Los productos de primera necesidad están totalmente ausentes. Las refrigeradoras en donde antes guardaban hortalizas y verduras lucen apagadas y oscuras. Las neveras, vacías. La mayoría de los estantes del Abasto Bicentenario en Puerto Ordaz son un reflejo de cualquier establecimiento privado, en donde los productos se repiten de anaquel a anaquel para tapar huecos, que ahora intentan ser cubiertos con rubros importados de Europa y Asia.
De Italia, importan la crema de afeitar Mascalzone Latino a Bs. 890 y una crema humectante para la cara, de licencia Sanrio. En varios estantes hay botellas con un jugo de uva tinto, fabricada por Cooperativa de Sucos Monte Véneto en Brasil, pero etiquetada con la imagen del Gobierno Bolivariano. La comercializan en Bs. 950.
La acera en la que se forman kilométricas colas al calor del sol en el tramo de la avenida Guayana, en donde está ubicado el centro comercial Zulia, tiene días despejada, un reflejo del déficit de alimentos que se ha hecho cotidiano en establecimientos públicos y privados.
“Será que ahora comeremos desinfectante”, comenta una mujer que revisa anaqueles en el interior del local, antiguo Cada, mientras otras murmuran que por fin pudieron entrar nuevamente a la sucursal estatal. “Tenía años que no entraba y no me perdía de nada me parece”, dice, mientras recorre cual turista.
Latas de tomate, fabricadas en Italia; salsa de soya; jugo de uvas, proveniente de Brasil; sardinas; panetones y unos cinco estantes colmados de productos de higiene personal y doméstica importados es la escasa oferta de la red estatal.
Importados por Corpovex
Los rubros importados provienen, en su mayoría, de China, Brasil, España e Italia, y aunque su prioridad en casa no se asemeja a la del arroz o la carne, no pocos se acercan a mirar con detalle para qué son los envases y de dónde vienen. Espumas de afeitar, cepillos dentales, toallas húmedas, cremas para el rostro y contra la pañalitis, toallas y productos de limpieza integran la oferta.
Las toallas húmedas vienen en tres presentaciones y se comercializan por el terminal de la cédula a Bs. 728 la presentación de caja dura. Son fabricadas por la china Yiwu Jiahua Daily Chemical CO., LTD.
Ofertan también un desinfectante, Sanicentro, fabricado en España por Química del Centro, a Bs. 714,29 el envase de 1,5 litros; y un líquido para limpiar suelos, llamado Fregasuelos, a Bs. 514,28, producido también en España por Palc Chemical Española S.L., que también produce un removedor de manchas, ofertado en el negocio estatal.
De Italia, importan la crema de afeitar Mascalzone Latino a Bs. 890 y una crema humectante para la cara, de licencia Sanrio. En varios estantes hay botellas con un jugo de uva tinto, fabricada por Cooperativa de Sucos Monte Véneto en Brasil, pero etiquetada con la imagen del Gobierno Bolivariano. La comercializan en Bs. 950.
En un país, con una restringida producción nacional, la importación es la norma, pero sorprende que locales estatales casados con la idea del desarrollo endógeno y la soberanía nacional sean invadidos de productos, ya no provenientes de aliados de la región latinoamericana, sino de Europa y Asia.
Escasez sin medidas
Ninguno de los productos que ofertan en el establecimiento de la red estatal cubre el déficit de alimentos, que ha generado numerosas protestas en las últimas semanas y saqueos, hasta ahora dos en Puerto Ordaz y tres en San Félix, según los registros de Correo del Caroní.
La conflictividad ha crecido en momentos en que el desabastecimiento roza el 100% en rubros como el aceite de maíz, harina de maíz, harina de trigo y pasta, leche en polvo y pasteurizada.
En abril, la inflación se ubicó en 59,26% en Puerto Ordaz y en 59,11% en San Félix, de acuerdo con el informe correspondiente al cuarto mes del año del Centro de Investigaciones para la Educación, la Productividad y la Vida (Ciepv) de la Universidad Católica Andrés Bello, campus Guayana (UCAB).
Entretanto, en las cajas de Abasto Bicentenario las trabajadoras desconocen cuándo llegará un nuevo suministro de carne o pollo. “Eso llega tipo sorpresa”, dice una vendedora, en forma jocosa.
FUENTE: Correo del Caroni
