Las empresas de Ágatha Ruiz de la Prada han presentado cuentas en el Registro Mercantil. Su aventura americana es la que le ocasiona más pérdidas y los ‘royalties’ son su mejor apuesta.
Las empresas de Ágatha Ruiz de la Prada (Madrid,1960) han presentado cuentas en el Registro Mercantil en un momento delicado para la diseñadora y empresaria. La XII marquesa de Castelldosríus y la XXIX baronesa de Santa Pau es administradora única desde 2003 de Enjoy & Laugh SL, una gran entidad matriz cuya estructura accionarial reparte con sus retoños (Cósima Olivia, de 26 años, y Tristán Jerónimo, tres años mayor), fruto de su relación con el editor Pedro J. Ramírez, del que ahora se esta separando por voluntad del primero, como ya contamos en Vanitatis.
Así, ella tiene el 66,67 % de la empresa; su hija Cósima el 18,89% y Tristán el 14,44%. Sus hijos están muy involucrados en el negocio materno y así lo dejan ver en sus redes sociales, sobre todo su vástaga, que es la mejor embajadora de la marca y –siguendo la filosofía de su progenitora– la joven siempre aparece vestida con los diseños de la casa con una actitud fresca, divertida y desenfadada, como históricamente viene haciendo su madre. Cósima, que domina cuatro idiomas, es responsable del departamento de Relaciones Internacionales. Su hermano tiene otro perfil personal y profesional. Ella misma (Ágatha) contó en el programa de Bertín Osborne cómo fue el fichaje de Tristán para su marca. Relató que se produjo después de un viaje en moto a China de su retoño, lo que hizo que la hija del gran arquitecto Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz lo nombrara automáticamente consejero delegado «para darle estabilidad». Ocurrió en 2015.
Anécdotas aparte, Enjoy & Laugh SL tiene un poderoso activo total de 9.394.089,27 euros, pero un balance de resultados, en este último ejercicio, con cifras en negativos. Concretamente, -468.279,72 euros, según datos registrales referentes al balance de cuentas de 2015. De la mencionada entidad nacen ocho empresas dedicadas a los ‘royalties’, la gestión inmobiliaria y el comercio al por menor de toda clase de prendas de vestir. La totalidad de sus cuatro empresas españolas está domiciliada en Madrid, en la aristocrática calle de Ortega y Gasset, en el número 5, donde la artista tiene su taller y ‘showroom’.
El sueño (roto) de la Gran Manzana
Los sueños de vender a puerta de calle sus diseños en Europa y América y de hacer desfilar sus creaciones por la pasarela han generado una cadena de deudas. La empresa que mejor le funciona es la de los ‘royalties’ (Producciones Ana Sandra SLU). Hay que recordar aquí que esta empresa cuenta desde 1986 con más de 100 licencias de complementos de moda, revestimientos cerámicos, artículos para el hogar, libros, accesorios para mascotas, artículos de perfumería y papelería, y muchos otros productos, como por ejemplo bicicletas, que se distribuyen a través de las tiendas exclusivas de la diseñadora en Madrid, Barcelona, París, Milán, Nueva York, Oporto y su tienda ‘online’, además de estar presentes en tiendas multimarca de más de 150 países. Una idea que le ha salido redonda y en la que sigue ahondando con nuevas líneas de complementos y colaboraciones.
Bicicleta diseñada por Ágatha Ruiz de la Prada
Pero la expansión internacional no le está dando todos los frutos esperados. Ágatha no ha logrado (de momento) comerse América y su desembarco en la gran manzana no ha sido todo lo feliz que se prometía. La empresaria tiene una tienda en en el corazón de Tribeca, en el 466 de Greenwich Street, que aunque ha logrado situar a la creadora en Estados Unidos, arroja pérdidas a la luz de los datos del Registro Mercantil.
Enjoy & Laugh aloja la contabilidad de sus filiales en Nueva York, París y Milán. Y es en Estados Unidos donde aparecen las pérdidas más abultadas. Una de sus empresas toma su nombre de la ubicación en el callejero de su tienda neoyorquina. ¿El objeto? El arrendamiento de inmuebles. Sus datos nos son muy alentadores. Presenta un resultado de la explotación en 2015 de -26.560 euros y una pérdida de patrimonio neto en el mencionado año de -137.332,31 euros.
Pero su gran agujero es Ágatha Ruiz de la Prada Nueva York, que es la que destina para el comercio al por menor de prendas de vestir al otro lado del Atlántico. En el ejercicio de 2015 hay una pérdida de patrimonio neto de casi cuatro millones de euros, -3.975.372,37 euros, y el resultado de la explotación es de -245.958 euros.
