Un artículo escrito por Antonio María Delgado para el portal «El Nuevo Herald» asegura que el gobierno de Venezuela, que por años gastó miles de millones de dólares paracomprar el amor de los pobres, ahora intenta salir victorioso en los comicios parlamentarios del 6 de diciembre haciendo uso de otra emoción: el miedo.
Y es que, carente de los recursos del pasado e inmerso en una de las mayores crisis económicas en la historia moderna del país, el régimen de Nicolás Maduro hará todo lo posible para convencer a sus bases tradicionales de que podrían perder los beneficios que actualmente reciben del Estado si votan contra el chavismo en las elecciones, dijeron analistas consultados para la actual serie sobre las elecciones del país petrolero.
Y para ello, el régimen incluso va a hacer uso de un argumento que la oposición lleva años catalogando de mentira, el de que el voto no es secreto, explicaron los expertos.
Según las encuestas, es mucho el miedo que el chavismo debe generar para evitar una derrota en los comicios, cuando la impopularidad de Maduro supera el 80 por ciento y la intención de voto a favor de la oposición supera en más de 30 puntos a la del chavismo.
Esos números demuestran que una porción significativa de los electores chavistas están admitiendo a los encuestadores que en esta ocasión no están dispuestos a seguir acompañando al régimen. Muchos están decepcionados ante lo que consideran una muy mala gestión de gobierno de Maduro.
Ese es el segmento que el régimen buscará intimidar, valiéndose de operativos de movilización que serán ejecutados por efectivos de la Guardia del Pueblo, dijo el general Antonio Rivero, dirigente opositor que mantiene contacto con oficiales activos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
“El plan de arrastre lo va a ejecutar la Guardia Nacional y la Guardia del Pueblo”, dijo Rivero, quien recibió detalles de los preparativos del régimen.
“Van a ser agentes uniformados quienes van a tocar a la puerta de los electores para llevarlos a los centros de votación”, agregó el general, quien se vio obligado a salir a la clandestinidad tras ser acusado por el chavismo de delitos de instigación pública y de asociación para delinquir durante las manifestaciones de protesta del año pasado.
El grueso de esa operación va estar centrada sobre los 2.5 millones de empleados públicos y sobre los beneficiarios de la Misión Vivienda, programa gubernamental que otorga hogar a cerca de medio millón de familias.
“En cada uno de estos hogares viven varios adultos, quizás dos o tres electores, de modo que podemos hablar de algo más de un millón de electores que viven en casas otorgadas por el chavismo”, señaló Rivero.
El miedo, instrumento de coacción
El régimen va a tratar de convencer a esas personas el día de la elección de que ellos saben cómo votan, y de que si votan en contra del oficialismo van a terminar perdiendo los beneficios del Estado que reciben, ya sea vivienda, empleo u otro tipo de programa social, coincidió Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma Inter American Trends, que lleva años investigando los mecanismos de fraude electoral utilizados por el chavismo.
“La principal emoción que ellos manejan para motivar al electorado es el miedo”, dijo De La Cruz. “El miedo a perder los beneficios, ya sea una misión, ya sea el trabajo. Han construido un perverso sistema para explotar al máximo los temores del elector”.
Esos temores son fáciles de conjurar en Venezuela, donde permanece el recuerdo de la aborrecida Lista Tascón, documento cuya existencia siempre fue negada por el chavismo, pero que fue utilizado para castigar a quienes firmaron en el 2004 a favor de un referendo revocatorio del mandato del presidente Hugo Chávez.
La lista permitió que millones fueran sometidos a una especie de apartheid económico que les cerraba las puertas a los beneficios que les correspondía como venezolanos.
Monitoreo y ‘voto asistido’
La mayoría de los analistas consultados coinciden en que el gobierno miente cuando trata de convencer a los venezolanos de que el voto no es secreto.
Pero la mentira aunada a la poderosa máquina de monitoreo del voto, construido ilegítimamente por el chavismo, ha terminado siendo una herramienta muy poderosa en los comicios anteriores.
Según documentos obtenidos por el Nuevo Herald, el sistema de monitoreo permite al chavismo obtener información en tiempo real sobre la evolución de las elecciones, e identificar a aquellos electores que aún no han acudido a las urnas para irlos a buscar.
Ese sistema, que ha sido esencial para el chavismo en elecciones pasadas, hace uso de las bases de datos del Seguro Social, del Ministerio de Poder Popular de las Comunas, de los empleados públicos y de las Misiones para ubicar a cada uno de los electores dentro de estos centros de votación.
El que esto se haga constituye una nueva manifestación de ventajismo porque se trata de información a la que ningún otro movimiento político tiene acceso.
Pero la información es crucial para las campañas electorales del chavismo. La mayoría de las personas que aparecen en estas bases de datos, dado que reciben ayuda o algún tipo de beneficio del Estado, son blancos fáciles de la intimidación y de las operaciones de control social.
Las personas que aparecen en estas bases de datos son repartidas entre los distintos “patrulleros”, quienes tienen la tarea de cerciorarse de que fueron a votar, y en ocasiones incluso llevan a los electores hasta la máquina de votación para monitorear el acto del sufragio y cerciorarse de que fue a favor del oficialismo, en una práctica de “voto asistido” ampliamente denunciado por la oposición en el pasado.
Fuente: Informe21