Hoy, la sexualidad oral goza de una alta permisividad, y el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra.
En nuestra cultura, el ‘cunnilingus’ es MUY apetecido y constituye un elemento protagónico en el acto sexual. No obstante, todavía existen quienes afirman que se trata de una práctica sucia, aún cuando la ciencia es clara en exponer que el pene, los testículos, la vagina, así como los labios femeninos, no son óganos sucios. Por el contrario, son áreas relativamente limpias, en el individuo sano.
En este caso, el riesgo no sería que los órganos sexuales infecten la boca del compañero, sino que sea esta la que infecte a los genitales de la pareja, ya que contiene una enorme cantidad de bacterias y es capaz de transmitir infinidad de infecciones.
Dejando en claro esto, el doctor Mauro Fernández, en su libro “Manual de almohada, sexo oral”, nos brinda algunos consejos para disfrutar plenamente de esta práctica. Él nos dice que, cuando una mujer le regala sexo oral al hombre, la amante más versada centra su atención en el orificio urinario y trata de meter la punta de la lengua onduladamente.
Además, una amante experta inicia la sesión con un leve y fugaz contacto entre la lengua y el glande. Así, estimula de manera intermitente y pausada, con lo que provoca agitación a su pareja, que cada vez quiere más y más, hasta que recorre y estimula el pene en su totalidad.
Bono extra: un ejercicio muy poco común en nuestra sociedad es que la femina introduzca uno de sus dedos en el ano de su compañero y empuje hacia arriba; esto con frecuencia desencadena una intensa y placentera eyaculación.
Por su parte, cuando un hombre regala sexo oral a la mujer, es recomendable iniciar con besos secos, pausados y aislados, para luego proceder a separar los labios mayores y dirigir la boca hacia le clítoris. La lengua debe bordear la entrada de la vagina y luego dar intensos zarpazos en su interior, simulando una penetración, pero con la lengua.
De igual forma, el amante versado chupa, lame y lenguetea todo el territorio genital, los labios mayores, los menores; sube al clítoris y baja a la entrada de la vagina, con lo que provoca un enorme placer.
Bono extra: mientras él sumerge su boca en el sexo de su pareja, sus dedos exploran la zona anal hasta que procede a penetrar
digitalmente el orificio.
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