De la Barcelona rural a París, Mallorca y Milán
Ruiz de la Prada tiene también un fuerte patrimonio inmobiliario. Sus inversiones en este sector no solo se centran en los casi 8 millones de euros de Urano & Gea (fincas rústicas) y de Hot, Beach & Golf, también posee más de 18 propiedades, muchas de ellas derivadas de ser la XII marquesa de Castelldosríus y la XXIX baronesa de Santa Pau. Para conocerlas tenemos que viajar a la comarca del Vallés Occidental, en la provincia de Barcelona. Según el Registro de la Propiedad, destaca la finca denominada ‘Carol’, de 4 hectáreas, situada en el término municipal de Polinyà, donde también tiene las heredades llamadas: ‘Homet de Dalt’, de 2,3 hectáreas; Gabarra, de 0,73 hectáreas, y Mas Gabarra, de 0,47 hectáreas. Eso sí, en todas ellas tiene la titularidad compartida con una multitud de herederos.
¿Por qué tantos copropietarios? Se debe a que Ágatha Ruiz de la Prada es noble por un cambio de la legislación. Su madre era una noble catalana: María Isabel de Sentmenat y Urruela. En el 11 de agosto de 2010, tras la muerte de su tío materno Carlos de Sentmenat y Urruela en 2005, obtuvo por sentencia judicial de su otro tío materno, Santiago de Sentmenat y Urruela, IV marqués de Orís, el marquesado de Castelldosríus y la baronía de Santa Pau, tras tres años pleiteando en tribunales, que dieron como resultado que la diseñadora se convirtiese en la XII marquesa de Castelldosríus grande de España y XIX baronesa de Santa Pau. Y esta es la razón por la que comparte terrenos con más de veinte parientes, todos con apellidos compuestos similares.
El mismo esquema (el de la profusión de titulares) se repite en la hacienda denominada ‘Manso Sabau’, en el vecino término municipal de Santa Perpetua de Mogoda. Fuera de Cataluña, la afamada diseñadora tiene propiedades en Baleares. Destaca su villa estival de Mallorca, compartida con su hasta ahora esposo, en el municipio de Son Servera, en Costa de los Pinos. Este refugio lo adquirieron de Giuliana Arioli, esposa del escritor Joaquín Calvo Sotelo. La propiedad balear se hizo famosa porque tuvo problemas urbanísticos con la titularidad, pública o no, de la piscina y fue escenario de alguna que otra escena dantesca por los enemigos del editor. El litigio, que ha estado 11 años en los tribunales hasta este 2016, se ha resuelto a favor del hasta ahora matrimonio Ramírez-Ruiz de la Prada.
Todo lo que está en juego en la separación de Pedro J. y Ágatha Ruiz de la Prada
Pero volvamos al epicentro de sus negocios: Madrid. Allí tiene un piso de 250 metros cuadrados en la calle Marques de Riscal, que le dejo su tía Conchita cuando estaba dando sus primeros pasos en el mundo de la moda, como contó recientemente en el programa de Bertín Osborne.
En territorio de Cristina Cifuentes tiene una finca de 11 hectáreas conocida como ‘El Robledal’. Está situada en el pequeño municipio de Brea de Tajo y forma parte de su herencia paterna. Este campo, que siempre ha sido lugar de encuentro y reuniones de alto nivel, alberga una capilla del siglo XVIII, donde la pareja bautizó a sus hijos. Cuando falleció su madre, la finca se repartió entre los cinco hermanos de Ágatha: Manuel, Ana Sandra, Félix e Isabel. Algunos de ellos vendieron su parte a la pareja ahora disuelta. De haberse aprobado la construcción del aeropuerto de Campo Real para descongestionar Barajas -situado a 33 kilómetros de esta propiedad-, Ágatha hubiera dado el pelotazo económico de su vida. Pero no fue así.
En París, además del apartamento en la zona de Les Halles, la pareja posee conjuntamente un local comercial y un garaje. En Milán tienen igualmente otra propiedad para poder atender la expansión de su negocio en Italia, que recientemente baraja poner en venta, según relató la diseñadora a esta publicación. Según confirman a Vanitatis: “Los ingresos de Ágatha son ahora superiores a los de Pedro, que lo que gana lo invierte en su periódico. Ella no es accionista de ‘El Español’, pero todo lo demás lo tendrán que repartir”. Sin duda, se avecinan cambios. Y la independencia empresarial de ambos les ahorrará quebraderos de cabeza.
Vanitatis