El nadador estadounidense James Feigen, uno de los protagonistas del falso caso de asalto con agresión armada por la policía brasileña en los Juegos Olímpicos de 2016, también presentó este miércoles sus disculpas.
En días pasado, Ryan Lochte, a quien varios patrocinadores ya le han retirado su apoyo, se había disculpado en una entrevista a un canal de televisión.
«En primer lugar, me gustaría disculparme por haber desviado la atención de los Juegos Olímpicos de Río, y de la delegación de Estados Unidos», dijo Feigen en un comunicado.
«Quiero dar las gracias al Comité Olímpico Internacional y la población de Río por su hospitalidad durante sus Juegos Olímpicos, sólo tengo el respeto para esa ciudad», agregó.
Feigen recordó lo que ocurrió el 14 de agosto por la mañana, un asunto que ha afectado en gran medida su reputación y en especial la de su compañero Lochte, una de las estrellas del equipo de natación de Estados Unidos.
«En el camino de vuelta (una noche desde el Club France), pedimos a nuestro conductor de taxi que parara en una gasolinera para ir al baño. Los baños estaban cerrados, pero no intentamos forzar la puerta y tomamos la decisión desafortunada de orinar detrás del edificio», reconoció el miembro del equipo de Estados Unidos, que ganó el relevo 4×100 de natación en Río 2016.
El nadador señaló que antes de volver al taxi, Lochte había arrancado un cartel. «Un hombre nos ordenó en portugués a mi y a mis compañeros de equipo sentarnos en el suelo. Puse mis manos en alto, me senté, el hombre de la pistola nos pidió dinero, se lo dimos y nos dejó partir (…), más tarde, un policía fue a la Villa Olímpica a tomar nuestro testimonio y yo no mencioné que habíamos orinado detrás de la gasolinera y Lochte había arrancado el cartel (…), porque traté de proteger a mis compañeros de equipo», soltó.
Feigen, tras ver su pasaporte confiscado por la justicia brasileña, apuntó: «Se nos dio la opción ya sea para permanecer en Brasil durante la investigación policial, que podría durar al menos un mes, a pagar una multa de 31.250 dólares para retornarme el pasaporte y una pena de quince días de trabajo comunitario».
«Al final llegamos a un acuerdo con una multa de 10.800 dólares (…). Estoy agradecido de estar de vuelta en los Estados Unidos con mi familia y que esta pesadilla haya terminado», afirmó.
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