El PSOE ofrecerá a Podemos más gasto público, subidas fiscales y la elección de ministros independientes, a cambio de su abstención. Además, prometerá más financiación a Compromís y medidas sociales a IU, para que voten a favor de su investidura.
El momento álgido de la rueda de prensa que dio Pedro Sánchez el pasado miércoles, tras reunirse con Pablo Iglesias, se alcanzó cuando proclamó que «el Gobierno del cambio está más cerca que la repetición de las elecciones» para, acto seguido, reconocer que el pacto gubernamental con Ciudadanos y Podemos es «casi imposible». Ocurrió, oportunamente, en el último minuto de la comparecencia, sobre la bocina. Y pareció una contradicción, pero el secretario general del PSOE en realidad estaba hilando fino. Salió de la reunión «optimista», con dos ideas claras. La primera, que la «vía 199» (sumar a C’s y Podemos en un mismo Gobierno) es una quimera. La segunda, y más importante, es que Podemos está más cerca de la abstención.
Por eso, según revelan fuentes socialistas a EXPANSIÓN, el líder socialista pasa ahora a centrar sus esfuerzos en la única opción real que tiene de acceder a La Moncloa: la «vía 143». Esto es, ser investido presidente gracias a la abstención de Podemos (65), y con los votos a favor de Ciudadanos (40), Coalición Canaria (1), PNV (6), Compromís (4) e Izquierda Unida (2). Sería la consumación de una victoria pírrica, ya que enfrente contaría con 142 votos en contra: 123 del PP, 9 de ERC, 8 de DiL y 2 de Bildu.
La negociación de la «vía 143» comienza esta misma semana, en la primera reunión a tres entre socialistas, morados y naranjas, que se celebrará el jueves o el viernes -aún no se ha cerrado la fecha-. Además, Ferraz confía en convencer definitivamente a Compromís -con más financiación autonómica para la Comunidad Valenciana- y en hacer ver a IU que de sus dos diputados dependería que Rajoy siguiera en La Moncloa o no: «Alberto Garzón no tumbará un gobierno que eche a Rajoy».
Así de apurado sería el funambulismo aritmético que llevaría al PSOE desde su peor resultado en ocho décadas hasta La Moncloa. Pasado el fielato de la investidura, cada votación en el Congreso sería un nuevo calvario. En la segunda votación de una investidura es necesaria la mayoría simple y por eso la «vía 143» resultaría válida, pero para aprobar leyes hace falta el voto favorable de 176 diputados. El «gobierno parlamentario», que es como bautizaría Sánchez a su criatura, nacería, más que débil, exangüe.
A cambio de su abstención, Sánchez le ofrecería a Iglesias mejoras en el pacto sociociudadano, que hoy por hoy es un punto de partida intocable -«dejar a Ciudadanos no es negociable», aseguran desde Ferraz-, e incluso la posibilidad de nombrar algunos ministros independientes. Entre las medidas en las que deberían ceder PSOE y C’s para ahormar el documento a la formación de Pablo Iglesias destacaría un aumento de los ingresos fiscales, o sea gravar más a las grandes empresas y a los grandes patrimonios.
Los socialistas creen que hay margen para contentar a Podemos en impuestos como el de Sociedades, Patrimonio (y gravar la riqueza, en general) y Especiales. El único compromiso que firmaron con Ciudadanos es no subir el IRPF.
La herencia de Rajoy, una ayuda inesperada
La enorme desviación del déficit que dejarían en herencia Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro (10.000 millones) podría facilitar el acuerdo. En primer lugar, propiciaría que el partido de Albert Rivera cediera y aceptara una subida fiscal a quienes más ganan, ya que resulta imperioso aumentar la recaudación para enjugar el déficit.
Además, Podemos podría reconocer que un aumento tan abultado del gasto como el que propone no es asumible con semejante agujero presupuestario por tapar. De hecho, Iglesias ya está dispuesto a bajar sus pretensiones de aumento del gasto en cuatro años, desde 90.000 a unos 60.000 millones de euros. Esto, de facto, da margen para negociar aún más a la baja.
En la reunión de esta semana, a la que no acudirán ni Sánchez ni Rivera, Iglesias asumirá una reducción del déficit público a mayor ritmo del propuesto inicialmente por el partido morado. También cederá en materia laboral, conformándose con volver a la reforma de Zapatero, tal como quería el PSOE. Y, como le trasladó a Sánchez -según captaron las cámaras de Cuatro-, aceptará una reforma fiscal «menos redistributiva» de lo que le «gustaría».
Podemos comparte con el PSOE el miedo a la repetición de las elecciones, ya que las encuestas no pintan un escenario halagüeño para ambos, sobre todo para la formación morada -que ha obtenido siempre muchos más votos, a nivel nacional, de lo que ha dicho la demoscopia-. De hecho, en algunas ya suman mayoría absoluta el PP y C’s -que ha obtenido siempre muchos menos votos, a nivel nacional, de lo que han dicho los sondeos-. Sánchez, además, descarta el gobierno «a la valenciana», porque necesita de la abstención de ERC y DiL. Así que Podemos puede verse entre la espada y la pared.
Ciudadanos no está dispuesto a votar lo mismo que Podemos, por eso va a presionar también hacia la abstención de la formación morada. El vicesecretario general naranja, José Manuel Villegas, ve margen para que Podemos vote en blanco, e incluso aporte sugerencias a su pacto con el PSOE, por ejemplo en regeneración, aunque ve «imposible» una acuerdo programático «a tres». De hecho, el presidente del partido, Albert Rivera, mete a Podemos en el saco de los partidos que quieren «romper» España, pese a que Pablo Iglesias ha dicho en reiteradas ocasiones que votaría «no» a la independencia de Cataluña.
C’s no quiere cambiar ni una coma en principios «irrenunciables», como la negativa al referéndum en Cataluña o la política económica y fiscal. Y esto último es el gran escollo. El responsable económico de Ciudadanos, Luis Garicano, no ve con buenos ojos una mayor redistribución fiscal.
De hecho, Ciudadanos va a seguir apelando al tripartito con el PP, absolutamente descartado por el PSOE. Es «el escenario ideal», según Villegas, que anhela la cabeza de Mariano Rajoy.
Mientras tanto, Sánchez sueña con ir a una nueva investidura como el Barça de Cruyff iba a Tenerife.
Una victoria pírrica para dar una patada hacia adelante
La «vía 143» es, hoy por hoy, la única opción para que Pedro Sánchez acceda a La Moncloa: ganar por mayoría simple la segunda votación de su segundo intento de investidura, gracias a la abstención de Podemos y al apoyo de Compromís, PNV e IU. Sería una victoria pírrica que consumaría la patada hacia adelante para conformar un «gobierno parlamentario» condenado al funambulismo aritmético en cada votación. Tendría 143 votos a favor -PSOE (90), Ciudadanos (40), PNV (6), Compromís (4), IU (2) y Coalición Canaria (1)-, 65 abstenciones -las de Podemos- y 142 votos en contra: PP (123), ERC (9), Democràcia i Llibertat (8) y Bildu (2).
Juan Carlos Hidalgo EFE
