El desarrollo industrial en Guayana, que tuvo en 1960 un trascendental impulso con el avance de la construcción de la Sidor, la planta hidroeléctrica Macagua I y la integración de Puerto Ordaz, San Félix y Matanzas, convenció a propios y extraños que era posible la alternativa no petrolera a través de una consciente y estrategia “siembra del petróleo”.
La prédica demagógica sobre la “alternativa no petrolera”, como si fuese un proyecto novedoso, obliga a propósito de la Exposición Internacional Bolívar Potencia 2015 a revisar la realidad actual y lo dejado de hacer por el oficialismo desde que controla todos los poderes en Bolívar.
El saldo de los últimos 15 años es una debacle productiva de dimensiones históricas y un retroceso significativo en las mejoras en la calidad de vida. Un tiempo perdido.
Las potencialidades están clara se incluyen, por supuesto, un aprovechamiento consensuado de la Faja Petrolífera del Orinoco. Los emprendedores independientes que participaron en la exhibición del Cachamay son ejemplo vivo del trabajo creativo sin apoyo del Estado. Más bien el gobierno tiene que aprender de ellos.
En ese sentido, respaldamos las iniciativas que apuntan al desarrollo del estado Bolívar, siempre y cuando éstas no estén reducidas a consignas vacías. En definitiva, no puede hablarse de Bolívar Potencia cuando hay fallas graves en materia de seguridad, transporte y agua. Tampoco puede promocionarse una Bolívar Potencia donde las empresas básicas son centros de pérdidas y corrupción. No es ninguna potencia un estado cuyos habitantes madruguen y pasen un día en una cola para comprar harina o leche.
La ruina de las empresas del hierro, el aluminio y el acero no es el único termómetro del deterioro económico del estado Bolívar, aunque sí uno de los más distintivos por ser esta tierra la llamada a convertirse en la alternativa no petrolera de Venezuela.
Tan solo en el 2014, sin dar un repaso a los años previos, la industria del aluminio registró pérdidas por Bs. 9 mil millones, atribuido principalmente al incremento de los costos y al repunte abismal de los gastos de personal en un contexto de retroceso de la producción, que alejan a Bolívar de la cacareada meta de generar divisas y ser la alternativa económica no petrolera.
CVG Alcasa, presidida por el presidente de la Corporación del Aluminio y ahora candidato por el partido de gobierno a la Asamblea Nacional, Ángel Marcano, fue la que registró el menor ritmo en el 2014 al operar a 17% de su capacidad instalada.
Esta industria es la única en el sector aluminio que ha recibido inyección de recursos, en este caso, del Fondo Chino por $403 millones; pero aun recibiendo inversión y subsidios, produjo solo 28.798 toneladas de aluminio en 2014, menos de un tercio de su capacidad. Como colofón, fue también la estatal con el mayor registro de pérdidas de Bs. 3.975 millones.
CVG Bauxilum lideró el ranking de industrias con más subsidio gubernamental, al recibir Bs. 2.562 millones en el 2014, principalmente para gastos de personal. La inyección de recursos no permitió mejoras operativas, pues la industria sigue registrando diferimiento de los pagos a proveedores de servicios y mantenimientos por falta de recursos financieros.
En el sector ferrosiderúrgico, el deterioro de Sidor marca el desempeño. La producción de acero no solo fue menor en el 2014 sino que las pérdidas se dispararon 43% respecto al 2013; colocando a la otrora ícono del desarrollo industrial de Guayana en situación de quiebra, pues los pasivos al término de 2014 son más del doble del valor de los activos.
La recuperación del emporio industrial no es cuestión de meros deseos, sino de inversión, eficiencia y energía eléctrica. El Grupo Dos Ríos estimó en 2013 que un programa de recuperación de la capacidad de producción de Sidor, para llevarla a los niveles de producción del 2007 cuando rompió récord, representaría un consumo de potencia adicional del orden de 500 MW en 3 años. En inversiones para actualizaciones tecnológicas de todo el sector hierro-acero, se requieren 310 MW, en tres años.
En cuanto a Alcasa y Venalum, estiman que entre las dos requerirán una potencia del orden de 775 MW, y en inversiones para actualizaciones tecnológicas 918 MW, incluida la V Línea.
Efecto dominó
El descalabro de las empresas básicas ha tenido un efecto dominó en las pequeñas y medianas empresas de Guayana. El estudio de competitividad de las pymis metalmecánicas del estado Bolívar, presentado a finales del 2014 por el investigador José María Fernández, arrojó que la productividad de la pequeña y mediana industria de Guayana está relacionada casi proporcionalmente con la gran industria puesto que son proveedores de bienes y servicios.
En los últimos años, concluye Fernández, han cerrado dos tercios de las compañías y las que están activas trabajan a menos de 50% de su capacidad y casi la mitad a menos del 20%.
“Las industrias activas han superado un proceso selectivo de sobrevivencia debido a sus fortalezas: son industrias arraigadas en Guayana que han superado diferentes entornos adversos en otras oportunidades, con patrimonio familiar sustentado en generación de relevo, buena infraestructura y manejo eficiente de los recursos propios y nula dependencia financiera del gobierno”.
Este escenario, al que se suma la paralización y retrasos en importantes obras de infraestructura de Bolívar, ha mantenido una alta tasa de desempleo, que pudiera retroceder de agilizarse el arranque de las obras detenidas.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ubican la tasa de desocupación en el estado Bolívar en 8,6% de una población que supera el millón de habitantes. La mayor desocupación se concentra en edades altamente productivas entre 15 y 44 años. Por su parte, del total de ocupados, cerca del 40% están en la informalidad.
Pero ésta no es la peor parte de un estado colmado de potencialidades que no han sido explotadas. El estudio de finales de 2014 del Centro de Investigaciones para la Educación, la Productividad y la Vida (Ciepv) de la Universidad Católica Andrés Bello, campus Guayana, revela que 72% de la población en Puerto Ordaz vive en pobreza general, de modo que no puede cubrir la canasta básica, que incluye alimentos y servicios. En San Félix, la pobreza general escala hasta 95% de la población.
Ni siquiera el salario mínimo de tres integrantes del hogar puede soportar la inflación acelerada de los precios, pues en Ciudad Guayana la canasta alimentaria repuntó a 31 mil 681 bolívares en junio, según datos del mismo centro de investigaciones.
Empresas del aluminio registraron Bs. 9 mil millones en pérdidas en 2014, mientras la producción retrocede y la nómina crece.
● Alcasa operó a 17% de su capacidad, el menor ritmo del sector aluminio.
● 8.061 millones de bolívares recibieron en subsidios gubernamentales las industrias Alcasa, Venalum, Bauxilum y Carbonorca.
● La producción de acero de Sidor retrocedió 71% desde el año de su reestatización en 2008. Las pérdidas cerraron en Bs. 7.638 millones en el 2014, un monto 43% superior al 2013.
● Pymes activas trabajan a menos de 50% de su capacidad y casi la mitad a menos del 20%, según estudio del investigador José María Fernández.
● 72% de la población de Puerto Ordaz vive en pobreza general, de acuerdo con estadísticas del Ciepv de la UCAB Guayana.
Fuente: Correo del Caroní