Foto: EFE
Policías con escudos antidisturbios lanzaron cartuchos de humo y bolas de pimienta el martes por la noche contra unos 200 manifestantes al entrar en vigor el toque queda impuesto en Baltimore después de que la ciudad fuera escenario del peor brote de disturbios desde 1968.
Los manifestantes arrojaron botellas contra el contingente policial, recogieron los cartuchos de humo y los lanzaron de nuevo contra los agentes. El número de inconformes se redujo a varias decenas en unos minutos, destacó la agencia AP.
El enfrentamiento ocurrió un día después de que Baltimore registrara una relativa calma en medio de una alta tensión, porque miles de efectivos policiales y de la Guardia Nacional fueron desplegados para impedir otra noche de disturbios como la que vivió el lunes la ciudad.
El comisario de la policía de la ciudad, Anthony Batts, dijo en una conferencia de prensa poco antes de la medianoche del martes el toque de queda impuesto en la ciudad parece estar funcionando.
Desde 1968
Solo 10 personas fueron arrestadas tras la aplicación de la norma por emergencia, que regirá de las 10 de la noche a las a 5 de la mañana, explicó el responsable policial, agregando que siete de ellos violaron la medida, dos personas detenidas por saqueos y una más por alteración del orden público.
Fue la primera vez desde el asesinato del reverendo Martin Luther King Jr., ocurrido en 1968, en que la Guardia Nacional fue desplegada en Baltimore para impedir desórdenes civiles.
Los hechos de violencia ocurridos el lunes y que tuvieron fuertes tintes raciales se debieron al caso de Freddie Gray, un hombre negro de 25 años que murió de lesiones sufridas en la espina dorsal en circunstancias misteriosas cuando lo tenía detenido la policía.
Ni violencia ni robos
El gobernador de Maryland, Larry Hogan, dijo que 2.000 efectivos de la Guardia Nacional y mil policías vigilarían la ciudad durante la noche.
«Estas fuerzas combinadas no tolerarán la violencia ni los robos», advirtió el gobernador Larry Hogan.
En un reflejo de la tensión que vive la ciudad, todas las escuelas públicas fueron cerradas y los Orioles de Baltimore pospusieron su duelo del martes por la noche en Camden Yards y, en un hecho que sería histórico en los 145 años de existencia del béisbol, anunciaron que el partido del miércoles se disputaría a puerta cerrada.
Las calles estuvieron en calma prácticamente durante el día y al entrar la noche, con algunos arrestos aislados.
Unos 15 minutos después de las 10 de la noche, cuando entró en vigor el toque de queda, la policía avanzó hacia los manifestantes que permanecían en la calle en la sección Penn North de la ciudad, donde fue saqueada una farmacia CVS.
Los agentes, provistos con cascos, avanzaron hombro con hombro contra los manifestantes en un intento de hacerlos retroceder.
Algunos inconformes permanecieron en la calle o lanzaron botellas contra los agentes. Después la policía recurrió a cartuchos de humo y bolas de pimienta.
Más o menos a la misma hora y en un vecindario distinto, la policía dijo por Twitter que efectuaron arrestos en el sur de Baltimore porque personas atacaron a los agentes con piedras y ladrillos. Al menos un agente resultó herido.
Situaciones difíciles
Los robos, incendios y agresiones contra la policía con botellas y piedras estallaron el lunes unas horas después del sepelio de Freddie Gray.
Los actos de violencia en Baltimore han sido los más graves en Estados Unidos desde que comenzó el descontento el año pasado por la muerte de Michael Brown, un negro de 18 años desarmado al que baleó un agente blanco en Ferguson, Missouri.
Dirigentes políticos y habitantes dijeron que la violencia era una tragedia para la ciudad y lamentaron los daños que han causado los agitadores a sus propios vecindarios.
«Están destruyendo a la misma comunidad de la que dicen preocuparse. No se pueden las dos cosas», dijo la alcaldesa, Stephanie Rawlings-Blake.
El comisario de la policía de Baltimore, Anthony Batts, dijo: «Se me acercaron policías a decirme, `Nací y crecí en esta ciudad. Esto me provoca ganas de llorar»‘.
Sin embargo, los disturbios suscitaron cierto orgullo cívico y responsabilidad en muchos habitantes de Baltimore, donde cientos de voluntarios salieron a barrer las calles y recoger los vidrios y otros desechos en bolsas para basura donadas por ferreterías.
Blanca Tapahuasco trajo a sus tres hijos, de entre 2 y 8 años de edad, desde otra parte de la ciudad para participar en la retirada de ladrillos y pavimento de la parte central de una farmacia CVS saqueada en el barrio donde Gray fue arrestado. La zona fue una de las más afectadas por la violencia.
«Estamos ayudando a que el vecindario se recupere», comentó. «Esto es una señal de aliento para que sepan que el resto de la ciudad no solo está viendo y preguntándose qué hacer».
El gerente de la farmacia CVS, Haywood McMorris, dijo que tal destrucción no tiene sentido: «Aquí trabajamos. Estamos aquí, aquí es donde la gente consigue sus ingresos para vivir».
Durante todo el día, la policía enfrentó rumores de que agitadores se reunían en diversos lugares dentro y en los alrededores de la ciudad.
Al caer la tarde-noche, la policía equipada con escudos antimotines se colocó en formación a lo largo de West North Avenue y vigilaba de cerca una multitud de unas 1.000 personas que proferían gritos a coro en la esquina donde sucedieron algunos de los hechos más violentos la noche anterior. La concentración parecía un festival callejero ya que algunos músicos tocaban en un cruce.
Por su parte, centenares de manifestantes marcharon por las calles rumbo al centro de Baltimore a medida que se acercaba la hora del inicio del toque de queda.
Jascy Jones dijo que «la inquietaba bastante» la sola vista de la Guardia Nacional en las calles de su ciudad.
«Me brotaron las lágrimas. Cuando la veo no se siente como la ciudad a la que amo», dijo. «Estoy contenta que estén aquí, pero es difícil verla».
En la Casa Blanca, el presidente Barack Obama describió las muertes de varios hombres negros a manos de la policía en diversas partes del país como «una crisis de lento desarrollo». Pero agregó que «no hay excusa» para la violencia en Baltimore y dijo que los agitadores deben ser tratados como delincuentes.
«No están protestando. No están enviando un mensaje. Están Robando», subrayó Obama.
Balance y hechos violentos
Al menos 20 policías resultaron heridos en los disturbios del lunes y una persona sufrió lesiones graves en un incendio, en tanto que más de 200 adultos y 34 jóvenes fueron arrestados, y casi 150 autos incendiados, de acuerdo con la policía. El gobernador no tenía de inmediato un cálculo en dinero sobre los daños.
Ante la posibilidad de más problemas en la ciudad, varias escuelas de educación superior cerraron más temprano el martes, como la Universidad Loyola, la Universidad de Maryland, la Universidad Johns Hopkins y la Universidad Towson.
En una reflexión sobre la violencia, líderes comunitarios y otros dejaron entrever que la agitación rebasaba un problema de racismo o el proceder policial, es un reflejo del elevado desempleo, la alta tasa de delincuencia, la mala situación de la vivienda, escuelas en mal estado y la falta de oportunidades en los vecindarios marginales de Baltimore.
De los 622.000 habitantes de Baltimore, el 63% son negros. La alcaldesa, el procurador de justicia estatal, el jefe de policía y el presidente del ayuntamiento, así como el 48% de la fuerza policial también son afroamericanos.
Fuente: El Universal