ando se habla de embarazos no deseados, la mayoría tendemos a pensar en adolescentes experimentando sin medir las consecuencias. Sin embargo, existe otra franja de edad de alto riesgo: la de las mujeres de más de 40 años. El último estudio sobre anticoncepción en España, elaborado por Bayer, encontró que una de cada cuatro mujeres de entre 40 y 44 años no utiliza ningún método anticonceptivo (y una de cada tres, entre las mayores de 44). ¿La razón? Tendemos a pensar erróneamente que esa edad ya no somos fértiles, o que la posibilidad de concepción son mínimas. Nos relajamos, y ¡zas! Sorpresa.
A pesar de que en la perimenopausia o periodo previo a la menopausia disminuye de forma considerable la fecundidad de la mujer, hay que tener muy claro que el riesgo de embarazo sigue existiendo. La posibilidad de quedar encinta entre los 40 y los 44 años es de un 10% y disminuye a un 3% entre las mujeres de 45 a 49 años. Pero ni siquiera después de los 50 la posibilidad de embarazo es igual a cero, con el riesgo para la propia salud y la del feto.
Para evitar estas situaciones es necesario saber que la anticoncepción debe continuar hasta un año después de la última menstruación, que es lo que define a la menopausia, o hasta que un análisis hormonal la confirme. Por mucho que tus reglas sean irregulares, que aparezcan y desaparezcan sin orden ni concierto, y que transcurran varios meses sin que tengas señales de su existencia… No te confíes.
¿Hay método ideal a partir de cierta edad?
La respuesta es no y, a la vez, sí. «La edad no es un condicionante en sí misma explica Modesto Rey Novoa, especialista en Obstetricia y Ginecología, y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC). Por lo tanto no podemos hablar, en general, de mejores o peores métodos por la edad de la mujer. Su elección dependerá de sus circunstancia clínicas (enfermedades, patrón menstrual, deseo gestacional cumplido o no…) y sus preferencias facilitarán la elección del método».
Además, alcanzada cierta edad, existe mayor frecuencia de aparición de enfermedades que pueden empeorar con ciertos anticonceptivos: la hipertensión arterial, la diabetes, las hipercolesterolemia y el tabaquismo, por ejemplo, contraindican el uso de fórmulas hormonales combinadas. En esta etapa se producen también algunos cambios en la fisiología sexual y reproductiva, con la aparición de alteraciones menstruales, con patrones que pueden ir desde sangrados abundantes y frecuentes a ciclos largos o completamente irregulares.
«A partir de los 40 existen cambios derivados de la disminución de producción de hormonas por parte de los ovarios y cambios en el ciclo menstrual. Estos cambios se han de tener en cuenta a la hora de adoptar un método anticonceptivo», aclara el dr. Sergio Haimovich, ginecólogo y obstetra del Hospital del Mar de Barcelona. Y por supuesto, también las características de nuestra vida sexual. No es lo mismo una vida de pareja plácida y estable o ser la reina de Tinder y vivir la vida loca.
Generalmente, si ya se han cumplido nuestros deseos reproductivos, lo más adecuado, eficaz y cómodo es recurrir a métodos a largo plazo porque nos permite despreocuparnos y evitar riesgos. Si tienes clarísimo que no quieres tener más hijos, puedes consultarle a tu ginecólogo por los métodos irreversibles, que son la ligadura de trompas y la oclusión de trompas con implantes. Si no quieres recurrir a una medida tan drástica, puedes considerar todas estas opciones:
LO ÚLTIMO
Implante subdérmico
Se trata de una pequeña varilla de plástico flexible (más pequeña que una cerilla), que se coloca de forma sencilla y rápida mediante una pequeña inserción en el brazo de la mujer bajo anestesia local, por parte de un médico entrenado. A partir de este momento, libera progestágeno de forma constante, impidiendo la ovulación durante tres años y ofreciendo una alta eficacia anticonceptiva. Es un método reversible, es decir, se puede extraer cuando se desee y la fertilidad retorna inmediatamente a sus niveles habituales.
Un plus. Solo segrega progestágeno, así que puede usarse como alternativa en casos en los que están contraindicados otros métodos hormonales por su contenido de estrógenos (durante la lactancia), o en casos de hipertensión, sobrepeso o fumadoras.
Parche transdérmico semanal
Es similar a una tirita y se adhiere a la piel (preferiblemente en un lugar en el que no haya mucho roce con la ropa), a través de la cual libera un flujo continuo de hormonas idénticas a las de la píldora anticonceptiva combinada, progestágeno y estrógeno.
