San Antonio del Táchira, frontera con Colombia, ve afectada su actividad comercial. Tras el cierre de frontera, el municipio ya no es el mismo y mientras se mantiene la medida los comerciantes se ven obligados a abrir sus negocios por presión.
Así lo relató José Gregorio Hernández, corresponsal del diario La Nación del estado Táchira a EL IMPULSO, quien precisó que a diferencia de días previos, ayer lunes algunos comerciantes decidieron abrir sus establecimientos, ya que fueron supuestamente informado que de no ser así serían fiscalizados los locales, a fin de averiguar las razones del cierre.
Apuntó que se aprecia la afluencia de poca clientela, puesto que buena parte proviene del lado colombiano. Así lo informó un comerciante de la avenida Venezuela, que conduce hacia el puente internacional, quien laboró el día viernes y dijo que sólo vendió 10% de lo usual.
Según Hernández una de las razones por las cuales los comerciantes no quisieron abrir en días pasado, fue por la confusión y desconocimiento generado tras el decreto de Estado de Excepción en la zona.
«Fue por zozobra”, comentó el periodista, quien señaló que probablemente algunos comerciantes teman ser fiscalizados.
«Para nadie es un secreto que aquí (San Antonio) hay mucho contrabando y acaparamiento de mercancía, no de locales formales, sino de otros grupos que operan en la zona… ya a algunos les han conseguido mercancía, lo cual genera preocupación en la comunidad”.
Otra de las razones por las cuales mantendrían sus locales cerrados es porque muchos trabajadores y propietarios, por motivos de residencia, quedaron del lado colombiano.
Indicó que hasta el momento ningún representante del sector económico en Táchira se ha pronunciado al respecto o ha informado el porcentaje de merma económica.
Vale acotar que se intentó contactar a Isidoro Teres, presidente de la Cámara de Industriales y Comercio de Ureña y a Isabel Castillo, presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio. La comunicación no fue posible.
Bombas desoladas
Respecto al ambiente que se viven en torno a la compra de gasolina y las estaciones de servicio, Hernández señaló que si bien se mantienen abiertas, una de las principales razones por las cuales se abastecían los conductores en la zona era por el paso en frontera por fines comerciales, al estar cerrada, cae la demanda del combustible.
«En estos municipios poner gasolina puede usualmente demorar cinco horas o simplemente puede que no se encuentre. Pero ahora las bombas están desoladas. El parque automotor se abastece con tranquilidad, porque uno de los principales problemas es la extracción de combustible”, comentó.
El Impulso