un pulverizador o rociador sobre el parabrisas.  Lo mejor es que esta mezcla se puede dejar en el coche, sin temor a que las temperaturas bajo cero le afecten. El “truco” en verdad se basa en la temperatura de congelación del alcohol, unos -114ºC, muy por debajo de las temperaturas habituales en invierno, aún en Siberia.

En el siguiente vídeo se puede ver al meteorólogo Ken Weathers demostrando cómo actúa este descongelador doméstico.

Quo

Por Confirmado: Oriana Campos

El crujido o gruñido del estómago como lo llamamos puede ser muy común y bastante normal en la mayoría de los casos. Lo que está sucediendo aquí es que el tracto digestivo es un tubo hueco que mueve la comida y la bebida a lo largo. Cuando tienes una mezcla de líquido, comida y gas, moviéndose a lo largo del intestino, eso puede causar ruidos – a veces bastante fuerte.

 
Ahora cuando tenemos hambre nuestro cerebro envía señales a nuestro estómago para secretar jugos (de modo que es un líquido). También envía señales a nuestro intestino para comenzar a contraerse, moviendo los jugos y el aire a lo largo y como dicho tubo hueco está vacío en ese momento, los ruidos son amplificados y se pueden escuchar más.

¿Qué pasa si estos fuertes ruidos de estómago llegan al punto de ser bastante embarazosos?

 
Si estás escuchando más ruidos de lo habitual cuando tienes hambre o en cualquier momento durante el día, y es algo diferente de su patrón normal, es posible que debas consultar con un médico. Porque, ocasionalmente, el aumento de los ruidos intestinales, podría ser una señal de que no estás digiriendo su comida correctamente. Si no estás digiriendo adecuadamente los alimentos, se puede liberar más gas y entonces esto puede causar más ruidos que se generan cuando los músculos de la pared intestinal se contraen y causan lo que llamamos peristaltismo, el movimiento de los alimentos y líquidos que se mueven a lo largo de la tubo hueco de su aparato digestivo.

Así que tanto si se llena el estómago o se dispusiera de una habitación separada para procesar la comida correctamente. ¿Hay alguna otra manera de calmar a la bestia?

 
Ciertos alimentos pueden producir más gas que, a su vez, puede generar ruidos más fuertes. Cosas como porotos, coliflor, repollo, brócoli, alimentos o bebidas que contienen lactosa, gluten o trigo para ciertas personas. Estos también pueden causar más ruido del estómago por lo que, si estás teniendo un problema, es posible que desees tratar de cortar algunos de estos alimentos y ver si notas una diferencia. Incluso algo tan simple como la goma de mascar hace que tragues más aire que en el intestino, puede causar peristalsis más ruidosa.

En general, el crujido del estómago no es algo de qué preocuparse. Puede que que sea por consumir algunos alimentos más gaseosos de lo que debería y se puede probar a reducir en estos si el ruido del estómago es realmente molesto. Pero, en su mayor parte, es una parte normal y saludable de la digestión, así que no te preocupes demasiado.

Los por qué

Por Confirmado: Oriana Campos