Los ‘wearables’ deportivos tienen el potencial de cambiar para siempre el deporte de élite
El deporte cuantificado, aquel que practicamos con la ayuda de dispositivos electrónicos y que huye de los gimnasios para refugiarse en el móvil, se ha convertido en uno de los grandes triunfos de la industria tecnológica.
Según un estudio de la consultora IDC, especializada en mercados de futuro, solo en el año 2014 se vendieron en el mundo más de 19 millones de Fitness Trackers. Para 2018 se espera que esta cifra se eleve hasta los 118 millones, abriendo un mercado que no solo se reduce a los usuarios recreativos sino que ha alcanzado ya a los deportistas profesionales.
El sueño de los deportistas de élite sería conocer cómo se encuentran en cada momento: saber si están nerviosos cuando van a lanzar un penalti o cómo de rápido han corrido los 100 metros lisos. En definitiva, no dejar al azar o la intuición el resultado de una competición.
En España, la empresa First V1sion es la primera startup que ha dado respuesta a esta necesidad con la creación de una camiseta inteligente que, además de llevar una cámara incorporada, cuenta con sensores biométricos que registran información al instante.
“Nuestro objetivo es meter al espectador en la piel del deportista. Del mismo modo que los seguidores de la Fórmula 1 disfrutan de la carrera desde el punto de vista del piloto, otros deportes como el fútbol o el boxeo pueden vivirse también de cerca si se usa esta tecnología”, asegura José Idelfonso, CEO de First V1sion que acaba de firmar un acuerdo con la Euroliga de baloncesto.
Pero para expertos como Xavi Esteve, responsable del clúster de industria deportiva Indescat, la incorporación de los wearables en competiciones oficiales es todavía una utopía, sobre todo porque las confederaciones europeas suelen ser conservadoras en la aplicación de nuevas técnicas: “España es muy diferente a lugares como EE UU en los que la incorporación de la tecnología a los eventos deportivos profesionales suele ser muy rápida. Ha habido algunos intentos, como dejar que los entrenadores de fútbol utilizaran un audífono con sus jugadores, pero fueron rápidamente eliminados”.
A la dificultad de encontrar espacio en las grandes competiciones se une además, según Esteve, el desafío de analizar una cantidad ingente de información que no siempre tiene una finalidad definida. “El problema reside en que muchas veces los wearables deportivos acumulan datos sin un propósito claro, lo que acaba desmotivando al usuario. Es decir, no es lo mismo contar nuestras calorías si lo que queremos es adelgazar, cuidar de nuestra salud o mejorar nuestro rendimiento y por eso hay que dotar a la tecnología de una nueva capa de inteligencia”.
Moov / Fitness tracker acuático
Dotado de una tecnología 3D que le permite analizar nuestro movimiento, Moov actúa como un entrenador personal que utiliza Siri (el asistente digital de iOS) para corregir nuestra posición y mejorar nuestro rendimiento. En el agua, es capaz de contar nuestras brazadas, descansos, medir nuestra velocidad, el tiempo de giro y hasta nos permite entrenar como campeones olímpicos. Cuenta con apps para boxeo, ejercicios de estiramiento y en un futuro ofrecerá las opciones de yoga, levantamiento de pesas y golf. Es cómodo y se puede colocar en cualquier parte del cuerpo.
Precio: 72 euros (gastos de envío incluidos).
Batería: 8 horas de vida activa.
Profundidad: 10 metros (no apto para aguas abiertas).
Misfit-Shine / Para la actividad diaria
Para personas que quieren medir su actividad diaria y controlar su sueño, Shine es un dispositivo práctico que ofrece información básica mientras caminamos, corremos o nadamos. Es sumergible a 50 metros, lo que significa que podemos llevarlo mientras buceamos, y funciona con baterías intercambiables. Su fuerte, una exclusiva con Swarovski que permite camuflar el dispositivo dentro de una joya y que lo ha convertido en el wearable preferido de las fashionistas.
Precio: 99,95 euros.
Batería: 6 meses de duración.
Profundidad: 10 metros.
Tom-Tom GPS Cardio Runner / Para correr al aire libre
Uno de los relojes para corredores más completos del mercado. Su gran diferencia es que posee un monitor cardiaco incorporado. Aunque su diseño es demasiado deportivo, y su interfaz sigue siendo en blanco y negro, ofrece información inmediata de nuestro ritmo, altitud, distancia y localización. Permite además registrar nuestras rutas y guardar hasta 27 horas de ejercicio. Por último, establece mapas cardiacos para mejorar nuestro rendimiento.
Precio: 269,99 euros.
Batería: 8 horas usando el GPS y el sensor cardiaco.
Profundidad: 50 metros.
Garmin Vivoactive / Tracker smartwatch
La última creación de Garmin está pensada para ejercitar hasta cuatro deportes diferentes (natación, montañismo, ciclismo y golf) y permite recibir notificaciones de Whatsapp, Facebook o email. Son cuatro relojes deportivos y un smartwatch y eso pesa en su precio. Aunque sus extras, como el GPS que da información real de nuestro resultado, o los 38.000 cursos de golf, merecen la pena. Con el GPS activado la batería dura 10 horas.
Precio: 275,43 euros.
Batería: 3 semanas como smartwatch, 10 horas como Fitness Tracker.
Profundidad: 50 metros.
Fuente: El País