El ecuatoriano controla una banda que maneja el negocio de los yacimientos auríferos.
Como una araña, Jamilton Ulloa Suárez, alias “El Topo”, tejió una inmensa red criminal que se apropió del negocio del oro en las minas cercanas a Tumeremo (Bolívar), y las cundió no solo de mercurio y cianuro, sino también de muerte.
La masacre ejecutada el pasado 4 de marzo, —de la que se cumplieron 21 días— es obra de su mente criminal. Con ella, “El Topo”, ‘cobró una deuda’ que le debía otro delincuente que le rivaliza en organización: Alixandro González, alias “El Gordo Lizardo”.
Ulloa es originario de Santo Domingo de Los Colorados, una ciudad de la provincia Capital de Ecuador. Desde allí, pasó a Colombia. El diario Correo del Caroní publicó que, en ese país, “Ulloa recibió entrenamiento paramilitar. Por eso esas prácticas con tanta saña”, indicó un informante.
Con esa descripción coincidió el ministro de Interior, Justicia y Paz, mayor general Gustavo González López. “Las operaciones desplegadas en el área permitieron capturar a un miembro de esta organización, quien aporta datos sobre la estructura, modus operandi, vinculaciones y conexiones de esta y otras organizaciones de corte paramilitar en la zona”, dijo el pasado 11 de marzo, cuando aun no habían sido localizados los 17 cuerpos, hallados días después, en las cercanías de la mina Nuevo Callao.
Ulloa no actuó solo. “Dejó como cuota a dos rehenes, quienes luego fueron obligados a cargar los cuerpos de los mineros asesinados, a un camión en el que los llevaron a la fosa común”, explicó González López, el pasado viernes 18, cuando develó las identidades de otros implicados en la masacre.
“Aquí lo que ocurrió es grave (….) Les echaron tanta tierra, como para que nunca fueran encontrados”, ejemplificó la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, la manera cómo asesinaron a los mineros, bajo las órdenes de Ulloa.
Difícil no fue. “El Topo’ cuenta con 18 sicarios a su servicio, comandados por un colombiano, Edwin Toribio, alias “Toribio”.
Ulloa se trajo a su familia de Ecuador. Tres de sus hermanos están siendo buscados por el múltiple crimen, entre ellos una mujer. De dos, se conocen sus nombren: Harry y Yenny Ulloa, ésta última apodada “La Vacha”. De otro hermano solo se sabe que es apodado “Coro”.
La primera pieza del dominó del terror de “El Topo”, cayó días después del múltiple crimen. Se trata de Rosa Gil, una administradora que “le llevaba las cuentas, participaba en la fijación de los precios del oro, y manejaba la logística”, aseguró una fuente al Correo del Caroní.
Hasta el momento, son seis los miembros de la banda de “El Topo”, imputados por el homicidio. La captura más reciente se dio en el Zulia: Francisco Carache, alias “Goliat”, encargado de “reclutar obreros para trabajar en las minas”, explicó González López.
Carache recorrió 1.383 kilómetros —por vía aérea, en avión privado— para refugiarse en un motel de Lagunillas. Diarios de Ciudad Guayana han informado sobre la fortuna de Ulloa. “Cuando se generó la protesta por la desaparición de los mineros, ‘El Topo’ huyó a Guyana, donde tiene propiedades y bienes”, explicaron fuentes policiales a periodistas de la región.
“Ulloa ingresó al país en 2002, a través de San Antonio del Táchira”, explicó González López al identificarlo. “Forjó un certificado de Regularización con lo cual obtuvo una cédula, que falsificó para ostentar la condición de residente”, agregó el ministro.
El andar delictivo de “El Topo” no es nuevo para la justicia venezolana. En los archivos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), reposa una causa, con el código: XP0 1-P-2012-003242, de 2013, en la que se suspende una causa en su contra y se impone, entre otras condiciones, la presentación ante un tribunal cada 30 días.
Ulloa, estando con su esposa, la venezolana Nancy América Guevara, disparó contra un motorizado en la avenida Perimetral de Puerto Ayacucho, estado Amazonas, el 14 de julio de 2012. En el expediente del TSJ se lee que tenía residencia en esa ciudad.
Al delincuente, “de 1,72 metros, contextura robusta, cabello negro y piel morena, también apodado ‘El Don”, lo buscan en todo el país. Interpol no lo tiene en la lista de sus ‘buscados’ y las autoridades venezolanas no han revelado que se haya solicitado la alerta.
Fuente: Panorama