Encuentro Con los auspicios de la Santa Sede y la Unasur, el gobierno venezolano
y la oposición por fin se ponen cara a cara para superar las coyunturas económicas, sociales, políticas e institucionales, necesarias en la convivencia democrática.
Si bien Jesús, modelo de diálogo, habló con los fariseos y con la samaritana, no condenó a la adúltera, entabló amistad con prostitutas y publicanos (uno de ellos llegó a ser discípulo suyo), curó al siervo del centurión romano (un gentil ajeno al pueblo judío) y pidió extender su mensaje hasta los últimos confines de la Tierra; la Iglesia sigue apostando al diálogo como un deber ser, una meta, que se construye en el tiempo y en el acontecer histórico. Y es lo que se espera hoy luego de la aceptación del Vaticano, de mediar en la crisis política venezolana, reiteradamente propuesto por la oposición y a la que accedió el Gobierno luego de un encuentro privado que sostuvo el presidente Nicolás Maduro hace una semana con el papa Francisco en el Vaticano de manera privada.
Además, viene a tono con la designación de dos sacerdotes venezolanos en las más altas posiciones de la Iglesia, por lo que la mediación papal pareciera marcar y demarcar un avance de posiciones en el conflicto.
El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Diego Padrón, expresó que la reunión entre Gobierno y oposición forma parte de un encuentro para establecer los puntos a tratar en próximas conversaciones. “El diálogo no puede ser sustitución de un derecho del pueblo. No viene a enfriar al pueblo ni a quitarle la voluntad de revocar”.
En ese sentido, enfatizó que el proceso de diálogo no ha comenzado. A su juicio, existe una fase exploratoria “para ver si quieren un diálogo eficaz, hay que cuidar en cada momento para que no se desvíe el diálogo, que tiene varias etapas, marchas y contramarchas”.
Monseñor Padrón sostuvo que es posible que el proceso cree confusión, porque no se posee información amplia y clara. Sin embargo, recordó que la intervención del Vaticano fue una solicitud de ambos sectores políticos. Ciertamente desde que se conoció la noticia ha reinado las condiciones.
Monseñor Baltazar Porras expresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) y recientemente designado Cardenal, calificó de “esperanzadora” la iniciativa de incluir al Vaticano en las mesas de diálogo entre el Gobierno nacional y la alianza opositora.
“Nuestra función permanente como hijos de la Iglesia es la de ser facilitadores entre quienes no quieren ni siquiera sentarse juntos”, enfatizó el arzobispo de Mérida . A su juicio, la presencia de la Iglesia atempera los espíritus para que pueda haber un diálogo sincero, cordial y respetuoso entre unos y otros.
Las afirmaciones las hizo durante el cierre del año jubilar de la creación de la diócesis de Barinas donde resaltó el papel de la feligresía católica como medio pacificador
Monseñor José Luis Azuaje Ayala, obispo de la diócesis de Barinas, también le tiene fe al encuentro y entiende que a partir de ahora también se verían nuevas esperanzas en el pueblo católico precisamente para lograr un avance en las conversaciones que logren salir de la crisis.
Sin embargo, desde la oposición surgieron escenarios inciertos luego del anuncio de la fecha y lugar. “¿Cuál diálogo? En Venezuela no se ha iniciado ningún diálogo (…) Ellos pretenden usar la buena fe del papa Francisco, la buena fe del nuncio, para decir acá no ha pasado nada”, dijo Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda.
Igualmente, Voluntad Popular, partido del dirigente opositor Leopoldo López, consideró que “no están dadas las condiciones”.
Poco después, la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que agrupa a toda la oposición, emitió un comunicado en el que intentó aclarar los términos del diálogo. “Cualquier proceso de diálogo tiene cuatro objetivos fundamentales: respeto al derecho al voto, libertad para los presos políticos y retorno de los exiliados, atención a las víctimas de la crisis humanitaria y respeto a la autonomía de los poderes”, indicó la MUD, al calificar como “un triunfo la presencia del Vaticano”. Pero la alianza pidió que la reunión se realizara en Caracas.
Mientras que el presidente Maduro, en cadena nacional, recién llegado de su gira petrolera por el Medio Oriente y una escala en Roma y Portugal, contó: “Le di las gracias en el nombre de Venezuela por todo el apoyo para que por fin, definitivamente, se instale una mesa de diálogo entre los distintos factores de la oposición y el Gobierno legítimo y bolivariano que yo presido”
Durante la audiencia, Francisco instó “al diálogo sincero y constructivo” para “aliviar el sufrimiento” de la gente, precisó una nota del Vaticano.
“Espero que se ponga el tema económico de la recuperación de Venezuela como punto central. Espero que se imponga el respeto a la Constitución y se abandone el camino del golpismo”, expresó Maduro.
El enviado del Papa a Venezuela, Emil Paul Tscherrig, nuncio apostólico en Argentina, manifestó que el diálogo busca “la superación de las coyunturas económicas, sociales, políticas, institucionales, fundamentales para la necesaria convivencia democrática” en Venezuela. Además se garantizó la seguridad y el respeto en el proceso con el auspicio de Unasur. El secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, destacó que el diálogo llega “en momentos muy duros para el país” por la “operación de secuestro judicial” del revocatorio. La suspensión del referendo, con el cual la MUD buscaba deponer a Maduro del poder, caldeó aún más el ambiente.
Sin embargo, la Iglesia no pierde la esperanza para un país dividido y golpeado por una puja de poder económico y político.
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