Una de las cosas que más nos vuelven locos por las mañanas son los atascos que cogemos para ir y volver del trabajo. Y si a esto le sumamos que llueva, puede ser un caos mortal. El problema es que, aunque no lo pueda parecer, el hecho de encontrarnos en una situación así cada mañana o, incluso, de manera puntual,puede condicionarlos el resto del día.

Nuestra concentración disminuye cuando estamos estresados. Si llegamos tarde, ya vamos con prisas y acelerados. Y si el atasco nos ha puesto de mal humor, lo vamos a pagar o con nuestros compañeros de trabajo o con nuestra pareja al final del día. Por lo que hay que evitar, a toda costa, ¡que los atascos nos saquen de nuestros cabales!

Al igual que hay una relación causa-efecto, siendo la causa un atasco y el efecto una mala hostia impresionante, también puede crearse una relación causa-efecto previa a esto y que nos condicione la manera en la que afrontamos el problema del atasco por las mañanas.

Así que, si queremos que el efecto sea tomarnos con calma un atasco, la causa deberá ser algo que nos ponga tan de buen humor, que nos haga sentir tan felices,que nos dé igual estar parados en la carretera más de media. Y esta causa es el sexo.

¿Cuáles son los beneficios del sexo?

Tener sexo por las mañanas es una forma muy efectiva de condicionar nuestro estado de ánimo para el resto del día. Uno de los principales beneficios del sexo es que, al tener un orgasmo, se liberan endorfinas, las denominadas hormonas de la felicidad, lo que hace que estemos más relajados y más felices cuando salimos por la puerta de nuestra casa.

Además, hay muchas veces que nos levantamos apagados, sin muchas ganas de ir a trabajar o con algo de mal humor, pero si conseguimos concienciarnos y decirnos a nosotros mismos que, aunque nos levantemos así, no queremos que nuestro día sea una chapuza; lo que hay que hacer es tener una buena sesión orgasmotérica.

¡Y no hace falta que sea sexo con penetración! Muévete bajo las sábanas y pídele a tu pareja que te haga sexo oral. Aunque tú no hagas nada, ¡ya se lo recompensarás el próximo día! Además, se supone que es tu pareja y que te quiere, así que lo normal es que si le pides que te de placer, te lo dé. Y si estás sola o solo, ¡pues a masturbarse! Que es muy positivo.

Por supuesto, todos sabemos que el sexo, y más concretamente un orgasmo, libera tensiones, hace que tu autoestima suba y que afrontes el día con más positivismo. Así que si estás harta o harto de llegar a la oficina de mal humor por culpa de los atascos, afróntalos desde un punto de vista distinto, desde el punto de vista de haberte levantado tras un buen orgasmo.

Nosotras/Víctor García

Si quieres tener mejor sexo y quieres que tu chico mejore su rendimiento, hoy te vamos a dar unos consejos que puedes aplicar para aumentar tu propio placer. Y como este tema es bastante interesante, vayamos al lío sin más rodeos.

Si crees que él puede mejorar en el sexo oral, ¡enséñale jugando! Es cierto que muchos hombres pueden sentirse incómodos si una chica le dice cómo tiene que hacer algo pero, independientemente de si es tu caso o no, todo se puede hacer de una forma divertida.

Dale una clase de sexo oral disfrazada de profesora. Siéntale en una silla, ponte sexy y estira una pierna sobre la mesa para que pueda ver que no llevas nada debajo. Después, con voz seria, trata de explicarle cómo funciona, por donde tiene que jugar con la lengua y a qué velocidad. Deja que se acerque, que lo toque, que le de besos, pero diviértete pensando en que aprenda a hacerlo mejor.

 
Algo que valoran mucho las mujeres es que su chico se tome su tiempo para encender sus motores, que le preparen el terreno antes de comenzar con el sexo. Pero también, otras muchas veces, lo que quieren es algo salvaje, apasionado, uno de aquí te pillo aquí te mato. La cuestión es, ¿cómo eres tú cuando te apetece una cosa u otra? Cuando te apetece algo salvaje, ¿te gusta ser tú la que manda, te gusta que él sea un poco más…Como un toro, o unas veces lo uno y otras veces lo otro?

Creo que estaréis de acuerdo conmigo si digo que, en cualquiera de esas circunstancias la chispa puede apagarse si hay que explicarlo todo al dedillo. Pero también hay mujeres que no les gusta decir cómo quieren algo cada vez que van a hacer el amor, así que… ¿Por qué no crear un pequeño sistema de signos para que todo sea más fluido y pícaro a la vez?

Si te acercas a él lentamente, de frente, le miras a los ojos, subes tus manos por su pecho y hombros hasta llevarlos a su nuca y le besas. Es que quieres algo romántico. Si haces lo mismo, pero le tiras del pelo hacia atrás, es porque tú quieres que él no haga nada y lo que buscas es darte un festín con él. Y si quieres que él te lo haga salvajemente allá donde estes, haz lo mismo pero baja una mano hasta su paquete y agárraselo.

