El pasado Mobile World Congress fue el pistoletazo de salida del nuevo estandar de comunicación móvil de datos, el 5G. Y desde entonces se ha levantado mucha controversia y dudas al respecto.
Aunque para el usuario normal el 5G puede parecer un simple cambio de tecnología, este va mucho más allá, y van a suponer grandes cambios para la infraestructura de redes móviles por la propia concepción del servicio.
Aquí os vamos a intentar esclarecer este tema, con toda la información que tenemos en manos y los futuros pasos que tiene que dar para llegar al mercado.
¿Qué es el 5G?
El 5G es el nuevo protocolo de comunicación de datos móviles que busca cubrir las necesidades futuras, y casi podemos decir actuales. La explosión del Internet of Things(IoT) ha supuesto un desafío para todos los nuevos dispositivos que requieren de una conexión a internet propia e independiente de nuestro smartphone, y este ha sido uno de los cambios de concepción más importantes.
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Esto ha provocado que la concepción del 5G haya tenido que partir prácticamente de 0, buscando una solución a las diferentes demandas de conectividad de los diferentes dispositivos, donde unos requieren de una alta velocidad de datos, mientras que otros necesitan la latencia más baja posible.
¿Cómo van a hacerlo?
La actual red 4G nos ofrece una señal de la que se nutren todos los actuales dispositivos del mercado, ya sean smartphones o wearables. Por ello las diferencias entre ambos dispositivos pueden ser notables en cuanto a necesidades, y sin embargo ambos dispositivos utilizan módems de características similares. Este es uno de los motivos por los que la autonomía de los wearables es más baja de lo que nos gustaría.
Con la llegada del 5G, también llegada la red virtualizada. De esta forma, la señal que recibe cada dispositivo se adapta en función de sus necesidades, consiguiendo tasas de transferencia elevadas para dispositivos que puedan consumir contenidos 4K, por poner un ejemplo, o una menor capacidad de ancho de banda, pero mayor estabilidad y menor latencia.
Esta señal inteligente es lo que hará que el consumo energético de los dispositivos sea mucho más reducido, y repercutirá de una forma muy beneficiosa en la autonomía de los equipos con esta tecnología.
¿Cuándo llegará a España el 5G?
Ya en el Mobile World Congress de Barcelona se adelantó que el objetivo, como tantos otros proyectos de innovación, tiene su objetivo en 2020, pero no ha sido hasta el pasado mes de Julio donde se ratificó esta fecha mediante el Manifesto 5G, firmado por todas las grandes compañías de telecomunicaciones de Europa.
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En él se establece un compromiso de que al menos una ciudad de cada país miembro de la Comunidad Económica Europea (CEE) tendrá establecidos los servicios 5G. Esto, que puede parecer aún lejano, llegará antes de lo que pensamos, aunque el proceso está siendo lento, ya que de momento no se ha cerrado ni las bandas de utilización ni las características propias del servicio.
¿Qué dispositivos serán los primeros en adoptar esta tecnología?
Podemos decir que los smartphones junto a los wearables serán los primeros en recibir esta tecnología, aunque tampoco podemos olvidar un sector que en estos momentos se está incorporando a las conexiones móviles: los coches.
La conducción autónoma sigue avanzando a pasos agigantados, y lo que veíamos como un futuro lejano ya no lo es tanto. También tenemos vehículos capaces de ofrecer conexión 4G, y conectarse a nuestro smartphone para utilizar algunas de sus funcionalidades como programar la calefacción, compartir rutas con el google maps o incluso arrancar el coche.
¿Mejorará la cobertura del dispositivo con respecto al 4G?
El objetivo del 5G es que la conectividad inalámbrica llegue más lejos y mejor. Para ello, además de cubrir las actuales bandas del 4G, también se recurrirán a otras adicionales por debajo del GHz, y algunas por encima de los 6 GHz, aunque estas últimas solo se utilizarán en casos donde sea necesario un ancho de banda extremo.
Os aclaramos, que, al igual que sucede con las ondas de radio, cuanto más baja es la frecuencia mayor es el alcance de la señal, aunque esta disminuye su calidad. Por este motivo, las emisoras AM son mucho más estables pero también ofrecen un sonido menos nítido.
En los datos móviles sucede lo mismo, de forma que nuestro terminal funcionará normalmente con las bandas de 1800 y 2600 MHz en grandes ciudades, mientras que en zonas más alejadas de los núcleos urbanos de gran densidad se utiliza la banda de 800 MHz.
Además, gracias a la tecnología LAA (License Asisted Access), podremos utilizar las frecuencias de la conexión WiFi para potenciar y mejorar la señal de recepción de nuestro dispositivo.
¿Bajarán las tarifas de datos?
La tecnología 5G traerá consigo una adaptación de todas las infraestructuras de telefonía móvil, donde siendo conscientes de este futuro estándar, ya cuentan con sistemas modulares en sus sistemas para poder actualizar de una forma más sencilla. Pero los cambios son notables y requerirán de un importante esfuerzo económico para renovarse.
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Aunque como siempre sucede, todo depende de la economía de escala. Esto es, si la demanda es más elevada, los costes de fabricación se diluyen. Adicionalmente a esto, la nueva tecnología también trae consigo una optimización del OFDM (Orthogonal Frequency Division Multiplexing) donde se podrán mandar más bits por Hz, consiguiendo transmitir más información por el mismo coste, además de un ahorro energético, por lo que es de suponer una bajada del coste por GB de descarga.
¿Desaparecerán las llamadas de voz tradicionales y se incluirán como datos?
Los terminales 2G/3G utilizan un sistema de llamadas por conmutación de cirtcuitos tradicional, de forma que esta conexión cambia su funcionamiento en el momento que estamos realizando una llamada, orientando toda la señal para otorgar cobertura a la llamada.
Este sistema cambió con el 4G, que permite realizar una transmisión por paquetes para la voz, olvidándonos de la conmutación del 2G/3G. El problema ha sido que con una red de teléfonos tan extendida con el 3G, no se podía saltar toda la infraestructura creada para este tipo de conexión, por lo que los teléfonos actuales 4G cambian de modo de funcionamiento a 2G/3G cuando realizamos o recibimos una llamada.
Esto podría cambiar con el 5G, donde la infraestructura si podría estar preparada para abandonar las llamadas tradicionales, y meterlas en la misma transmisión por paquetes que tenemos con los datos de nuestro teléfono, simplificando el sistema y mejorando la calidad de las llamadas. Esta tecnología es denominada VoLTE.
¿Qué velocidad alcanzará?
Tal y como se ha dicho al principio, no están establecidas las bases ni las características de los servicios, pero ya se habla del famoso hito de conseguir una velocidad de transferencia superior a 1 Gbps (o 1000 Mbps).
En estos momentos lo que tenemos con el 4G es una velocidad de transferencia máxima que ronda los 150 Mbps en terminales con LTE categoría 4, mientras que los más avanzados, que si admiten el LTE cat 6 o 9, pueden alcanzar velocidades de hasta 450 Mbps, e incluso 600 Mbps si hablamos de la cat 11.
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Lo cierto es que este ancho de banda no llega a la mayoría de los terminales, y tan sólo en determinadas zonas podemos disfrutar de ese aporte extra de velocidad que nos ofrece el 4G+.
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