La inflación en Venezuela en el 2016 ha afectado de manera marcada las decisiones, patrones de consumo y comportamientos tanto de personas naturales como empresas. La aceleración de precios en los primeros siete meses del año fue muy marcada, reflejado en diferentes indicadores alternativos que hacen seguimiento a la dinámica inflacionaria.
En su último reporte de World Economic Outlook, el FMI pronostica una inflación para Venezuela en el 2017 de 2200%, ¿será probable que sea acertada dicha proyección? Veamos varios elementos por los cuales no veo una inflación en estos niveles para el año que viene:
Reducción de la brecha cambiaria: durante el presente año, todos hemos observado un ajuste importante de los precios de los bienes de la economía, muchos de los cuales estaban regulados y otros que tenían rezagos importantes fueron ajustándose progresivamente a tipos de cambio mucho más elevados siguiendo el ritmo de depreciación del Simadi/Dicom, mientras que otros bienes se ajustaron a niveles de indicadores alternativos de tipos de cambio.
Recientemente, se ha observado un incremento importante de bienes importados (principalmente alimentos e higiene personal) provenientes de Brasil y Colombia, los cuales presentan enormes distorsiones de precios relativos, con tipos de cambio que inclusive duplican o triplican la exhibida por el dólar no oficial.
Los puntos anteriores describen una economía que ha ajustado su tipo de cambio ponderado y que en efecto ha reducido las brechas existentes de precios entre los marcadores de tipo de cambio más bajo y los más altos, es decir, la economía venezolana ha absorbido un efecto transferencia muy elevado (impacto de la variación del tipo de cambio sobre los precios) lo cual reduce los espacios para que dicho efecto se repita para el año que viene.
Caída de la demanda: cuando se demanda un producto de manera elevada con una oferta que no puede responder a dicho estimulo, el mecanismo de ajuste de tal desequilibrio es el aumento de precio del bien en cuestión. Este año la caída del consumo privado puede ubicarse entre -10% y -11%, lo cual implica que si la caída es tan grande, las ventas por tanto están cayendo de forma muy marcada, lo cual significa menor rotación de inventarios. Si dicha variable rota en menor medida, la variación de precios no tiene forma de acelerarse y llegar a niveles de 2200%, simplemente porque la demanda no responde a la misma velocidad de antes.
La demanda en Venezuela se ve explicada principalmente por dos factores, siendo estos los incrementos salariales y la expansión real del crédito. Ambos factores este año estarán cayendo muy fuerte en términos reales, con aumentos salariales en tasas de -50% real (+210% nominal) y una cartera de crédito con caídas reales de -60% (+141% nominal).
Para el año que viene, es altamente probable que los salarios sigan creciendo a un ritmo mucho más lento que la inflación, tal como hemos observado en este 2016, mientras que la cartera de créditos no tiene forma de crecer al ritmo inflacionario considerando las regulaciones de capital actuales por el lado de la banca, por tanto, los dos factores que explican en gran medida el consumo privado, muestran para 2017 grandes limitantes para poder crecer, lo cual implica un consumo deprimido, y sin demanda la variación de precios no es explosiva.
El punto clave acá está en entender que los salarios todavía no muestran señales de empezar a ajustarse mensualmente o semanalmente, ni por el lado del salario mínimo ni por arriba del mismo. Al momento que Usted observe que los salarios se empiezan a indexar con la inflación, pues amén del escenario que pronostica el FMI para 2017… por los momentos todavía estamos lejos de ello.
Importaciones: parte de la explicación de la inflación durante el presente año es esbozada por los grandes recortes de oferta agregada vía disminución drástica de importaciones. Ya este año podemos cerrar con cifras de US$ 19.500 MM, lo cual representa una caída de -52,7%. La posibilidad de repetir un ajuste de semejante magnitud para el año 2017 es casi inviable, ya que ubicaría las importaciones en niveles de US$ 10.270 MM. Esto limita de nuevo como se ha venido explicando, la posibilidad que la inflación el año que viene pueda llegar a niveles superiores a 2.000%, porque los espacios de recorte son en extremo limitados.
Tomando en consideración los puntos anteriores, para el año que viene podemos estar observando dos escenarios de inflación principales: uno en el cual hay cambios estructurales en variables como la posición de liquidez externa (divisas) que permitan apuntalar las importaciones así como exista la presencia de un precio del crudo estable en niveles de $47-49, se apuntaría a una inflación general de la economía en 250%. El segundo escenario es un status quo, con aumentos salariales cada tres o dos meses y niveles de importación deprimidos, lo cual ubicaría la inflación en +395%. En cualquiera de los dos escenarios, se evidencia que estaríamos lejos de observar cifras como las que pronostica el FMI de +2.200% en el año 2017.
Cierro con dos consejos claves para las empresas de cara al año que viene:
1) Calcule su inflación interna: Existen múltiples niveles inflacionarios en la economía, con una dispersión muy grande entre las dinámicas de gastos operativos de las empresas, por tanto, pueden convivir actualmente sectores cuyos incrementos de sus gastos han sido de 200% y algunos en que los aumentos de dicha partida van 10 veces más rápido que el número anterior.
La inflación está afectando la velocidad de los gastos de las empresas de forma muy diferenciada y es por ello que usted debe medir su inflación interna para conocer la manera en que sus distintas partidas de gasto moldean dicha estructura. Si usted conoce su inflación interna, no solo podrá ser más efectivo controlando su ritmo de aceleración, sino que además puede ser más preciso en su predicción y en sus impactos en el margen de su compañía.
2) Préstele más atención al flujo de caja y no al balance general y estado de resultados. Recuerde que el balance general y el estado de resultado es una opinión, mientras que el flujo de caja es un hecho. Considere la gestión de su ciclo operativo, es decir, cuánto tarda en pagar, cuanto en vender (rotación de inventarios) y cuanto en cobrar. Mientras menos días tenga su ciclo operativo, más protegido estará de la inflación.
Por el lado del flujo de financiamiento, dependiendo de su estructura de capital (que tan endeudado está en relación al tamaño del patrimonio) las tasas de interés seguirán siendo reales negativas, incremente su endeudamiento para dos fines fundamentales: capital de trabajo y operaciones de cobertura.
Por el lado del flujo de caja de inversión, tenga cuidado con la aprobación de proyectos en 2017, evalué cuáles aportan valor y cuales destruyen capital. Un indicador clave que le puede ser útil es evaluar cada proyecto en función de un índice de rentabilidad, por ejemplo, divida el valor presente neto de cada proyecto entre la inversión que implica su ejecución, esto le permitirá discriminar entre proyectos que generan menos valor presente por unidad de inversión e imponer restricciones de gasto máximo.
Fuente: Banca y Negocio