Desde que Dudamel está a cargo de la selección, ha disputado 4 amistosos, 4 partidos por Copa América y 6 por eliminatorias

La Selección Nacional de Fútbol, tras la pasada doble fecha de eliminatorias que nos enfrentó a Bolivia y Ecuador, tendrá un parón de 5 meses hasta tener nuevamente un compromiso oficial, cuando se reanuden los encuentros de clasificación para el Mundial Rusia 2018. Un tiempo donde el Director Técnico, Rafael Dudamel, debe aclarar ciertas interrogantes sobre lo que se ha visto de esta vinotinto bajo su mando.

Desde que Dudamel está a cargo de la selección, ha disputado 4 amistosos, 4 partidos por Copa América y 6 por eliminatorias; y aunque se han tenido chispazos de buen fútbol de a ratos, no se ha terminado de definir a que juega la selección, se siguen cometiendo errores que nos penalizaron en el ciclo anterior y que nos sigue teniendo muy lejos del nivel para competir en CONMEBOL.

Tras la victoria ante Bolivia por 5-0, surgió la interrogante de si la selección juega mejor sin un 9 de área como Salomón Rondón, o si hay que darle paso a la nueva camada de jóvenes que he venido probando Dudamel (Koufatty, “Cariaco” González, Peñaranda), cuando lo realmente importante no pasa por los nombres propios sino por el funcionamiento del colectivo, en que no podemos pedirle a Rondón que marque goles si no le llegan pelotas de cara al arco, en si el esquema con el que se plantean los juegos no permiten que los jugadores exploten al máximo sus virtudes, en que los jugadores no aguantan el ritmo físico de los rivales y en medio de un partido queda la defensa expuesta ante los ataques contrarios.

Pongamos por ejemplo el caso de Tomás Rincón y su acompañante en el medio campo. Se han probado múltiples jugadores a su lado (Seijas, Lucena, Di Giorgi, Figuera, Flores, etc..) y no se termina de definir un socio fijo para el capitán de la selección.

¿Será que habrá que apostar por jugar con Rincón de “5” fijo y que los futbolistas de carácter más ofensivo lo acompañen en tareas de recuperación? Es el tipo de planteamientos que debe hacerse Dudamel de cara al 2017, donde aún quedan por disputar 6 encuentros más de Eliminatorias, y aunque se sabe que no optamos a un cupo para Rusia, hay que trabajar en conseguir un buen funcionamiento colectivo y apropiarnos de un estilo propio, que nos identifique más allá de los nombres; así como también es tiempo de que Dudamel siga poniendo a prueba a jugadores jóvenes para que vayan adquiriendo experiencia y roce internacional, de cara a pulir un buen grupo de futbolistas para buscar la soñada clasificación a un Mundial, pero no el de Rusia, sino en Qatar, en el lejano 2022.

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Algunos medios británicos especulan con que el equipo podría incluso echar al campeón inglés por lo sucedido en Abu Dabi

El asunto tiene recorrido porque, en el Mercedes campeón de todo en Abu Dabi, se habló tanto del primer título de Nico Rosberg como del desplante de Lewis Hamilton. Un día después, casi ha sido más noticia el desencuentro entre Hamilton y la dirección del equipo que la fiesta del alemán,el reguero de estadísticas y la aparición de su padre, Keke Rosberg, reclamando cuota de protagonismo. En Inglaterra algunos medios aseguran que Mercedes podría incluso echar a Hamilton de la escudería. El Times y el Daily Express aseguran que en el equipo se lo han llegado plantear.

Hamilton ralentizó el ritmo en Yas Marina para que Red Bull o Ferrari cazasen a Rosberg, finalmente campeón. El ingeniero, en primer lugar, y el jefe del equipo después le ordenaron al inglés que acelerase para proteger al germano. Entraron en colisión entonces dos preceptos de la Fórmula 1. ¿Hamilton debía obedecer al ingeniero que tenía los datos o debía atender a la historia y la norma no escrita de la F1, que predica que el compañero de equipo es siempre el primer rival? Esta es una norma aceptada por todos, que rige para los chavales del karting como para la estrellas de la Fórmula 1.