Esto sólo es un ejemplo, pero de esta manera tan sencilla, él va a captar tu estado de ánimo y va a comprender tu necesidad rápidamente y te dará exactamente lo que tú deseas.

Adicionalmente, a las mujeres les encanta que las estimulen el clítoris al tiempo que hacen el amor, que aceleren o bajen el ritmo en función de si su orgasmo está a punto de llegar o no, que les den pequeños mordisquitos, que les digan cosas, que las sorprendan, que les hagan sexo oral -antes o después de la penetración-, etc.

Cada mujer es un mundo, y un mundo bastante complicado. Por este motivo, y según nuestra opinión, el mejor truco o consejo que te podemos dar para que tu chico te haga sentir más placer, es que le hables con él al menos un poquito de dicha complejidad. Porque con una buena profesora y con una buena enseñanza, a tu chico le puedes poner matriculas de honor cada semana.

Nosotras/Víctor García

No nos engañemos, desde que un tal Christian Grey irrumpió en nuestras vidas el sexo es mucho más interesante. Juguetes, lencería erótica y otros artículos han llegado para quedarse. Hoy les  hablamos de un producto que también se ha puesto muy de moda: los geles lubricantes. ¡Empezamos!

En cuanto a lubricación debemos tenerlo claro y escoger un gel lubricante para cada ocasión. Hoy os traemos tres tipos de lubricantes con tres aplicaciones diferentes ¿cuál es la tuya?

Los lubricantes de sabores son los más divertidos y versátiles. Como su propio nombre indica, los hay de multitud de sabores -¡y olores!- diferentes: desde el clásico fruta de la pasión hasta los sabores más exóticos como kiwi o mandarina.

Este tipo de lubricantes es ideal para los que estéis empezando en el mundillo del gel lubricante. Además, muchos de ellos también nos sirven como aceite de masajes.

Lubricantes estimulantes

No es ningún secreto: los hombres y las mujeres tenemos ritmos diferentes. Por este motivo, los lubricantes estimulantes nos ayudan a sintonizar con nuestra pareja. Juegan con las sensaciones térmicas para conectarnos con nuestra pareja. Un gel lubricante con efecto calor nos ayuda a intensificar las caricias.

Mientras que un gel con efecto frío nos proporciona una sensación de cosquilleo. Además, estos geles también tienen sabores y olores diferentes… y por supuesto son aptos para el consumo humano

Lubricantes anales

Probablemente, el sexo anal sea lo más “tabú” de los que vamos a hablar hoy. Sin embargo, una vez más gracias al auge de las novelas eróticas hemos conseguido sacudirnos estos prejuicios.

Los lubricantes anales nos ayudan a tener unas relaciones más fluidas -y nunca mejor dicho-. La mayoría tienen base de agua y nombres muy sugerentes para ayudar a las parejas con sus relaciones anales.

¿Dónde comprar geles lubricantes?

Como hemos visto, existe una gran variedad de geles lubricantes… pero, ¿dónde los compramos? Por supuesto, en farmacias y grandes superficies tenéis disponibles los lubricantes más conocidos del mercado.

Si queréis investigar más a fondo, también existen tiendas de artículos eróticoscomo Condomsco. En este tipo de webs encontraréis una gama mucho más amplia: con más marcas y productos disponibles. Además, el envío es discreto y rápido – os recomendamos que echéis un vistazo a estos y otros muchos productos eróticos.

Nosotras

En el sexo hay que probarlo casi todo. Por supuesto cada uno es libre de llegar hasta unos límites y otros llegarán a menos pero, en temas de alcoba, no nos podemos quedar en lo más básico de la postura del misionero y del perrito porque, con el paso del tiempo, este tipo de relaciones que carecen de innovación hacen que perdamos la pasión por el sexo.

Ahora bien, un aporte extra para aquellas personas más tradicionales y que hayan podido verse sorprendidas, sonrojadas o indignadas con la primera frase que puse:hay que probarlo casi todo… ¡En aquello que te guste!

Supongamos que eres una mujer a la que le encanta que le hagan sexo oral. Pues cuando nos referimos a que hay que probarlo casi todo en este aspecto, nos referimos, por ejemplo a que disfrutes de que te hagan sexo oral dos veces seguidas, que lo combines con juguetes eróticos, a que te venden los ojos o te aten las muñecas mientras te lo hacen, a que te lo hagan en la terraza de tu casa un día de lluvia o en los baños de un restaurante. Si algo te gusta, ve combinándolo con más cosas y ve probando nuevas sensaciones.

Pongamos otro ejemplo, ahora que está bastante de moda gracias a que la literatura erótica ha roto muchos tabúes al respecto. Si te gusta ser sumisa o ser la dominadora, prueba a ir evolucionando y a entrar más en ese mundo. No es lo mismo ser sumisa y permitir que te den órdenes tipo: ¡Haz esto! ¡Ven aquí! o que te las den empleando un lenguaje más duro. Si te gusta dominar, igualmente. ¡Como si tienes la curiosidad de dominar a dos personas a la vez!

