Roces y diferencias marcaron el encuentro en Ciudad de México entre el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
El magnate neoyorquino expresó este miércoles su «gran respeto» al pueblo mexicano pero reiteró ante Peña Nieto la necesidad de construir «un muro para poner un alto a la inmigración» en la frontera común, destacó Efe.
En una rueda de prensa en la residencia presidencial de Los Pinos, tras una reunión privada con Peña Nieto, Trump dijo que ambos países van a resolver el problema de la inmigración ilegal, que también involucra a Centroamérica, e insistió en la construcción del muro, pero aclaró que en la cita no abordaron quién lo va a pagar.
El presidente Peña Nieto le aseguró a Trump que los mexicanos en Estados Unidos contribuyen cada día a la economía de ese país y merecen respeto. El republicano Trump ha mantenido una fuerte retórica contra la inmigración ilegal, agregó Reuters.
Durante su precampaña hacia las elecciones del 8 de noviembre en Estados Unidos el candidato dijo que haría que los mexicanos pagaran por el muro, una posibilidad que el Gobierno mexicano ha rechazado.
Trump dijo que se debe respetar «el derecho de cada país a levantar una barrera física para proteger sus fronteras», y añadió que éste debía ser un objetivo compartido.
El magnate neoyorquino dijo que el encuentro con el mandatario mexicano fue un «gran honor».
Peña Nieto por su parte dijo a Trump que los asuntos de la frontera común deben considerar la inmigración, pero también los flujos ilegales de armas y dinero al sur que alimentan la violencia de los carteles.
El viaje relámpago de Trump a la capital mexicana ha sido vista por algunos como una decisión política arriesgada a apenas 10 semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Ocurrió a unas horas de que pronuncie un esperado discurso en torno a la inmigración no autorizada, un tema central en su campaña sobre el que recientemente ha titubeado.
Trump llegó a un país donde es ampliamente despreciado. Pequeños grupos se manifestaron en al menos dos puntos de la capital, mientras un expresidente y una ex primera dama abiertamente le dijeron al multimillonario neoyorquino que a pesar de la hospitalidad del mandatario mexicano, no es bienvenido.
«Aunque lo hayan invitado, sepa que no es bienvenido. Los mexicanos tenemos dignidad y repudiamos su discurso de odio», señaló en su cuenta de Twitter la ex primera dama Margarita Zavala, considerada posible candidata presidencial para 2018.
El ex presidente Vicente Fox (2000-2006) dijo a la cadena CNN que los mexicanos no lo quieren y rechazan su visita.
A éstos se sumó la candidata demócrata Hillary Clinton quien dijo que no basta un viaje relámpago al país vecino para compensar «un año de insultos e insinuaciones».
Clinton dijo en la convención anual de la Legión Americana, una organización de veteranos de guerra, que los votantes necesitan tener la certeza de que pueden contar con uno. Eso «sin duda requiere mucho más que tratar de compensar un año de insultos e insinuaciones con una visita de unas pocas horas a nuestros vecinos y después regresar a casa».
«No es manera de hacer las cosas», dijo la candidata demócrata.
Recientemente, Trump insinuó en encuentros con simpatizantes hispanos que podría suavizar las posturas recalcitrantes que defendió durante las elecciones primarias de su partido. El magnate está bajo presión para aclarar su posición, en parte por los mensajes encontrados que envían los miembros de su equipo.
«Los estadounidenses van a ver claramente que hay un candidato en esta campaña que está preparado para tomar los pasos necesarios para terminar con el flujo de inmigración ilegal», dijo el miércoles en CNN Mike Pence, el compañero de fórmula de Trump.
Ciudadanos comunes, políticos, académicos e intelectuales criticaron la invitación que le hizo el mandatario mexicano.
El único viaje previo fuera de Estados Unidos en su calidad de candidato presidencial fue a principios del verano cuando voló a Escocia para estar en la reapertura de uno de sus campos de golf.
Peña Nieto invitó a México tanto a Trump como a la candidata demócrata Hillary Clinton.
Peña Nieto ha sido muy crítico con la política migratoria original que defendía el republicano, especialmente su insistencia de que México pagaría el muro fronterizo. En una entrevista en marzo, el Peña Nieto dijo que su país «de ninguna manera» se haría cargo del gasto.
En la misma entrevista, el mandatario comparó la retórica de Trump con la de los dictadores Adolf Hitler y Benito Mussolini y afirmó que había dañado los lazos bilaterales. También los ex presidentes de México Vicente Fox y Felipe Calderón han aludido a Hitler al describir a Trump.
Peña Nieto adoptó un tono diferente el martes. «Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo, y principalmente para proteger a los mexicanos donde quiera que estén», señaló en su cuenta de Twitter.
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, estrecho aliado de Trump, ha sido uno de los que ha instado al empresario a hacer el viaje a México, según una persona familiarizada con sus conversaciones y que pidió permanecer en el anonimato para hablar sobre el tema. Christie hizo su propio viaje a Ciudad de México en septiembre de 2014 y tiene una relación cordial con el presidente de México.
Cuestionamiento mexicano
México reaccionó negativamente el miércoles a la reunión entre Peña Nieto y Trump, el candidato presidencial republicano que calificó a los mexicanos de violadores y criminales y ha prometido construir un muro entre ambos países.