Si Hamilton obedecía a su equipo, perdía el Mundial con seguridad. Si hacía caso a su instinto, todavía tenía una opción de ganar. La Fórmula 1 es un deporte gestionado y dirigido desde la escuderías por una amplia mayoría de ingenieros aeronáuticos, que atienden a una telemetría y a la certeza de las matemáticas, pero no a la emoción. Hamilton fue egoísta, como todos los pilotos de F1 y más una figura como él, pero proporcionó interés y magnetismo al final de temporada. La salsa del deporte.

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Silbado por un sector de la afición blanca, el francés quiere redimirse en el Camp Nou, un estadio que se le da bien

Su carácter intimista, alejado del foco, no le ayuda. Es un futbolista de muchos recursos técnicos y su idiosincrasia minimalista le resta protagonismo en el Real Madrid, que buscará su versión «derbi» en el Camp Nou. Benzema es un delantero centro que no posee la ambición goleadora de Cristiano, de Hugo Sánchez, de Santillana. Prefiere dar la asistencia letal a Ronaldo antes que marcar el tanto. Tiene mentalidad de «10», no de «9». Y esa postura personal perjudica su situación cuando las cosas no salen. Anotó una diana decisiva en Lisboa y no se ha destacado, acusa su compatriota en jefe, Zidane. Cuatro días más tarde era silbado en el Bernabéu por el mal partido de todo el equipo.

El «nueve» paga el precio de no tener la ambición goleadora de Cristiano, de Higo Sánchez, de Santillana, y sus pases al portugués quedan en segundo plano
Es uno de los patitos feos de la afición. Si algo marcha mal, el francés es señalado por no presionar como otros jugadores. No es tribunero en despliegues físicos para forzar un fuera de banda. Y lo paga. El Real Madrid tiene abolengo para discernir esas cosas.

Ocho goles al Barcelona

 
En el Camp Nou siempre ha jugado bien. El barcelonismo ensalza siempre sus controles de balón, sus movimientos para descolocar a los centrales rivales, su apertura de espacios y sus pases a Cristiano y Bale. Ha marcado ocho veces en veinticuatro clásicos. La pasada campaña firmó el empate a uno. Cristiano sentenció después con el 1-2. Y se anuló un tanto legal a Bale. Benzema quiere redimirse en su territorio comanche preferido.

El barcelonismo elogia sus controles de balón, sus movimientos para descolocar a los centrales enemigo, su apertura de espacios y sus pases a Cristiano y Bale

En el madridismo no se elogian tanto las virtudes del futbolista fichado por Florentino Pérez en 2009. Ancelotti y Ronaldo le defendieron en otros dos momentos críticos, en 2013, para subrayar su trabajo silencioso en favor del ataque. «Karim sabe que el Bernabéu siempre le pedirá más, aunque marque goles decisivos», señala Zidane para indicar el 1-2 del José Alvalade. «A mí me pitaron».

Que no se pisen la manguera

 
En los últimos tiempos, la tendencia de Cristiano a ser más delantero centro y menos extremo izquierda ha supuesto que en muchas ocasiones haya dos hombres en el área enemiga que se pisan la manguera para enchufar el gol. Sucedió frente al Sporting de Gijón. Se perjudicaron ambos. Y el que salió peor parado fue Benzema, pues el portugués tiene una varita mágicapara solucionar los problemas con su remate.

Se ha picado constantemente al ser sustituido constantemente en nueve de la diez jornadas de Liga que ha disputado y en sus encuentros de Champions. En Barcelona se examina de «continuidad»

 
En el Camp Nou, el francés se abrirá hacia la izquierda para dejar pasillo al luso camino del área. Baja durante un mes en el estreno de la temporada por su recaída en la lesión de cadera, trabaja duro para recuperar su ritmo. Necesita ofrecer lo mejor de su fútbol y asentarse en la titularidad.

Se ha picado constantemente al ser sustituido en nueve jornadas de Liga de las diez que ha disputado. Ante el Sporting acabó su primer encuentro. En La Masía se la juega.

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