En la vida, nos enfrentamos a diversas circunstancias, las cuales ponen a prueba nuestro carácter pero sobre todo, nuestro juicio.

Cuando estas circunstancias suelen ser difíciles, solemos juzgar a todos de la misma manera, porque el sentimiento de la tristeza, nos sujeta fuertemente.

Estos momentos dejan cicatrices que nos enseñan que el mundo no es color de rosa, que hay maldad en él y que de ser posible y de tenerse la oportunidad, no dudarán en lastimarte al verte susceptible, pero esto no implica que todos los personajes que existen en él, sean iguales, siempre existe una excepción a la regla, siempre existe esa persona que rompe el esquema y que te hace volver a creer.

Tú sabías que yo no sería perfecta, que tengo miles de defectos, que puedo ser multifacética, desde el ratón mas correlón, hasta el cotorro más parlanchín, pasando por el hurón dormilón, el koala cariñoso, el conejo esponjoso, llegando al gato refunfuñón y celoso, pero que sin duda notaste algo distinto en mí; sabías que en el fondo no era la chica seria que conociste en los pasillos de la Universidad.

A ti, que te la jugaste por conocer todas mis rarezas, intentándolo en diversas ocasiones, cuando esta chica rejega no quería aceptar sus sentimientos, a ti que con el paso de los días, descubres que estoy hecha por mil demonios que habitan en mi cabeza. Te considero la persona más valiente, porque sé que no soy nada fácil, sé que puedo ser lo peor, lo mas fastidioso y lo más incomprensible, a ti que a pesar de nuestras miles de diferencias, sigues aquí, comprendiendo día con día, todo lo que escondo debajo de la coraza que la sociedad denomina como cuerpo.

Con tus sonrisas, con tu paciencia, tu cariño, tu amor y tu apoyo, has logrado lo que hoy en día creía imposible, te has ganado mi confianza.

Y si te preguntas por qué enfatizo tanto en esta palabra de 9 letras es porque gracias a ella, has conocido a mi verdadero yo.

Porque contigo en este tiempo que hemos compartido junto he aprendido miles de cosas nuevas, me has enseñado a disfrutar la vida, me has hecho comprender que a veces necesitas ir despacio y en ocasiones es necesario no preocuparse y sólo sentir; me has hecho ver los detalles de la vida, saber que son cosas mínimas las que marcan grandes diferencias, has estado conmigo es grandes momentos, pero también en los que siento que el mundo se me viene encima; has aprendido con el tiempo a leerme, a leer mis sentimientos como si de un libro se tratase. Ahora me tienes completa y eso antes me daba miedo, pero hoy sé que puedo confiar en ti.

Gracias, muchas gracias por enseñarme a confiar de nuevo, por mostrarme un mundo diferente, lleno de esperanza, lleno de luz, por darle sentido a los momentos y volverlos memorables.

Porque ahora sé, que de la nada puede llegar un chico, con una invitación al cine y te cambia la vida, te das cuenta que ya nada en el mundo importa, porque tienes a alguien que te hace sentir de nuevo que estás viva, que te recuerda que tienes corazón, que sabes que alguien piensa en ti, encuentras a alguien con el que no es necesario llevar una máscara, encuentras a alguien con el que compartir tu vida es un placer.

No te diré que eres el amor de mi vida, porque no he vivido lo suficiente para poder afirmarlo, pero puedo decirte que eres quien me ha hecho inmensamente feliz en los últimos días y eso, eso no tiene manera de recibir un título, porque cualquiera le quedaría chico.

Siempre que me preguntan: ¿Él es tu novio?

Contesto que sí, sin embargo esa palabra queda muy chica para todo lo que tú eres, gracias por ser mi amigo, mi confidente, mi compañero, mi amante, mi pañuelo de lágrimas, gracias por ser todo.

Gracias por haberme permitido entrar a tu vida, por poder formar parte de ella, por permitirme descubrir día a día quién eres, por dejarme estar a tu lado, por dejarme ser parte de tu intimidad, verte sonriendo, riendo, dormido, tranquilo y sin ninguna barrera es lo que más me satisface. Porque encontrar a un novio es fácil, pero encontrar a un compañero de vida no lo es, y eso es lo que tú eres para mí, la persona que del silencio ha convertido el espacio más agradable.

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Muchas veces he escuchado un refrán que dice: “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”. Aunque es fácil de entender, en realidad comprendes su significado cuando estás pasando por una situación de pérdida, entonces es cuando te das cuenta del valor de lo que perdiste.
Así te sucederá a ti.

Tuvimos una relación maravillosa, no lo puedo negar. Pero tampoco puedo negar que durante el tiempo que estuvimos juntos no me supiste valorar. Puse el mundo a tus pies, busqué mil y un maneras de hacerte sentir el hombre más especial y amado de todos, me esforcé por ser la mujer que estuviera a tu altura, pero nada fue suficiente. Así que hoy decido partir para que te des cuenta de lo que realmente valgo.

