No todos los hombres son iguales. Cada uno tiene actitudes y pensamientos diferentes. Cuando tenemos una cita con alguien, siempre es bueno conocerlo a fondo para saber si realmente es una buena persona para nosotras. Hay ciertos atributos que debemos buscar en un hombre si es que queremos formalizar una relación.

– Que te haga reír

Un gran hombre siempre sabrá la forma de sacarte una sonrisa. Podrá hacernos cambiar de ánimo cuando estemos tristes y ver la vida de una forma más positiva.

– Que sea sincero

La sinceridad es la clave de una relación. Un hombre que no busque mentirte ni en el mínimo detalle, es alguien que no tiene la palabra ‘engaño’ en su diccionario.

– Que sea buen amigo

Es bueno siempre antes de empezar una relación amorosa, tener una de amistad. El hecho de ser muy buenos amigos hará que la confianza entre los dos vaya aumentando.

– Que te apoye

Por más que no esté de acuerdo en algunas decisiones que puedas tomar, un buen hombre siempre te apoyará en lo que pienses y te ayudará a realizar tus metas.

– Que te haga sentir hermosa

Que te halague por cómo eres y quién eres no tiene comparación. Si la persona con la que sales siempre te lo hace notar, debes considerar quedarte con él.

– Que tenga metas

Es importante que la persona con la que sales tenga un camino en la vida y sepa a qué lugar quiere llegar. En algún momento pueden recorrer juntos ese camino.

– Que sea familiar

Un hombre que se preocupa por su familia, es una persona que demuestra cómo se comportará con la suya en un futuro. Es importante que siempre tenga presente a sus padres y hermanos, pues no hay un vínculo más fuerte que el de la familia.

GDA / El Comercio / Perú

Encontrar, sentir y despertar amor en otro ser es maravilloso. No hay sentimiento que se compare con el milagro de amar y ser amado a la lealtad y devoción que dos personas pueden compartir. Este revelador encuentro provoca que ambos cambien su forma de ver el mundo como hasta ahora lo habían hecho; así, la consecuencia natural es que deseen pasar el resto de su vida juntos.

 
Esta es una historia muy común y muestra la forma en que muchos conciben al amor. Sin embargo, casarse no es un logro como a muchas, muchísimas mujeres les han hecho creer desde pequeñas. Convengamos: no es una afirmación que surja de una mala experiencia o un deseo frustrado.

¿Cuántas no tuvimos como compañeras o conocimos durante los días de universidad a una EMMC? Sí, la chica “Estudio Mientras Me Caso”, que ya sabía la marca de camioneta SUV en la que recogería a Paulita y Carlitos del colegio, que los miércoles jugaría a las cartas con sus amigas y cuyo marido sería de seguro médico o arquitecto.

Y no es que tenga algo de malo el deseo de compartir la vida y los sueños con alguien; sólo sorprende que para algunas mujeres el ‘lograr’ casarse sea el mérito máximo, viéndolo como un fin en sí y no como un medio para el logro de éxitos tanto individuales como compartidos aún mayores.

No hay más que echar un vistazo en la redes para darse cuenta de que es una visión generalizada: ante un “me caso”, todo mundo se deshace en felicitaciones y elogios, a diferencia de otros acontecimientos de igual magnitud como la graduación de la universidad, un ascenso laboral o un reconocimiento profesional.

En esos casos, no se percibe tanta efusividad como en la situación anterior, y es comprensible que un acontecimiento de esa naturaleza despierte todo tipo de emociones y ánimo festivo, pero hay una gran diferencia entre eso y poner en un pedestal al anillo de compromiso y mitificar el hecho de casarse como fin último.

Sí es tu deseo, encuentra alguien a quien amar y que te ame locamente. Es verdad que las relaciones son más importantes que todos los grados y los reconocimientos del mundo, pero también lo son tus metas.

Que tu logro mayor sea saber que contribuyes a que tu relación se mantenga viva cada día; que sigues firme en tus convicciones y fiel a tu instinto; que sepas que el secreto (si lo hay) para ser feliz, es amarte, valorarte y celebrar tu vida en cada acto, cada día.