Desde las amas de casa a los analistas políticos manifestaron su indignación.
María García, una activista a favor de los derechos de los migrantes, madrugó para ir a comprar tela para hacer una pancarta y llevarla a una de las varias protestas convocadas contra la visita. La mujer, que vivió un tiempo en Chicago, tenía muy claro lo que iba a escribir en ella: «Trump, no eres bienvenido».
Ese fue el mensaje que más se repitió en las redes sociales y los actos de rechazo al republicano que, sin embargo, tuvieron escasa adhesión.
Apenas unas decenas de personas se manifestaron en el Ángel de la Independencia y otras tantas en el Hemiciclo a Juárez, dos puntos emblemáticos de la capital. Según García, la baja participación se debió a que «todo se hizo en lo oscurito» para que los mexicano no se enteraran.
«Que le apliquen el artículo 33 por ser un extranjero indeseable», gritaba en una de las manifestaciones Alfredo Tustrián, un cirujano de 79 años, en alusión a ese artículo de la constitución que permite al Poder Ejecutivo expulsar a cualquier extranjero «cuya permanencia juzgue inconveniente».
En las pancartas, la mayoría improvisadas y algunas con la leyenda en inglés «Trump go home», se repitieron las muestras de rechazo al republicano. »Trump no eres bienvenido» o »Ningún migrante es ilegal», decían algunas.
Los partidos de la oposición, expertos y analistas condenaron en forma casi unánime la visita.
«Nótese el extraordinario talento para unir al país que gobiernas en tu contra», le dijo a Peña Nieto el titular de la organización no gubernamental Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez, a través de Twitter.
Tanto el derechista Partido Acción Nacional (PAN) como el Partido de la Revolución Democrática (PRD), lamentaron que el mandatario mexicano se prestara a los intereses de quien calificaron de «un peligro para México» y «un mentiroso antimexicano».
También llegaron críticas de militantes del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) como las de la exlegisladora Luz Lajous, quien se plantó en el Ángel de la Independencia con su cartulina en rechazo al republicano.
«No tengo la menor idea de qué saca Peña Nieto con todo esto, es un error histórico», dijo Lajous. Confió en que el presidente al menos le diga «que no puede estar hablando con los mexicanos de la forma en la que lo está haciendo, que su muro es una carcajada y que desde luego los mexicanos no pagarán por él».
Desde el expresidente Fox al historiador Enrique Krauze, pasando por numerosos intelectuales y personajes públicos, se multiplicaron las exigencias para que el republicano se disculpe y asegure que no construirá su polémica frontera amurallada.
Algunos mexicanos conjeturan que Peña Nieto no tuvo otra opción que recibir al candidato luego de emitir una invitación más por protocolo que por convicción. Su aceptación, coincidieron algunos diarios y analistas, tomó al mandatario por sorpresa.
Peña Nieto «quería invitar a Hillary, pero eso suponía invitar a los dos y no se le ocurrió que Trump aceptaría primero», explicó el analista Alejandro Hope.
Históricamente México se ha mantenido neutral en las elecciones de otro país y por eso invitó tanto a Trump como a Clinton, aunque los mexicanos se inclinan por la demócrata.
Peña Nieto reconoció que había invitado a ambos candidatos y que lo hizo porque cree en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo. Pero sus argumentos no lograron convencer a sus compatriotas.
Para el columnista Jorge Zepeda la cita fue »un error monumental» que el republicano utilizará para reposicionarse entre los latinos. «El presidente se expone demasiado porque nunca se sabe qué decidirá Trump dar a conocer y cómo interpretará cada frase. En suma, nada que ganar y mucho que perder», acotó.
Otros comentaristas consideraron que el mandatario mexicano ha sido mal aconsejado o van más allá. «Es un acto irracional de dos políticos con problemas de imagen», señaló el analista Raúl Benítez.
Desde hace tiempo los mexicanos han hecho -y destrozado- piñatas con la figura de Trump. Incluso crearon un videojuego en que los jugadores pueden lanzar cactus, balones de fútbol y botellas de tequila hacia su figura caricaturizada.
Pero también están mayoritariamente descontentos con Peña Nieto que, según un reciente sondeo, cuenta con una aprobación de 23%, el nivel más bajo de todo su mandato y el menor registrado desde que el diario Reforma hace este tipo de encuestas.
José Luis Villagrán, un auditor de 37 años, dijo que ambos van a intentar sacar rédito político del encuentro. «Trump bajó mucho su nivel de popularidad y creo que viene a ganar el voto latino. Y si suaviza su mensaje Peña lo va a utilizar para decir que lo consiguió él», señaló.
«No sé por qué tiene que venir si no nos quiere», se quejó Belén Vásquez, un ama de casa de 46 años.
En Nueva York un grupo de activistas se encadenó frente a la entrada del edificio Trump.
César Blanco, director interino de Latino Victory Fund, una organización que promueve el crecimiento del poder político entre los hispanos, consideró que el viaje y el discurso previsto para la noche del miércoles en Arizona sobre inmigración »son intentos de engañar a nuestra comunidad y al pueblo estadounidense con la esperanza de que nos olvidemos de su racismo».
Y mientras las redes sociales hervían con bromas e insultos un vendedor de tacos anunció como plato del día los «tacos Donald Trump» con «mucha lengua, poco seso y trompita de marrano».
EFE