La distorsión económica creada por el Gobierno nacional, signada por la escasez y la creciente espiral inflacionaria, obliga a los planteles privados a elevar sus matrículas a más de ciento por ciento en un consenso que los padres suscriben a pie juntillas, conscientes del valor de la educación de sus hijos y de la necesidad de dignificar el proceso educativo que sobrevive en estas instituciones.
El nuevo año escolar 2015-2016 vislumbra un panorama económico difícil tanto para padres y representantes como para las instituciones y sus docentes. Mientras se cocina una nueva convención colectiva para los maestros de la educación pública, los colegios privados hacen aproximaciones que han fijado aumentos de mensualidades de hasta más del 100 por ciento para reivindicar a sus empleados y poder mantener sus estructuras.
Así lo explica la profesora Nancy Gómez, presidenta de la Asociación Nacional de Institutos Educativos Privados (Andiep) y directora del Colegio Los Próceres de Puerto Ordaz, quien detalla que mientras el año pasado los incrementos rozaban el 30 o 40 por ciento, este año “el golpe al bolsillo” es mucho mayor, como también son los costos operativos de las escuelas.
Según Gómez, a nivel nacional el pago de nómina de maestros y trabajadores consume entre el 70 y 80 por ciento de los gastos ordinarios de un colegio, “y lo demás son otros gastos, donde el segundo rubro más alto es el mantenimiento (…) pero este año se está dando que el mantenimiento es casi tan alto como la nómina”.
Sueldo mínimo al acecho
Los tres aumentos del sueldo mínimo este año, el primero en febrero (Bs. 5.622,48), en mayo el segundo (Bs. 6.746,98) y el tercero en julio (Bs. 7.421,68) hacen que el sostenimiento de los honorarios profesionales sean una carga dura para las instituciones.
“Los colegios hasta ahora eran económicos porque lo más alto es la nómina y los sueldos estaban en la orden de los 6 mil bolívares hasta principios de año”, recordó Nancy Gómez. El abrupto incremento obliga a las instituciones a subir los sueldos “entre 15 y 17 mil bolívares (…) no podemos seguir solapando con los salarios mínimos el sueldo de los docentes, ellos son la materia prima de una escuela”.
De ahí el aumento de 100 a 112 por ciento consensuado entre directivos y padres y representantes en varias instituciones privadas, obedeciendo esto con la estructura de costos de cada escuela en particular para el nuevo año escolar.
Otros colegios, como el Loyola (a nivel nacional), esperarán la discusión del contrato colectivo de los docentes de la educación pública “para tomarlo como base en nuestra estructura de costos. Haremos nuestras reinscripciones con el monto actual”. Esto anunció la rectora de la institución, Aída Astudillo.
Cabe recordar que gremios como la Federación Venezolana de Maestros (FVM) han solicitado al Ejecutivo nacional que el aumento sea de cinco salarios mínimos, equivalente a Bs. 37.105 (con el sueldo actual). La presidenta de Andiep informó que, de forma extraoficial, se maneja una remuneración de dos salarios mínimos y medio, equivalente a Bs. 18.552. Todo esto sin contar las bonificaciones o fideicomisos que devengan los trabajadores.
Escasez enemiga
La profunda escasez de productos básicos, sobre todo en 2015, afecta el funcionamiento y los costos operativos de un colegio. Gómez destaca el ejemplo del papel higiénico, rubro regulado por el Estado y cuya venta está restringida, en la mayoría de los comercios, por número de cédula.
“Le compras a los proveedores y están limitados porque todo el papel se lo llevó CVG o la Gobernación”, y ahí comienzan los malabares para conseguir las 24 bobinas de papel semanales que consume un colegio como Los Próceres, con una matrícula de 1.200 alumnos y 100 empleados.
Los costos de papelería también aumentan sin cesar. La resma de papel bond tamaño carta que el año pasado costaba 500 bolívares hoy se ubica en 2.800, sin poder predecir a cuánto estará en el mes de septiembre al inicio de clases.
Los gastos de mantenimiento eléctrico, de plomería, pintura, impermeabilización, jardinería, reparación y sustitución de equipos informáticos, además del pago de servicios básicos, se suman a la larga lista de gastos que se avistan impagables. “A veces hasta el gas de los aires acondicionados hay que pagarlo a precio del mercado negro y sin factura, porque no se consigue”.
“Estamos muy preocupados, es más, ni siquiera sabemos si con los precios que estamos poniendo ahorita podremos aguantar el año escolar completo”, expresa Gómez, indicando que Los Próceres realizó un estudio económico basado en aumentos del 110 por ciento “cuando la inflación está en este mes en 167 por ciento”, según estimaciones económicas.
“¿Crees que podamos aguantar hasta agosto de 2016?”. Esta es la pregunta generalizada de todos los ciudadanos mientras el Banco Central de Venezuela sigue ocultando las cifras reales de la inflación que cada mes se traga más sueldos, y servicios como la educación privada deben subir sus costos en más del 100 por ciento para mantener su calidad.
Correo del Caroní