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Ponen obstáculos a la raspadera de cupos en Cuba

Posted on: julio 25th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Se cree que el anuncio busca meterle freno al incremento de los llamados «raspa cupos» que viajaban a ese país. La medida ya existía pero se hizo más rigurosa ante la cantidad de viajeros a la isla

 

Las medidas migratorias en la isla caribeña ahora serán más estrictas para los venezolanos. (Foto: Archivo)
No están contentos. El comunicado publicado por la aerolínea Conviasa en el que informaron a sus usuarios que a partir de ayer viernes todos los pasajeros que viajen a Cuba deberán tramitar una visa de turismo en el país caribeño en el consulado y no en el mostrador del propio aeropuerto generó polémica y rechazo en los venezolanos.

 

 

La medida ya existía pero se hizo más rigurosa ante la cantidad de viajeros a la isla, algunos de ellos para «raspar cupos» y traerse dólares que debido al control de cambio son muy cotizados en el mercado negro.

 

 

José Rangel, residente de Maracaibo, calificó como un “descaro” por parte de Cuba el tener que solicitarle a los venezolanos visas para entrar a la isla, criticó que Venezuela le diera asilo a todos los médicos y a todas las persona que llegaron sin tener que solicitarles un permiso de entrada.

 

 

“Qué cosas, después que chulearon a Venezuela tienen el descaro de pedirnos visa y aquí hasta trabajo les damos a los médicos de ese país”, señaló.

 

 

Rangel no fue el único que manifestó su molestia. “Qué tristeza, después de que matamos el hambre a los cubanos regalando petróleo y sus derivados nos exigen visa, es decir les darán más dinero porque el trámite deben cobrarlo en dólares, quieren así o más patria. Ni Colombia nos exige visa” comentó Carlos Hernández.

 

 

Por su parte, Francisco Villalobos, comentó que espera que con el anuncio los venezolanos se den cuenta del “engaño”.

 

 

Muchos consideran que otros países del Caribe podrían sumarse a esta iniciativa. “El Gobierno de Aruba pronto va a solicitar visa al igual que varios miembros de Petrocaribe, esto es bueno para que los chavistas se den cuenta de como los engañaron por 15 años”.  Manifestó Villalobos.

 

 

De igual forma se expresó Jaime Leal, quien destacó que al acabarse el dinero de Venezuela “se acabó la amistad”. “Le dimos de comer a Cuba hasta más no poder y ahora nos van a pedir visa para entrar a una isla que prácticamente no se murió de hambre por nosotros. Se acabó la plata se acabó la amistad”.

 

 

Conozca la visa

 

 

El documento tendrá una validez solo por 30 días a partir de la fecha de expedición, todas las personas que deseen entrar a la isla deben tramitarla, los menores de edad deben tener deben contar con su tarjeta de turismo así estén acompañados por sus representantes.

 

 

La visa solamente será tramitada para viajes de turismo a Cuba, desde ahora ninguna línea aérea le permitirá abordar sin contar con este documento.

 

 

Conviasa a su vez, aclaró a través del comunicado que no se hace responsable del embarque de los pasajeros que no cumplan con el requisito.

 

 

Anteriormente el documento se solicitaba a todos los países, pero con cierta preferencia para Venezuela; ya que quienes viajaban desde acá lo recibían en el propio aeropuerto de la isla, sin tantos trámites burocráticos. Desde ayer, la situación es otra. Los venezolanos deben cumplir con requisitos que en la era de bonanza de la relación bilateral eran impensables.

 

Fuente: La Verdad.com

Ledys Anaís Torres

ltorres@laverdad.com

El Nuevo Herald: Moneda venezolana sucumbe bajo “vértigo hiperinflacionario”

Posted on: julio 25th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

El nombre de Simón Bolívar se ha incorporado a la designación oficial del país, y el término “bolivariano” está por todas partes en Venezuela, pero hay un lugar en la nación sudamericana donde la imagen de El Libertador tiene cada vez menos espacio: en las billeteras de los venezolanos.

 

 

Y es que “El Bolívar Fuerte” es una de las monedas que se debilita con mayor rapidez en el planeta, situación que ha llevado a que el billete de 100 bolívares -que lleva estampado el rostro del prócer venezolano- equivalga hoy a sólo 15 centavos de dólar al tipo de cambio en el mercado negro.

 

 

“El billete de 100 bolívares, el de mayor denominación en Venezuela, es el que tiene el menor poder adquisitivo en el mundo”, afirmó desde Caracas el analista y columnista David Morán.