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Existe una línea realmente delgada entre la amistad y el amor, y cuando no deseamos que se rompa es cuando se dan las famosas relaciones de “amigos con derechos”. Este tipo de relaciones comienzan a surgir cuando estamos en una etapa de soledad y en nuestro mundo no tenemos mayor apoyo que el de un amigo.

 
Cada vez es más común escuchar sobre los “amigos con derechos”, y en algunas ocasiones incluso escuchamos que los beneficios son mayores que los de estar en una relación normal. La pareja jamás discutirá por temas absurdos, no existirán las exigencias y ambos gozarán de una grandiosa libertad. Pero por otro lado las desventajas también pueden ser mayores, de un momento a otro nuestros sentimientos se pueden mezclar con el deseo y todo puede derrumbarse. Antes de comenzar a ser “amigos con derechos” echa un vistazo a estas 8 increíbles razones por las cuales no debes involucrarte en una relación así.

1. Tal vez te llegues a enamorar

El amor no es algo malo, pero se vuelve doloroso cuando la otra persona no te corresponde como esperabas. Cuando nos encontramos en una relación de este tipo, la mayoría de las ocasiones se mezclan los sentimientos, y gracias a esto la relación y la amistad pueden terminar, y tú tal vez salgas más lastimada de lo que esperabas, ya que ese chico no siente lo mismo que tú.

Así que antes de involucrarte considera las consecuencias que este tipo de relaciones podrían traer a tu vida, tal vez de esta manera ambos se convenzan de que no desean lo mismo del otro.

2. El arrepentimiento puede aparecer en cualquier momento

Dentro de este tipo de relaciones es muy normal que alguno de los dos se arrepienta en cualquier momento. Puedes arrepentirte cuando sabes que él no te corresponde o simplemente porque no deseas perder la linda amistad que existía entre ustedes. Aunque al final sabes que cuando comenzaron esta aventura algo entre los dos dejó de existir.

3. Llegará el momento en que alguno quiera una relación formal con otra persona

Quizá alguno de los dos conozca a una persona, se enamore y desee formar una relación. Gracias a que ninguno de los dos tiene ataduras entre sí, están en su total derecho de pasar sus días junto a la persona que aman. Sin embargo eso significa ponerle fin a cualquier relación que ustedes hayan tenido. Después puede ser incómodo y la amistad se verá arruinada.

4. La amistad terminará

 
Una vez que las emociones y la intimidad están en juego, mantener la amistad será una tarea demasiado difícil. Así que si valoran realmente su relación de amistad, piensen que será muy difícil retomarla si el amor llega.

5. Estar juntos en público puede llegar a ser incómodo

Estar juntos durante un evento público y de un momento a otro hablar con desconocidos puede poner el ambiente muy tenso entre ambos. Los celos de verse junto a otra persona pueden despertar, y contenerlos va a requerir de toda la paciencia de la que son capaces, debido a que ninguno ha afirmado un serio compromiso con el otro.

6. Alguien puede salir lastimado

Cuando mezclas tus emociones y sentimientos durante una relación de este tipo sin lugar a dudas saldrás gravemente lastimada. Tal vez alguno de los dos desarrolle sentimientos más profundos por el otro, y cuando la separación sea inminente sin duda te dolerá verlo partir.

7. No existe la exclusividad

La desventaja de ser amigos con derechos es que todo se basa en las relaciones sexuales, y no puedes exigir ningún tipo de sentimientos románticos. Esto quiere decir que tu amigo puede seguir llevando la vida de un soltero sin tener que darte ningún tipo de explicación. Tener una relación de este tipo funciona mejor cuando sólo deseas la compañía de una persona durante algún tiempo. Sin embargo, pon atención cuando tus intereses comiencen a cambiar, ya que podría generarse un problema entre ambos.

8. Demasiadas emociones comienzan a mezclarse

Solemos tener un amigo con derechos porque pensamos que será una relación divertida, relajada y sin los problemas típicos de una relación normal. Sin embargo, nunca nos detenemos a pensar que los sentimientos pueden surgir de un momento a otro.

Con el tiempo vamos creando expectativas y generando emociones que en la mayoría de las veces no son iguales a las de la otra persona. Es imposible dejar de sentir amor por una persona, pero lo que es realmente difícil es dejar de lado los sentimientos para decirle adiós a una persona.

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