La diferencia radica en que el parche tiene que cambiarse cada semana, siempre con el mismo día, durante tres consecutivas. Después se descansa una, en la que se producirá un sangrado similar a la regla. Los parches son efectivos desde el primer día de la aplicación y se mantiene la eficacia durante los días de descanso.
Importante. Igual que la píldora combinada, el parche no debe recomendarse a mujeres que presentan antecedentes cardiocirculatorios, enfermedades hepáticas, diabetes, ni en mujeres fumadoras mayores de 35 años, o muy obesas con alteraciones en los niveles de colesterol.
Píldora combinada y minipíldora
La píldora de toda la vida contiene en su composición una combinación de dos hormonas: el estrógeno y el progestágeno. El progestágeno es la que actúa como anticonceptivo, mientras que el estrógeno se incluye para sumar efectos beneficiosos sobre la regulación del ciclo o la disminución del dolor menstrual.
Pueden ser una opción válida y recomendable a cualquier edad en mujeres sanas, pero están contraindicadas para mujeres con cardiopatías, alteraciones de la circulación sanguínea o de la coagulación, hipertensión arterial, enfermedades hepáticas o diabetes.
Tampoco se recomienda a fumadoras mayores de 35 años, obesas o con alteraciones en los niveles de colesterol, o con neoplasias hormono-dependientes. En caso de contraindicación, se puede tomar sin problemas la minipíldora, que sólo contienen gestágeno y está especialmente indicada en periodos de lactancia o en mujeres que tienen contraindicados los estrógenos.
Desventajas. La pérdida de eficacia en caso de vómitos y diarreas, y el riesgo de olvidos. Su ventaja, según el experto de la SEC: «La píldora facilita el control de ciclos y disminuye la cantidad y duración del sangrado. Por otro lado, su uso disminuye el riesgo de cáncer de endometrio y ovario, en ambos casos hasta un 50% a partir del primer año, y el efecto se mantiene años tras el tratamiento.
LOS CLÁSICOS
Anillo vaginal
Es un anillo de plástico flexible, suave y transparente de 5 cm de diámetro que se introduce en el interior de la vagina de manera parecida a un tampón (más fácil todavía, porque el anillo es fino y su superficie lisa hace que se deslice fácilmente).
Libera tres semanas de estrógenos y progestágeno, pero a una dosis mucho más baja que la píldora. Cada anillo funciona durante tres semanas, después hay siete días de descanso en los que llega la menstruación y no hay peligro de embarazo.
Importante. Tiene las mismas contraindicaciones que cualquier otro anticonceptivo hormonal combinado, por lo tanto su uso debe consultarse siempre con el especialista.
DIU
Es un pequeño dispositivo en forma de T que el ginecólogo coloca dentro de la cavidad del útero. Los hay de dos tipos, el tradicional es de plástico recubierto de cobre, que es un metal tóxico para el esperma e impide que el óvulo sea fecundado.
Puede durar hasta 10 años, pero está contraindicado en caso de menstruaciones muy abundantes o dolorosas, ya que puede incrementar el problema. La alternativa es la nueva generación de dispositivos, que llevan un depósito de hormonas (progesterona) que reduce el crecimiento del revestimiento interno del útero y disminuye el sangrado. Su duración varía entre tres y cinco años.
Un plus. «Pueden ser muy útiles en mayores de 40; sobre todo el hormonado, al aportar ventajas en el control de síntomas de algunas patologías como miomas o sangrado irregular abundante», explica el doctor Rey Novoa.
Sin pareja estable… doble protección
En caso de mantener relaciones esporádicas, existe un aumento de riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y el único sistema que ofrece protección frente a las mismas es el preservativo. «Lamentablemente, no es un buen método para evitar embarazos, ya que no se es constante en su uso o se utiliza mal. Lo aconsejable es utilizar una doble barrera: el preservativo frente a las ETS y otro método para asegurar que no habrá embarazo», recomienda el doctor Haimovich.
¿Tienes dudas? Planificatest
Hasta ahora no existía ninguna herramienta objetiva que ayudara a las mujeres a saber que anticonceptivos se adaptan mejor a sus necesidades. Por eso el doctor Sergio Haimovich, especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital del Mar de Barcelona, ideó el Planificatest, una herramienta basada en los criterios de la OMS. «Con una serie de preguntas sobre su situación y su estado de salud, orienta a la mujer hacia los mejores métodos para ella y así puede ampliar la información y acudir al profesional para decidir».
MujerHoy