La mandataria criticó el proceso de destitución en su contra. «Quieren que renuncie para evitar echarme ilegalmente», dijo. Y agregó: «Yo no sé lo que va a pasar, pero confío en el espíritu pacífico del pueblo brasileño»
La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, atraviesa las peores semanas desde que asumió por primera vez la presidencia. Comenzaba el año 2011 y el gigante sudamericano prometía ponerse a los hombros el crecimiento de la región. Cinco años después, el país está en recesión y los funcionarios y empresarios más importantes están al borde de la cornisa. Muchos de ellos, incluso, ya están tras las rejas. «Yo no sé lo que va a pasar, pero confío en el espíritu pacífico del pueblo brasileño», admitió.
En una entrevista con varios periodistas que reprodujo el diario español El País, la jefa de Estado denunció el proceso de juicio político que el Congreso lleva adelante en su contra. «No soy una mujer frágil. Mi vida no fue eso. Piden que renuncie para evitarse el mal trago de tener que echar de forma ilegal a una presidente elegida. Piensan que tengo que estar muy afectada, desconcertada, muy presionada. Pero yo no estoy así, no soy así», afirmó.
La designación de Lula en el gabinete de Dilma Rousseff fue fuertemente criticada
AFP
«Un impeachment sin base legal es un golpe. Rompe el orden democrático. Por eso es peligroso», consideró. Y agregó: En una democracia tenemos que reaccionar de forma democrática. Recurriremos a todos los instrumentos legales para dejar claro las características de este golpe. Pero yo les recomiendo que se pregunten a quién beneficia esto, muchos de los cuales ni siquiera han aparecido aún en escena, pero que están atrás, al fondo. Como el caso de la divulgación de las conversaciones: usted no puede hacer eso. La actitud correcta no era divulgar la grabación, sino enviar al Tribunal Supremo Federal, que es quien tiene derecho a investigarme a mí. Un juez no puede jugar con pasiones políticas. Nadie le puede destituir, pero en contrapartida, tiene que ser imparcial».
La mandataria se refirió también a la designación de su predecesor, Lula da Silva, al frente de la Casa Civil, un cargo que en Brasil es una suerte de jefe de Gabinete. El nombramiento fue fuertemente criticado debido a que es considerado una protección para el ex presidente, investigado por corrupción por el magistrado de Curitiba Sergio Moro.
«LULA VIENE, COMO MINISTRO O COMO ASESOR, PERO VIENE, NADIE LO VA A IMPEDIR»
«Pensar que porque es ministro se escapa de la justicia es ver un problema donde no lo hay. Supongamos que es cierto, que viene a protegerse. Qué protección más extraña, diría yo, ya que puede ser investigado por los magistrados del Supremo Tribunal Federal. Y no son mejores ni peores que un juez de primera instancia. Lo que pasa es que no quieren que venga. Pero Lula viene, como ministro o como asesor, de una manera o de otra, pero viene, nadie lo va a impedir», manifestó.
Rousseff contó durante la entrevista que no es la primera vez que le ofrece un cargo a su padre político. Sin embargo, algo cambió en él ahora. «Yo le vengo diciendo a Lula que se integre en el Gobierno desde hace tiempo, desde que comenzó mi segundo mandato, en 2015. Y él lo rechazó. Siempre lo utilicé de asesor. Pero ahora él quiso sumarse al ver que la crisis era más fuerte», dijo.
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