El Fondo Monetario Internacional prevé que la zona euro perderá cinco décimas de Producto Interior Bruto entre 2016 y 2018 debido al Brexit. Si la institución sita en Washington vaticinaba antes del referéndum británico un crecimiento del PIB europeo del 1,7% en cada ejercicio durante los próximos tres años, ahora la estimación se rebaja al 1,6% en 2016, el 1,4% en 2017 y el 1,6% en 2018. O lo que es lo mismo, la salida de Reino Unido de la UE terminará restando una décima de crecimiento este año, tres décimas el que viene y una décima en 2018. En total, unos 50.000 millones de euros menos en tres años.
A pesar de las turbulencias financieras desatadas, el FMIdestaca que los efectos del Brexit han sido contenidos. Las primas de riesgo se dispararon en un primer momento, pero a continuación han descendido todas salvo en Grecia y Portugal. Las bolsas se desplomaron, pero después se han recuperado hasta un 5% por debajo del nivel anterior al plebiscito británico. En general, los mercados funcionan, la liquidez no se ha secado y la mayoría de los precios financieros se está restableciendo gracias a la actuación de los bancos centrales, señala el organismo dirigido por Christine Lagarde.
Aún así, el Fondo pronostica una cierta ralentización de la economía, sobre todo en Reino Unido. De acuerdo con sus estimaciones, ésta perderá un punto y medio de PIB sobre el crecimiento esperado hasta 2019. Y esos efectos se extenderán a la zona euro, aunque sea de forma «limitada». Los economistas del FMI auguran un panorama de renovada incertidumbre, menor confianza de los inversores, mayor volatilidad financiera y una demanda más baja procedente de Reino Unido. La economía británica tiene vínculos financieros muy estrechos con Europa y es el destino del 13% de las exportaciones de la zona euro, recuerda el informe elaborado con motivo de las visitas de los hombres de negro a Europa.
Riesgos políticos
De cara al futuro inmediato, el FMI vislumbra cada vez mayores riesgos perfilándose en el horizonte, y fundamentalmente los achaca a la coyuntura política. Desde las consecuencias del Brexit a la crisis de los refugiados, pasando por la preocupación por la seguridad, los riesgos a los que se enfrenta la UE son «principalmente políticos», subraya el organismo. Para colmo, el problema de los refugiados podría acabar creando nuevos controles fronterizos y dificultando la libertad de movimientos en el mercado único. Y todo este cóctel trufado de amenazas e incertidumbres se zanja en el informe con una conclusión tan meridiana como apremiante: «La incertidumbre persistirá en tanto en cuanto el nuevo estatus de Reino Unido con la UE no sea claro. La recomendación de mejorar y hacer más cohesiva la gobernanza de la unión económica sigue siendo válida, y ha tomado ahora incluso una mayor urgencia».
Es decir, eso implica una estrategia europea más coordinada, en la que los países con capacidad fiscal como Alemania
deberían invertir más. A cambio, eso se debería compensar, según el Fondo, con un sistema de control de los déficits más estricto y cuya aplicación sea más automática. Lo cual suena a una llamada a la disciplina precisamente cuando España se enfrenta a la posibilidad de una multa por haber incumplido las metas presupuestarias comprometidas con Bruselas.
A medio plazo, el FMI advierte a Europa de que sus perspectivas de crecimiento son mediocres. «No hay lugar para la complacencia por una recuperación cíclica», sostiene. Máxime cuando en opinión del Fondo crece el peligro de una desaceleración global que podría acabar descarrilando la débil recuperación europea. De ahí que los expertos del Fondo insten a las autoridades europeas a perseverar en las reformas estructurales como la mejora de la inversión, la unión bancaria, el saneamiento de los balances de las entidades, la liberalización de los sectores profesionales y comerciales o la supresión de la dualidad entre fijos y temporales en el mercado laboral. «Sin acciones contundentes, la zona euro permanecerá vulnerable a la inestabilidad y a las repetidas crisis de confianza», remacha.
Por si fuera poco, el Fondo también alerta de la amenaza que supone una inflación demasiado baja: cuando los precios se estancan, el ajuste de la deuda y la competitividad se hace mucho más duro para países como España, con un enorme legado de endeudamiento y paro.
El País