Lo importante es que no nos quedemos parados y que hagamos pruebas para saber qué otras cosas hay y que nos nutramos de experiencia, porque eso le va a dar más vida a nuestras experiencias.

De todas formas, voy a dejar otros puntos que, según las oyentes de mis podcastsobre sexo para parejas, una mujer no debería de probar en cuanto al sexo.Algunas son bastante curiosas y otras son más típicas:

Una curiosa: Una de mis oyentes nos dijo que, al menos una vez, una mujer debería quitarle la virginidad a un chico.

Probar un trío (el que sea) o ver a otra pareja teniendo sexo.

Disfrutar de un juguete erótico fuera del cobijo de tu casa y en un sitio público (en un parque, en unos baños…).

Acostarse con uno de los llamados “empotradores”: Un tío que esté muy cachas.

Ver en carne y hueso (y hacer lo que se pueda) con un miembro de dimensiones enormes.

Tener sexo con una mujer.

Acostarse con un extranjero.

Por supuesto, cada mujer es un mundo y a cada una le gustará una cosa diferente. Por eso te preguntamos, ¿de estas 7 cosas, cuántas te gustaría hacer? ¿Tienes alguna otra recomendación respecto a lo que toda mujer debería probar hacer en la cama?

Nosotras/Víctor García

Aunque el sexo es una de las cosas de las que Nosotras podemos disfrutar con mayor frecuencia y facilidad en nuestro día a día, lo cierto es que son muchas las personas que no son capaces de tener una vida sexual completamente plena y satisfactoria, ya que muchos de ellos tienen algún trauma de tipo sexual que les impide disfrutar de su vida íntima con total normalidad y naturalidad. Es por ello que para disfrutar de una vida sexual plena, es necesario que se traten de solucionar y superar estos traumas sexuales.

Lo primero que tenemos que hacer es identificar cuál es el tipo de trauma que nos impide disfrutar de nuestra vida sexual. Aunque muchas personas se pueda creer que tener un trauma sexual significa que se ha sido víctima de algún tipo de violación o abuso sexual se equivoca, ya que además de eso, se considera trauma sexual a todas aquellas experiencias negativas que se hayan tenido en el ámbito sexual y que nos esté afectando en el correcto desarrollo de nuestra vida actual.

Por ello es necesario que investiguemos en nuestro propio pasado con el fin de identificar cuál es exactamente el problema para así lograr erradicarlo de raíz y desarmar esa coraza que tenemos con respecto al tema sexual.Es necesario también que hagamos un análisis para ver de dónde venimos y hacia dónde queremos ir, es decir, analizar cuál ha sido nuestra experiencia sexual hasta ahora y centrarnos en corregir esas experiencias negativas del pasado para lograr llegar a las experiencias placenteras que buscamos.

En caso de que Nosotras mismas no seamos capaces de identificar y solucionar nuestro trauma sexual, es recomendable acudir a un especialista, donde un equipo de psicólogos nos ayudará a localizar el problema y solucionarlo de forma definitiva.

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Para la mayor parte de las personas y por supuesto de las mujeres, el sexo es uno de los mayores placeres de la vida. Sin embargo, para muchas personas, esto no es del todo así, ya que cada vez son más las personas que pueden sufrir ciertos trastornos relacionados con el sexo que no les deja disfrutar plenamente de sus relaciones sexuales. Este es el caso de la anafrodisia.

Cuando hablamos de la anafrodisia, también conocida como anorexia sexual, lo hacemos para referirnos a ese trastorno que se relaciona con la verdadera falta de interés por el sexo. Esta falta de interés incluso llega a veces al punto de que la persona que mantiene relaciones sexuales padeciendo anafrodisia, es incapaz de llegar al orgasmo y disfrutar plenamente de sus relaciones sexuales, teniendo incluso incomodidad y dolor durante dichas relaciones derivadas de la falta de deseo sexual.

Aunque las causas de la anafrodisia no están totalmente claras, sí que podemos tener una orientación ya que estas causas pueden ser tanto físicas como psicológicas, aunque en la mayor parte de los casos, esta ausencia de deseo sexual se debe sobre todo al miedo que tiene una persona a ser rechazado por su pareja en el ámbito sexual, a lo que su propio cuerpo reacciona de forma radical eliminando todo deseo sexual.

Es por este miedo extremo al rechazo, por lo que las personas que sufren este trastorno evitarán siempre que les sea posible cualquier tipo de contacto sexual,algo que puede tener consecuencias negativas en las relaciones de pareja.

Al no tener una causa real clara, tampoco existe un tratamiento específico más allá de terapia psicológica para lograr eliminar ese miedo irracional a ser rechazadas, así como asistir a médicos especialistas para que nos ayuden a aumentar, o en este caso despertar, nuestro deseo sexual.

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