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Velorios armados paralizan barrios enteros en Venezuela

Posted on: febrero 8th, 2016 by Laura Espinoza No Comments

Bandas armadas ordenan a los ciudadanos abandonar las calles y paralizan barrios enteros en Venezuela para celebrar los velorios a sus líderes muertos y protestar por supuestos ajusticiamientos de la policía.

 

 

Desde finales de enero esta situación de intimidación se ha dado en al menos dos ocasiones.

 

 

El 4 de febrero, el norte de la céntrica ciudad de Maracay amaneció inundado de volantes que advertían de que no debía circular nadie pues el día anterior había muerto un joven supuestamente a manos de la policía científica (CICPC).

 

 

Ese día, los padres buscaron apresurados a sus hijos en las escuelas antes de la hora de salida y los comercios cerraron sus puertas porque los volantes alertaban de que quien ejerciera labores diarias en la calle se atenía a “las consecuencias”.

 

 

El escrito se atribuye a José Gabriel Álvarez Rojas, conocido como “El Chino Pedrera”, presunto cabecilla de una banda criminal que en el pasado fue el líder de una cárcel de Aragua, el estado del que Maracay es capital.

 

 

La octavilla, que no está firmada, reclama al gobernador de Aragua, Tarek El Aissami, “que tome medidas”, al afirmar: “no puede ser posible que por ser un joven que se preocupe por el bienestar de las comunidades del municipio Girardot de la zona norte de Maracay le quiten la vida como lo hicieron con Emilio José Rojas Madriz”.

 

 

Indica asimismo que “los principales corruptos del estado son los mismos órganos de seguridad”, pues no toman en cuenta las “labores sociales y donaciones” que el grupo que escribe la carta supuestamente realiza “a diario” en Aragua.

 

 

“Aquí en el estado Aragua nos vamos a hacer sentir por nuestros seres queridos y si quieren despertar a un monstruo nosotros estaremos en pié de lucha”, finaliza el escrito.

 

 

El anterior suceso ocurrió el 25 de enero en la ciudad de Porlamar, perteneciente a la isla de Margarita, donde un grupo de reclusos rindió homenaje a su exlíder Teófilo Cazorla, alias “El Conejo”, que murió tiroteado cuando salía de una discoteca.

 

 

Mientras los presos disparaban al aire con armas largas y pistolas, en el interior de la cárcel, al día siguiente, cuando se produjo el entierro, la banda exigió a los vecinos que no salieran a la calle para que la urna del delincuente circulara por la ciudad.

 

 

La oposición política, que ahora tiene mayoría en el Parlamento, anunció que abriría una investigación por el hecho de que los presos posean armas de guerra y solicitó la interpelación del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, que aún no se ha realizado.

 

 

Para el director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), Roberto Briceño León, “el nivel de organización del delito y del crimen en Venezuela está sustituyendo al Estado en algunos territorios”.

 

 

Briceño León afirmó a Efe que estas bandas están organizadas porque cuentan la financiación que les permite tener un “pié de fuerza” de hasta 600 hombres en algunos casos, además de armas y control sobre el territorio.

 

 

“En Maracay, en principio, ellos no hieren a nadie, no matan a nadie, pero todo el mundo se queda en su casa, les hacen caso y así demuestran que tienen el control, el territorio, que tienen el suficiente nivel de persuasión y que al fin y al cabo representan allí más que al propio Estado”, manifestó.

 

 

Según el experto, en las cárceles “se organizan delitos, se dirigen secuestros y se cobran rescates” y también se hacen “demostraciones de fuerza como la vista en Margarita”.

 

 

Además, los asesinatos de policías son cada vez más frecuentes en Venezuela, apunta el director del OVV, quien reconoce que se están produciendo “muchos ajusticiamientos” de criminales por parte de los funcionarios de seguridad.

 

 

La organización OVV presentó en diciembre un informe en el que señala que Venezuela registró en 2015 la cifra récord de 27.875 muertes violentas, lo que significa una tasa de 90 por cada cien mil habitantes.

 

 

Fuentes oficiales reducen significativamente las cifras. Según la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, en 2015 la tasa de homicidios fue de 58,1 por cada 100.000 habitantes, lo que se traduce en 17.778 muertos  EFE. 

 

La amnistía también es economía

Posted on: febrero 8th, 2016 by Laura Espinoza 4 Comments

¡Concéntrense en lo económico! pareciera ser el reclamo de muchos, agobiados por una crisis económica verdaderamente insufrible y un gobierno tóxico y errático, empecinado en que el panorama luzca cada vez peor. En esta dinámica, por lo demás comprensible, se plantea un falso dilema entre atender lo estrictamente económico y dar respuesta a lo político y social, como si una cosa no tuviera que ver con la otra.

 

 

El Proyecto de Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional, introducido para su discusión en la Asamblea Nacional, no es solo un compromiso programático con quienes votaron mayoritariamente por el cambio el pasado 6D, sino que atiende un nudo central en la búsqueda de una solución a la actual coyuntura política, e incluso interpela lo más profundo de la conciencia nacional. Se trata en lo fundamental de un tema ético, legal y político, y al respecto son muchos los expertos que han esgrimido argumentos de peso. Lo que quiero agregar hoy a la discusión es el punto nada obvio que, incluso desde una óptica puramente economicista, incluso si uno le diera todo el peso a solucionar el problema de “la papa”, hay buenas razones económicas para “invertir” en la defensa de los Derechos Humanos en general y apoyar la amnistía en particular.

 

 

Meses atrás, en esta misma columna, argumentaba que el intento por imponer un proyecto hegemónico nos ha traído a una situación social y económica que muestra elementos característicos de los países que salen de un conflicto bélico, y al respecto debemos tomar nota de las lecciones extraídas de la llamada economía de la reconstrucción. Una de esas lecciones de política es que la búsqueda de cohesión social debe constituir un objetivo prioritario, pues si algo caracteriza los escenarios post-conflicto es la polarización del discurso y la desconfianza entre los distintos actores sociales, lo cual dificulta la construcción de consensos y deteriora el clima de negocios. En ese sentido, la Ley de Amnistía es una herramienta para trasmitir con hechos el mensaje clave de que el país se abre a una nueva etapa de reconciliación nacional, donde no habrá cabida para la exclusión, la discriminación o la retaliación.

 

 

Por otra parte, no hay manera que el país retome la senda del crecimiento sostenido sin una mejora sustancial en la seguridad jurídica. No solo se trata de que los emprendedores puedan invertir sin temor a que sus activos sean expropiadas o sometidos a procedimientos arbitrarios, sino de que no estén sujetos a persecución, hostigamiento o cárcel por caprichos políticos. No estoy hablando en abstracto, sino desde la dura realidad venezolana, donde hemos vistos casos como los gerentes de la cadena de supermercados Día a Día puestos presos sin formula de juicio por “generar colas”, o los directivos de las casas de bolsas lanzados arbitrariamente al calabozo por “atentar contra la moneda”, nada más por mencionar dos casos recientes. Venezuela aparece como uno de los peores lugares del mundo para invertir no solo por el desastre macroeconómico, sino por la crítica situación de inseguridad y la precaria situación de los Derechos Humanos. El triste saldo en términos de presos, exiliados y perseguidos políticos constituye una clara señal para los inversores de todo el mundo. Por eso es que, en mi humilde opinión, a quien le preocupe el futuro de la economía también debe preocuparle la amnistía.

 

 

José Guerra