El plan nuclear de Teherán.Ashton Carter llega hoy a Jerusalén. Ofrecerá más ayuda militar. El premier Netanyahu rechaza el pacto nuclear con Teherán. El secretario de Defensa también hablará con los reyes saudita y jordano.
Barack Obama busca todas las opciones para consolidar el histórico acuerdo que la semana pasada selló con Teherán y otras cinco potencias europeas sobre el plan nuclear iraní. Ayer, el líder de la Casa Blanca envió de urgencia a Oriente Medio al jefe del Pentágono, Ashton Carter, con la idea de aplacar las aprehensiones de Israel sobre el pacto y, de paso, contener además a los recelosos Arabia Saudita y Jordania, sus otros aliados en la región. La prenda a cambio del apoyo sería incrementar los compromisos de mayor ayuda militar estadounidense.
“El secretario de Defensa trabajará con Israel para explorar soluciones a los más críticos desafíos, contrarrestar las actividades desestabilizadoras de Irán y prevenir ataques terroristas”, explicó el Pentágono en un comunicado previo al viaje, que se inició anoche. Carter lleva bajo el brazo posibles aumentos de ayuda militar, aunque Netanyahu no desea dialogar públicamente ahora al respecto con Washington ya que sería interpretado como su aceptación del acuerdo.
El presupuesto de Defensa de Israel se alimenta en una parte importante de los fondos estadounidenses. Los más de US$ 3.000 millones anuales de ayuda militar han sido vitales para construir el famoso “Iron Dome” (Cúpula de Hierro), un conjunto de radares y baterías antiaéreas que han conseguido interceptar la gran mayoría de cohetes potencialmente mortales lanzados por Hamás desde la franja de Gaza. Pero Israel lleva años pidiendo a Estados Unidos que aumente su aportación militar con un compromiso que ronde los 4.000 millones de dólares anuales y ésta podría ser la oportunidad ideal, vista la predisposición de la Casa Blanca. Además, para tranquilizar a los “halcones” israelíes y estadounidenses ante un Irán liberado de las sanciones económicas, Estados Unidos podría acelerar el proceso para vender bombas anti–búnker y ampliar el compromiso de venta de cazas invisibles a los radares F-35 a Israel.
El martes, Obama llamó a Netanyahu para ofrecerle ayuda militar “ofensiva y defensiva”, pero, según fuentes del gobierno estadounidense que hablaron con el diario israelí Haaretz, el primer ministro no ofreció respuesta por el momento. Tanto Netanyahu como el AIPAC (Comité de Asuntos Públicos de EE.UU. e Israel), el mayor grupo de presión israelí en Washington, están aún trabajando públicamente y en privado para que en los próximos dos meses el Congreso obtenga la mayoría de dos tercios necesarias para frenar el acuerdo con Irán, algo que parece poco probable a no ser que se dé una rebelión demócrata. Ese parece ser, por ahora, el primer objetivo del líder israelí, quien el miércoles escuchó al canciller británico, Philip Hammond, en una incómoda rueda de prensa conjunta, que Israel debe “implicarse de una manera pragmática en la nueva realidad sobre el terreno en Oriente Medio para beneficio de todos”.
Ayer, en su primera declaración tras el encuentro de gabinete del domingo, Netanyahu afirmó que “las enormes concesiones” a Irán no cambiarán su política. Fue al comentar al contundente discurso del sábado del líder supremo de Irán, el ayatolá Jamenei, quien afirmó que su país “continuará apoyando su lucha contra EE.UU. y sus aliados” en medios de cánticos de “Muerte a Israel”.
“Si alguien pensaba que las enormes concesiones a Irán traerían algún cambio en su política, este fin de semana ha recibido una respuesta abrumadora en el agresivo y desafiante discurso del gobernante de Irán, Jamenei”, dijo Netanyahu. Las palabras del ayatolá refuerzan la opinión de los israelíes contrarios al acuerdo y sirven de “munición” en la campaña de Netanyahu.
Con una visión diferente, Arabia Saudita –el mayor rival iraní en el orbe musulmán– y Jordania dieron la bienvenida al pacto con Teherán. El jefe del Pentágono reafirmará a ambas monarquías que el acuerdo no cambia desconfianza de EE.UU. hacia Irán y no modificará su compromiso militar con sus aliados.
El Departamento de Estado informó ayer domingo que ya había entregado el acuerdo al Congreso, que iniciará hoy su período de revisión de 60 días
Fuentes: Agencias y Clarín.
