El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.EFE
El hecho de que EEUU y Reino Unido se plantearan no hace tanto subir los tipos, parece ahora mismo completamente lejano. A raíz del Brexit, las rentabilidades están cayendo en picado.
A nivel global, el fin de la política monetaria extraordinaria nunca ha parecido tan poco probable.
Hace solo dos años, parecía que el Reino Unido se adelantaría a EEUU con una subida de tipos. A mediados de 2014, los rendimientos de los bonos británicos a dos años superaron en 0,4 puntos porcentuales a los de los bonos del Tesoro de EEUU. Ahora en cambio, el Gobernador del Banco de Inglaterra (BOE), Mark Carney se ha mostrado dispuesto a apuntalar la economía este verano, mientras las rentabilidades de los bonos británicos caen en picado. La semana pasada, el rendimiento de los bonos con vencimiento marzo de 2018 entraron en territorio negativo, según Tradeweb.
También hay que recordar que otros mercados de deuda atraviesan la misma situación. El rendimiento de los bonos alemanes a dos años está en -0,65% y el del mismo tipo de bonos japoneses se sitúa en -0,33%. La rentabilidad de los bonos británicos a diez años parece relativamente elevada para sus niveles históricos. En cuanto a los bonos del Tesoro de EEUU, su rentabilidad en lo que va de año ha caído 0,9 puntos porcentuales. La fuerte caída de la rentabilidad de los bonos británicos es significativa, para un país en el que la deflación no ha sido una seria amenaza y con una inflación incipiente, debido a la fuerte devaluación de la libra. No obstante, el desafío al que se enfrenta el BOE no es aislado.
Si la política monetaria global sigue relajándose, es probable que los inversores piensen que, aunque la Reserva Federal de EEUU no actúe, representaría un ajuste de la política de EEUU con respecto a otros bancos de las grandes economías desarrolladas. Eso sería lo contrario al problema al que se enfrentó el BCE cuando la Fed no actuó ni en 2014 ni durante casi todo 2015: la política monetaria de la eurozona tuvo que relajarse con respecto a la de EEUU. Aunque el Brexit sea un voto de separación de la Unión Europea, la política de los dos bancos centrales está tremendamente interconectada. En la eurozona, las medidas de mercado sobre las expectativas de inflación a medio plazo han seguido cayendo y los analistas han recortado las expectativas de crecimiento e inflación. La situación sigue siendo frágil y es probable que el BCE se vuelva a ver presionado para intervenir. El Banco de Japón también se enfrenta a un yen más fuerte y a una baja inflación. Las oscilaciones de las divisas están causando estragos. El Brexit llevará a los bancos centrales a un territorio desconocido en materia de política monetaria. Ocho años después del colapso de Lehman Brothers, los banqueros centrales insisten en que siguen teniendo la munición necesaria para luchar contra una crisis. Comprobaremos si es verdad en los próximos meses.
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Brexit: A New Phase in the Global Central Bank Experiment
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POR RICHARD BARLEY | WSJ