 

 

Le sigue el billete de máxima denominación de Liberia, que equivale actualmente a unos $1.08, y el de Guinea que puede ser cambiado por otros $1.40, explicó Morán.

 

 

Y los 15 centavos por el billete de 100 bolívares -calculados a la tasa de cambio en el mercado paralelo del viernes de 670 por dólar- son insuficientes para comprar un cachito[pequeño croissant relleno de jamón] en Venezuela.

 

“Son suficientes para comprar un lápiz o dos periódicos en el quiosco o quizás un litro de aceite si lo consigues a precio regulado, pero no para mucho más”, añadió Morán.

 

 

Esa es una de las razones por las que la mayor parte de las personas busca deshacerse de ellos.

 

 

Nadie quiere bolívares
La acelerada tasa de inflación aunada a la precipitada pérdida de valor del bolívar frente al dólar, divisa que duplica su valor frente a la moneda venezolana cada tres meses, está generando un curioso efecto dentro de la nación sudamericana: la pérdida de interés en acumular dinero, al menos el dinero venezolano.

 

 

“Hoy la gente no ahorra en Venezuela, nadie se queda con un bolívar en la mano, porque sabe que si lo guarda va a perder valor”, comentó Morán. “Eso se debe a que la moneda en Venezuela ha perdido sus dos funciones básicas, la primera, de servir como medio de pago y, segundo, la de servir como instrumento para preservar el valor

 

”.

La pérdida de esas características es clásica del terrible fenómeno de la hiperinflación.

 

 

“La economía venezolana está montada sobre una montaña rusa, está sufriendo los efectos de lo que yo llamo vértigo hiperinflacionario, que es una condición donde los consumidores y el comerciante pierden el sentido de posición, el sentido de equilibrio, no sabe dónde está, con el resultado final de que se pierde la confianza en el signo monetario y la gente no sabe qué hacer con el dinero, no quiere quedarse con él, y sale a comprar cualquier cosa”, explicó el economista Alexander Guerrero, presidente de la firma TecnoEconomica en Atlanta..

 

 

“Es por eso que la gente sale y compra lo que hay. Sale y compra mermelada de naranja incluso cuando no le gusta y aunque no la necesite. Lo hace porque prefiere tener ese frasco en la mano que un fajo de billetes”, añadió Guerrero.

 

 

Y algunas familias están acumulando productos como instrumento para preservar riqueza en el marco de la creciente escasez de productos por la que atraviesa el país, aseveró Morán.

 

 

“La gente prefiere tener en la mano un kilo de harina pan [harina de maíz precocida], para cambiarlo por medio kilo de café, para a su vez poder cambiarlo por un pote de leche”, explicó Morán.

 

 

“El atesoramiento lo están haciendo las familias acumulando productos en vez de guardar monedas, porque llegó a la conclusión de que la moneda no sirve para preservar el valor”, añadió.

 

 

Según la mayoría de los economistas que siguen a Venezuela, la tasa de inflación del país, que ya es la más alta del mundo, está por dar un salto aún mayor este año y podría ubicarse entre 200 y 300 por ciento.

 

 

Pero ese dato se refiere al comportamiento del Indice de Precios al Consumidor, que no toma en cuenta el efecto de la escasez. Según los cálculos elaborados por Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, que considera las distorsiones internas provocadas por el control estatal y la devaluación, la inflación anualizada de Venezuela supera el 600 por ciento.

 

Dificultad de operaciones
La pérdida de valor de la moneda venezolana también está dificultando el uso de los billetes en la calle.

 

 

La mayoría de los venezolanos realizan sus transacciones con tarjetas de crédito o de débito para no tener que portar grandes fajos de billetes en un país que ya es considerado como uno de los más peligrosos del mundo.

 

 

Pero muchas de las transacciones simplemente tienen que ser realizadas en efectivo, como la compra de alimentos en los mercados informales de la calle, donde un kilo de leche en polvo cuesta entre 700 y 1,200 bolívares.

 

 

Para los comerciantes, la acumulación de billetes también es un problema.

 

 

“El costo del manejo del efectivo es enorme, los locales que antes necesitaban los servicios de un camión blindado para transportar el efectivo al banco ahora necesitan cuatro o cinco para mover ese dinero”, explicó Morán.

