La previa del choque entre Cavaliers y Warriors sirvió para calentar un partido que no necesitaba más temperatura. Los dos últimos finalistas de la NBA revivieron el choque en el que los californianos se convirtieron en campeones bajo un clima de tensión por las declaraciones previas de Stephen Curry. Comentarios no muy bien recibidos en el vestuario de Ohio, dando origen a una nueva rivalidad que sobrepasa los límites de la cancha.
«Evidentemente es un vestuario que nos trae muy buenos recuerdos. Esperemos que siga oliendo a champán». Éstas fueron las palabras del base de los Warriors en la previa del partido. Cuando sus declaraciones llegaron a oídos de los jugadores de los Cavs no fueron bien recibidas y el equipo al completo tachó de «irrespetuoso» el comentario de Curry.
Incluso LeBron advirtió a la prensa antes del choque que tenía la respuesta preparada para Curry en el campo. Sin embargo, el vendaval de los Warriors enmudeció a ‘King’ James y al resto de los Cavs, que no pudieron contestar a los comentarios del base de la franquicia de Oakland.
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Palabras que según el jugador de Akron no fueron bien entendidas y que hicieron que el partido viviera momentos de gran tensión, más allá del contundente resultado a favor de los Warriors.
«Honestamente, no esperaba esta tensión cuando dije eso. Esperaba un partido normal. No ha habido una celebración especial. Sólo es un partido de liga regular más y así es como me sentí. El vestuario olía a Gatorade», aseguró Curry tras el choque. «Creo que las reacciones a mi comentario han sido desmedidas. Obviamente, la última vez que entré en ese vestuario teníamos un trofeo y teníamos champán. Lo pasamos bien, así que la primera vez que volviéramos a ese vestuario es así como nos íbamos a sentir. Lo que dije fue algo sarcástico».
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