Notarás el amor que te tenía cuando recuerdes el brillo de mis ojos y ya no puedas verlos. Querrás volver a tocar mi cabello cuando ya no recuerdes su textura. Vas a querer abrazarme cuando te sientas solo, y entonces te darás cuenta que mis brazos ya no estarán ahí para consolarte. Necesitarás mis palabras y mis miradas cuando estés confundido y entenderás todo lo que significaban para ti. Mi sonrisa te hará falta en los días grises y ni siquiera podrás encontrar mi rostro.
Te darás cuenta del gran amor que teníamos, pero lamentablemente será demasiado tarde. Decidí marcharme porque estabas tan enfocado en ti que me hiciste a un lado.

Te darán ganas de besarme, pero mis labios ya no querrán tocar los tuyos. Querrás tomar mi mano cuando extrañes el calor que te entregaba. Vas a querer abrazarme por las noches y tendrás que conformarte con poner los brazos sobre tu almohada, pues mi cuerpo ya no volverá a estar junto al tuyo. Ya no estaré ahí buscando sentir tu cuerpo cada mañana.

Aprenderás a valorar la razón de mi partida, pues te darás cuenta de la falta que te hago. Vas a desear haber estado a mi lado cuando aún era tiempo, pero ahora yo he tomado mi propio camino y no regresaré la mirada atrás. Sentirás que me amas más cuando ya no puedas decírmelo, ni tampoco me escuches a mi decirte lo mucho que te amaba. Ya no estoy dispuesta a hacerlo ni una vez más. He perdido el coraje y las ganas de decirlo y de luchar por ti.

Querrás estar conmigo, pero mis fuerzas se han agotado. Estoy cansada de esperarte tanto tiempo; ya no tengo ganas de hacerlo. Tú no valoraste mi esfuerzo, y eso me ha dolido demasiado. Y lo peor de todo es que ahora que podrás valorarme, mi amor se ha pagado y me he marchado.

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Empezar una relación es mucho más fácil que terminarla. Cuando conocemos a una persona y la dejamos entrar en nuestra vida jamás imaginamos que en determinado momento pueda irse. Pensar en el adiós es casi imposible, aunque muchas de las veces ser consientes de que la mayoría de las cosas no son para siempre nos evitaría mucho dolor.

 
Saber que algún día te ibas a ir me hubiera ayudado a estar preparada para ese momento. Pero todo era tan perfecto entre nosotros que, ¿cómo iba a pensar que me ibas a abandonar? No sé qué fue lo que hice mal para que un día  me dijeras adiós sin un motivo aparente. Aún no comprendo la razón por la que dejaste de amarme, si lo único que yo hacía era darte lo mejor de mí.

A pesar de que ya ha pasado el tiempo, parece que fue ayer cuando recibí esa llamada tuya en la que me dijiste que todo había terminado. Te escuchabas enojado y no sé por qué. La que debería haber estado enojada era yo, porque nunca dejaste las cosas claras. Al parecer no sabías lo que querías de mí, y lo comprendí muy tarde.

Debería estar molesta porque me mentiste. Un día me dijiste que yo era lo más valioso que había en tu vida, que admirabas mi fortaleza y valentía, pero ¿dónde quedó eso? Ahora sé que sólo fueron palabras que se llevó el viento.
Teníamos tantos sueños y tantas metas por cumplir que ahora no sé qué hacer con ellos. Siento que te llevaste una parte de mi vida y que estoy incompleta. Sé que no dependemos de nadie para estar completos, pero a ti te entregué una parte de mi vida que ya no está y que no volveré a recuperar.

Hoy sé que estabas muy lejos de ser el amor de mi vida, aunque estaba segura de que lo eras. Aún soy joven y me faltan muchas cosas por vivir, muchas personas por conocer, muchos lugares por recorrer. Mi mundo no ha acabado aquí, y nunca acabará por la culpa de una persona como tú.

A pesar de que por un momento me derrumbé —porque debo admitir que tu partida me dejó en el suelo—, no me voy a detener. Así caiga mil veces, mil y un veces me voy a levantar, porque mi vida es mucho más que una simple relación fallida.

Debo decirte que a pesar de todo, te perdono y no te guardo ningún rencor. Hoy entiendo que tú y yo no debíamos estar juntos. Sólo me queda darte las gracias por enseñarme a conocer el amor, pero también, por hacerme saber lo que es la desesperación de no poder tener lo que deseas con todo el alma. Por enseñarme que el amor empieza por mí misma, y que nadie tiene el derecho de definir mi vida, sólo yo.

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