 

 

Aun así, hasta el momento el régimen de Nicolás Maduro ha dado pocas señales de que esté dispuesto a emitir un billete de mayor denominación.

 

 

Esa renuencia, que algunos atribuyen a la insistencia del gobierno de seguir ocultando los graves problemas de la economía, es en realidad una decisión muy costosa dada a la acelerada velocidad con que los billetes cambian de manos entre personas que no los quieren, comentó Guerrero.

 

 

“Bajo fenómenos de hiperinflación, la moneda circula a gran velocidad, es una de las características, y por eso los billetes se rompen muy rápido y deben ser repuestos constantemente a un gran costo”.

 

 

Y el costo del remplazo sumado al bajo valor de los billetes está produciendo otro fenómeno muy curioso.

 

 

“El costo de reposición de esos billetes -que incluye el del papel especial, el del cintillo de seguridad que debe ser importado y la tinta- hace que termine siendo más alto reproducirlos que el valor estampados en ellos”, explicó Guerrero.

 

 

Es decir que en Venezuela el valor de los billetes es menor que el costo del papel en que están impresos, incluso el de 100 bolívares, cuando se toma en cuenta que debes remplazarlo dos o tres veces para que siga circulando, añadió.

 

 

 

Fuente: El Nuevo Herald

 Antonio María Delgado 

@DelgadoAntonioM

 

 

 

Una insoportable presencia

Posted on: julio 25th, 2015 by Laura Espinoza No Comments

Detrás del gran plan del gobierno para tratar inútilmente de frenar la desbandada socialista en los sectores populares, está la ofensiva contra los candidatos y políticos de oposición acusándolos de cualquier disparate que les pasa por la cabeza, que no por el cerebro, pues los bolivarianos han dado muestra de carecer de esa parte del ser humano. De allí que necesiten de alguien que piense por ellos y, por la misma razón, les parece de lo más normal que su cerebro se active en una isla lejos de Venezuela, en el mar de la felicidad donde un delirante cargado de años y de crímenes contra la humanidad consume el tiempo que le queda de maldad.

 

 

Del presidente Richard Nixon se decía que su cerebro caminaba tres pasos más atrás, valga decir, el señor Kisinger, el artífice del acercamiento entre Estados Unidos y la República Popular China presidida por Mao Tse Tung, máximo e inextinguible líder y timonel de la revolución. En esto de “jalar bolas” a sus líderes los comunistas se ganan todos los trofeos. Aquí, por mucho que quieran, no logran que Nicolás aparezca como el líder insustituible sino como el líder insoportable.

 

 
Por ello le aconsejan que “a falta de ideas buenos son los insultos”, que además por ser fáciles se los puede aprender de memoria sin que se le trabe la lengua y provoque risas. Pero de tanto repetir las mismas frases ya le está pasando como muerto en funeraria, es decir, que al pasar de las horas el cadáver comienza a descomponerse y hiede tanto que provoca la repulsa y la estampida de los deudos y amigos del occiso. Dicen por allí que Nicolás está cada día más solo que astronauta en el espacio, que a su lado cada día las gallinas cantan como gallos. Decreto que aprueban, decreto que tres días más tarde lo echan para atrás.

 

 

Lo cierto es que Nicolás, como el santo navideño, reparte y repite insultos sin ton ni son. Un día llama a los opositores contrabandistas, usureros o especuladores como si en la MUD se dedicaran a mercadear alimentos o si María Corina Machado o Leopoldo López fueran gerentes de Mercal. Lo mismo pasa con los alcaldes y diputados acusados de ser integrantes de un plan magnicida dirigido desde la Casa Blanca, a espaldas de Obama porque ahora es “dilecto amigo” desde que los hermanos Castro se bajaron los pantalones.

 

 

En este sancocho de mentiras no quedan por fuera los editores y periodistas con Miguel Henrique Otero en primera fila, a quien le han acusado de vender armas, ser el enlace con los supuestos paramilitares que pernoctan en Venezuela (que, como bien dijo una mujer a la que la policía rojita le destrozó el rancho: “Nuestro único delito es ser pobre y haber nacido en Colombia”), y si ello fuera poco se le vincula a una trama golpista y magnicida.

 

 

Falta que lo relacionen con la construcción del túnel por donde se escapó el narcotraficante mexicano el Chapo o que desde El Nacionaldirige la campaña para diputado del Pollo Carvajal. Desde Miraflores construyen paso a paso el expediente para acusarlo. Nada menos.

 

Editorial de El Nacional

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